Mónica Álvarez: “Todo empezó con mis propios libros y con la idea de que Ceceda también debía tener su biblioteca”
En el corazón de Ceceda (Nava), la antigua sacristía de su iglesia se ha transformado en un espacio lleno de vida, letras y comunidad. Allí se levanta la Biblioteca de Ceceda, un proyecto impulsado por Mónica Álvarez, que encontró en los libros una forma de revitalizar el pueblo y unir a sus vecinos. La iniciativa, que nació a partir de una colección personal, se hizo realidad gracias a la colaboración de la Asociación Ceceda Pueblo Astur y al esfuerzo voluntario de numerosos vecinos y vecinas.
En su conversación con Canal Prestoso, de Caja Rural de Asturias, Mónica recuerda cómo germinó la idea: “Vine a vivir aquí en 2016. Siempre había acumulado muchos libros y los iba donando… hasta que pensé: ¿por qué voy a darlos si en Ceceda no hay biblioteca?”. A partir de esa reflexión, comenzó a reunir volúmenes propios y donaciones. “Era recién llegada y no me conocía nadie, pero alguien me habló de don Diego Riesco, antiguo párroco del pueblo, que había dejado su colección de libros para los vecinos”, explica.
Aquella donación fue el punto de partida. Alfonso, vecino del pueblo, conservaba los libros del sacerdote —muchos aún sin abrir— y, con la ayuda del actual párroco, don Eduardo, la sacristía se convirtió en el lugar perfecto para acoger la nueva biblioteca. “Todo empezó con las estanterías y los libros de don Diego, y por eso lleva su nombre en un cartel junto a la puerta”, señala Mónica. La pandemia frenó el proyecto durante un tiempo, pero en 2021 el impulso vecinal lo reactivó con más fuerza. Los vecinos donaron más libros, la asociación local destinó fondos para comprar las estanterías, y fueron sobre todo los jóvenes del pueblo quienes ayudaron a montar el espacio: “Fue un trabajo muy colaborativo, de todo el pueblo”.
Hoy, la Biblioteca de Ceceda cuenta con cerca de tres mil libros, organizados por secciones: enciclopedias, temática asturiana, narrativa española, juvenil, infantil, narrativa extranjera, poesía, teatro y ciencias sociales, culminando en historia. Entre los títulos más leídos destacan las obras infantiles —muy demandadas en verano por los niños veraneantes—, la novela negra y policíaca, y los clásicos contemporáneos. “Cuanto más recientes, mejor, porque la gente que lee aquí, lee mucho”, comenta Mónica.
Los martes se celebra una tertulia de historia, en la que los vecinos intercambian libros y opiniones. “Entre los títulos que más recomiendo están La vida contada por un sapiens a un neandertal, de Arsuaga y Millás, Un árbol crece en Brooklyn, que me encanta, El camino de Delibes o las novelas de Juan Gómez-Jurado”, cuenta la bibliotecaria.
Más allá de los préstamos y las lecturas, la Biblioteca de Ceceda se ha convertido en un lugar de encuentro intergeneracional, un punto de cohesión que demuestra que la cultura también puede revitalizar los pueblos.