Los de Eduardo Fernández y Bernardina Pérez son los rostros tras el mostrador del estanco ubicado en el número veinte de Rufo García Rendueles, del que ha emanado la fortuna; no obstante, en tres años no es ni el primer premio que entregan… Ni el más cuantioso
En una jornada corriente, las vistas de las que disfrutan a diario Eduardo Fernández Sánchez y Bernardina Pérez Cernuda podrían iluminar el ánimo de cualquiera. Desde el veterano estanco que regentan, situado en el número veinte de la avenida Rufo García Rendueles, este matrimonio goza de una vista privilegia del Muro de San Lorenzo, de la amplia playa que lo conecta con la mar, del vasto y siempre cautivador Cantábrico… Sin embargo, este viernes esa usual alegría, la misma que imprime una sonrisa en los rostros de la pareja, se ha multiplicado, si cabe. Y nada menos que por 70.105,43. Esa cifra coincide hasta el último céntimo con el premio que su negocio, complementado desde hace tres años con un servicio de expedición de loterías, ha repartido tras tocar allí un segundo premio de la BonoLoto jugada ayer jueves. Es el montante más alto de un sorteo que, si bien no ha dejado ningún primer premio (aunque sí otro segundo en Astorga), ha bastado, y sobrado, para hacer de éste un cierre de semana difícil de olvidar.
«Te embarga tal alegría cuando te enteras, una felicidad tan grande…«, explica un sonriente Fernández, con un ojo puesto en su pequeña perra ‘Leia’ y acodado bajo el cartel que certifica la buena suerte de su local, que se apresuró a colocar en la pared principal nada más serle entregado por los representantes de Loterías y Apuestas del Estado. Tales emociones perviven a pesar que de que ni él, ni su mujer son noveles en estas lides… Ni se trata del premio más cuantioso de los han entregado. Y eso que la trayectoria de su establecimiento como despacho lotero (con la referencia 35.510, para más señas) es bastante breve. «Hemos tenido el estanco toda la vida, y mira que llevamos treinta años juntos, y veintiuno casados… En ese tiempo ya me habían propuesto varias veces coger lotería, pero no me atrevía», admite Fernández. Hasta que, hace ahora tres años, optaron por desterrar el temor y arriesgarse. «Vimos la oportunidad, lo consensuamos, nos lanzamos a la aventura… Y acertamos«, valora. Y vaya si acertaron…
Desde entonces, han repartido dos segundos premios del Niño (el primero, en 2022, fue su bautismo de fuego, y el logro más goloso por el momento, con 75.000 euros), dos primeros de la Lotería Nacional del sábado, otros dos primeros de la del jueves y un Gordo de la Primitiva. Todo ello, claro, aparte de un extenso rosario de premios menores. «Recordamos, sobre todo, aquel primer segundo del Niño…«, rememora Fernández. Por entonces, con el servicio de lotería recién estrenado, optaron por cerrar en Navidad, Año Nuevo y Reyes. Ese 6 de enero estaban cómodamente en su domicilio cuando, de pronto, «nos llamaron y nos dijeron que, por favor, bajásemos. Al llegar al local estaban los periodistas, las cámaras de televisión… Fue el mejor regalo de Reyes que pudo haber». Y no son palabras vacías… Tanto él como Pérez insisten en que, pese a lo que a menudo les preguntan, «lo último en lo que piensas es en que ese dinero no es para ti. Sólo te importa la alegría que repartes; sobre todo, cuando sabes que algunos de los que la consiguen la necesitaban«.
¿Qué le queda ahora por cumplir a este risueño matrimonio en el que, después de lo de ayer, aún más participantes en los sorteos depositarán sus esperanzas? Muchas cosas, por supuesto. Sueños, ambiciones, proyectos personales… Pero, en términos puramente loteros, hay un objetivo claro: el Gordo de Navidad. «Es el que nos falta, y este año nos cae. Fijo», vaticina Fernández. Y no sólo eso… «Será el Gordo… Y alguno más. Lo presiento«.