«Quizá estemos dejando de lado la prevención, que solo se consigue a través de una educación sexual de calidad», reflexionan desde la asociación gijonesa
«Bloquea la violencia machista», ha sido el lema promovido para este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el que la lucha feminista lanza un mensaje a la cara más joven de la sociedad, ya que el término “bloquear” busca trasladar el discurso hasta las redes sociales. Las posibles dinámicas de acoso y control llevadas a cabo a través de estas ocupan ahora el foco de preocupación por la relación directa que guardan con el aumento en los casos de abuso, agresiones y violencia entre víctimas jóvenes o adolescentes. El terreno de lo digital supone uno de los ámbitos de actuación más esenciales para la asociación Mil Voces Violeta. La lucha contra la violencia para la entidad gijonesa se ha extendido desde los Puntos Lila establecidos a pie de calle a las stories y publicaciones de su cuenta de Instagram, desde donde intentan acompañar a las mujeres que les escriben solicitando asesoramiento. De ello habla Paloma Navarro Coello, su actual presidenta, junto a miGijón.
– Una de las principales actuaciones llevadas a cabo por la entidad son los Puntos Lila que se establecen durante todo el verano en las distintas fiestas de Gijón, además de otros concejos. ¿Con qué casos se han encontrado en primera línea del ocio nocturno?
Por suerte nunca hemos vivido la situación de tener que atender a alguien que hubiese sufrido una agresión in situ, una agresión que entendamos como violencia sexual. Se nos acercan muchas veces muchas chicas que acaban de sufrir tocamientos o increpaciones con insultos, acoso o acoso reiterado… Un ejemplo muy habitual: “Estábamos mis amigas y yo en grupo cuando se han acercado a nosotras unos chicos y no nos dejaban en paz”. Pero las agresiones físicas no son habituales en los espacios públicos porque se producen en momentos de mayor intimidad, con una persona que ya has conocido. Por nuestra parte, en ese otro tipo de situaciones, aquellas personas que lo necesiten pueden estar en el punto todo el tiempo que quieran, podemos dar aviso a la policía que se encuentre en ese momento trabajando en el evento y en definitiva, pueden relajarse un rato en nuestra compañía, porque a veces lo único que necesitan es que se les pase el mal trago, pueden acudir a nosotras bastante alteradas.
– ¿Y en redes sociales? Tienen una cuenta de Instagram muy activa y parece bastante orientada a captar a una audiencia joven, mensajes de cosas virales, visuales muy cuidados…
Sí que recibimos otros tipos de consulta en redes. Estos ya son casos que sí sufren violencia de género doméstica o han sufrido agresión sexual, aunque también nos pidan ayuda mujeres que están experimentando acoso por las propias redes. Una persona que no deje de hablarles y ya no sepan qué más hacer, mismamente. En los primeros ejemplos, acuden a nosotras en busca de asesoramiento, ya que si quisiesen denunciar, acudirían directamente a la Policía u otras entidades. Nosotras realmente somos como una amiga o intentamos ejercer ese rol de escucha, de atención, de acompañamiento personalmente si lo necesitan. Ponemos a su servicio los recursos que cada persona necesite, quizá alguien solo busque asesorarse sobre qué hacer o busque recibir tratamiento psicológico. O quizá otras solo necesitaban compartir el trauma. Para casi todas estas cuestiones ejercemos un servicio de derivación con el que les remitimos al Centro Crisis para Víctimas de Agresiones Sexuales del Principado, que está disponible las 24 horas del día. Este tipo de atención siempre la solicitan chicas jóvenes, en torno a la veintena y en un rango de entre 16 y 35 años.
– Algunos mensajes institucionales que animan a denunciar parecen llevar a la conclusión de que la denuncia lo solucionará todo. ¿Qué posición mantiene al respecto?
Siempre nos preguntan: “¿Y las chicas denuncian?” Pues es que a veces sí y a veces no. A veces se le pone demasiado peso al hecho de denunciar. Es una cosa importante y muy necesaria, pero no se puede responsabilizar a las víctimas por decidir hacerlo o no. De hecho, una denuncia no hace que la víctima supere el trauma, en algunos casos ocurre todo lo contrario. Por desgracia, el mejor sistema que hemos desarrollado socialmente para tratar este tipo de casos pasa por forzar a la víctima a revivir constantemente la experiencia traumática vivida. Se lo tienes que contar al perito, al abogado, a la policía, al médico… Es una constante repetición. Y cuando nos contactan, en muchos casos, estas mujeres buscan más bien que las ayudemos con la parte de asesoramiento psicológico. Por eso al final no es tan esencial llevar a cabo todo el proceso judicial hasta las últimas consecuencias, sino encontrar la manera de recuperar tu vida después de haber vivido eso e intentar superarlo.
– ¿Qué efectos observan que tiene mantener esa labor de visibilización a través de Internet y no solo en momentos puntuales a pie de calle?
Vemos efectos clarísimos. Cuando salen campañas de concienciación, anuncios del Ministerio de Igualdad, reformas legales, o cuando nosotras estamos publicando más contenido… Son momentos en los que muchas personas se animan a denunciar o a buscar más apoyo en cauces como el nuestro. Se ve de forma evidente que concienciar sobre estas cosas de verdad funciona, o dedicar días como este a condenar los actos de violencia.
– El Centro Asesor de la Mujer de Gijón revelaba que en lo que va de año se han duplicado el número de llamadas para la atención a víctimas con respecto al año pasado. ¿Qué radiografía pueden hacer ahora mismo desde la asociación sobre los avances contra la violencia machista en la ciudad y en la región?
No negaremos el avance social experimentado estos años, quiero creer que es así a grandes rasgos para toda la sociedad asturiana, pero considera que el logro más sustancias está en el papel y en las leyes. Vemos que tenemos más recursos, teléfonos y centros de atención, servicios como acompañamiento psicológico, asesoramiento legal, o incluso la creación de la Unidad especializada de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. Lo que sí creo que quizá estemos dejando de lado es la prevención, que solo se consigue a través del sistema educativo, para asegurarnos de llegar a concienciar en aquellos lugares adonde no llegan las familias en muchos casos.
– ¿Cómo se pueden incentivar mejoras en el ámbito educativo y el fomento a la prevención?
Para empezar es importante que, como ocurre en nuestro caso con las charlas y talleres que impartimos en en los centros que nos lo solicitan, no se ponga trabas en los centros educativos para hablar de consentimiento, educación sexual o cuestiones similares. Vemos niños que se crían consumiendo pornografía desde edades muy tempranas y como no cuentan con más referencias en lo relativo a la sexualidad, piensan que lo que ven es lo normal, por eso nos estamos encontrando con casos adolescentes de maltrato o agresiones sexuales a menores muy graves. Las familias tampoco tienen por qué tener las herramientas suficientes como para poder explicar esto de forma adecuada a sus hijos, pero si entran en las instituciones formaciones que hablan de la educación sexual como forma de “adoctrinamiento” en los centros y defienden medidas como el pin parental, lo que quieren es que se confíe este aprendizaje única y exclusivamente al ámbito familiar.