«Juan Muro de Zaro fue un pionero en el mundo del fútbol, creador de la primera escuela de fútbol de España con el Club Deportivo Ensidesa y precursor en la formación de futbolistas desde la base, modelo que inspiraría al Sporting»
El primer torneo para categorías inferiores del que se tiene constancia escrita se disputa en 1911. El Ayuntamiento de Gijón dona una copa para que sea disputada entre el Sporting y el Avilés en el campo de la Flor de Valencia y el trofeo se lo lleva el Sporting. Ambos equipos juegan con tres jugadores que habitualmente disputaban los partidos con los grandes, Fernando Villaverde, Corsino de la Riera y Cesáreo Cadavieco junto con otros que eran de edades inferiores y que jugarían a partir de entonces con el Sporting infantil en las competiciones que organizaría desde el año siguiente la R.F.A.F. como sería el caso del portero Antonio Pajares o del delantero Pachu Villaverde, que con el tiempo también llegarían a jugar con el primer equipo. No está. El Ayuntamiento se refiere al torneo como “infantil” y la prensa usa indistintamente “juvenil” o “infantil”. En cualquier caso, al año siguiente, en el torneo de La Felguera y en las competiciones regionales antes citadas quedaría definida que infantil es desde los dieciséis años para abajo. Desde el inicio de la década de los diez, el Sporting, con un deporte en crecimiento constante, contará con tres equipos: el primer equipo, el equipo reserva, destinado a foguear futbolistas y como casi único fin el de ser utilizado como “sparring” en los entrenamientos y, si acaso, jugar algún torneo amistoso menor y, por último, el equipo infantil.
En 1927 se presenta de forma oficial, en el mismo El Molinón, el equipo infantil del Sporting. Aunque ya desde principios de la década de los 10 participaban en torneos de esa categoría y desde los años 20 también de categoría juvenil. Desde entonces, centenares de futbolistas de la cantera rojiblanca, no es exageración, han llegado a disputar encuentros con el primer equipo del Sporting. Cantidad que aumentaría notablemente, también en calidad, con la creación de la Escuela de Fútbol de Mareo Ángel Feliú. El primer futbolista en debutar en el Sporting habiendo jugado antes en Mareo fue el centrocampista David López. El turonés había jugado en los juveniles del Real Madrid para luego, después de un año jugando con los Agustinos en León, pasar al filial sportinguista que jugaba en Los Fresno. En marzo de 1978 se inaugura Mareo y, tras cuatro años en el filial, por aquellos entonces Deportivo Gijón, en septiembre de ese mismo debuta con el primer equipo.
Pero lo cierto es que ni Mareo, ni Lezama, la escuela de fútbol que sirvió como modelo para los asturianos, fueron las primeras escuelas de fútbol en España. En el año 1950 comenzó la construcción del que sería principal motor económico de la ciudad de Avilés, de la “villa del Adelantado”, a lo largo de su historia. En 1957 se inaugura la factoría siderúrgica de Ensidesa, un enorme complejo industrial que daría empleo a miles de trabajadores. El primer alto horno fue bautizado como “Carmen” en honor a Carmen Polo, presente en la inauguración y esposa, del entonces jefe del gobierno, Francisco Franco. Un enorme complejo industrial que llegó a contar hasta con 21.000 empleador y que hizo que la población de la villa de Avilés pasara de los 21.000 habitantes en 1950 a los 85.000 en 1975, cuadruplicando su población con gente venida desde otros puntos de Asturias y del resto de España, particularmente de Extremadura y Andalucía, para trabajar en el nuevo, y enorme, complejo industrial. Miles de empleos creados, de forma directa, y también indirecta, por la empresa siderúrgica trajeron parejos el crecimiento de los pequeños núcleos que rodeaban a Avilés, naciendo barrios y poblados para acoger a los recién llegados. Uno de ellos fue Llaranes, situado frente a la “fabricona” de Ensidesa.
En Llaranes, un año antes, en 1956, había nacido el Club Deportivo Llaranes, cuyo vicepresidente, el economista y responsable del departamento económico de la sociedad siderúrgica, el navarro Juan Muro de Zaro, será el hombre clave en la creación del club de fútbol vinculado a la empresa y del nacimiento de la primera escuela de fútbol de España: La Toba (hoy llamado Complejo Deportivo Hermanos Castro y dependiente del Ayuntamiento de Avilés). En el año 1965, Muro de Zaro, adquiere unos terrenos para Ensidesa con el fin de crear una escuela de fútbol para los hijos de empleados de la empresa en la que trabaja y para los estudiantes de oficios que cursaban allí sus cursos de aprendices. La sociedad siderúrgica construiría cinco estadios de fútbol para los equipos inferiores, un campo para el primer equipo, Santa Bárbara, cafetería, vestuarios y una sala de tecnificación. El 22 de mayo de ese año, Juan Muro de Zaro, pasa a ser presidente del Llaranes, disolviendo el club y convirtiéndolo en dependiente de la citada empresa y llevando, por supuesto, su nombre. Nace el Club Deportivo Ensidesa y con él, ese mismo día, se hace oficial la inauguración de la escuela de fútbol que ideó, y que comenzó a funcionar, poco después, ese mismo verano del 65. La empresa pasa a hacerse cargo por completo del equipo y sus conjuntos de fútbol base y, por supuesto, de la recién creada escuela de la que saldrán jugadores internacionales como Quini, Jesús Castro o Alfredo Mejido.
El Club Deportivo Ensidesa crea un equipo competitivo a base de ofrecer contratos bajos a los futbolistas, pero acompañados de una oferta laboral de futuro. Así consiguen un efecto llamada en muchos de los futbolistas de las distintas canteras asturianas, que, además, el club combinaba con un convenio firmado con el Real Sporting de Gijón para la cesión de jugadores, mejorando notablemente las prestaciones del conjunto siderúrgico. Por el equipo pasan grandes futbolistas rojiblancos como José Manuel, Churruca, Vallina, Cundi, Enrique Morán o Joaquín Villa, entre otros. Todos llegarían a jugar en Primera División con el Sporting y algunos, como Churruca, Morán o Cundi, serían internacionales con la selección absoluta española. El Ensidesa alternó, durante los años de su existencia, la Tercera y la Segunda División B, incluso consiguió, en 1975 y con una plantilla formada por grandes futbolistas provenientes de distintos clubes asturianos como Lombardía, Vallina, Atucha o Novo, consiguió, tras derrotar en la promoción al Baracaldo, el ascenso a la categoría de plata del fútbol español, donde solo disputaría una única temporada. Un año antes, en 1974, y con el equipo dirigido por Valentín Piquero, se proclamó campeón de España de Fútbol de Empresas, donde solo podían jugar aquellos futbolistas que fueran trabajadores de la misma. El equipo era de tremenda calidad, con nombres de sobra conocidos en el fútbol asturiano de la época, como el portero Avelino Buera o jugadores de campo como el interior Casielles. El Club Deportivo Ensidesa también tuvo otras secciones de diferentes deportes: hockey hierba o atletismo, por ejemplo. En 1 de julio de 1983, con la empresa en una grave crisis económica, y existiendo ya únicamente la sección de fútbol, el equipo se fusiona con el Real Avilés, dando pie al nacimiento del Real Avilés Industrial, que recuperaría su histórico nombre, perdiendo su apellido de “Industrial” en el año 2010.
Juan Muro de Zaro fue, por tanto, un pionero en el mundo del fútbol, único presidente de la historia del Club Deportivo Ensidesa, y creador de la primera escuela de fútbol de España, en el ya lejano 1965, pionero, por tanto, en el cuidado de la cantera y en la formación de futbolistas desde la base. Más tarde, en el año 1971, el Athletic de Bilbao imitaría su modelo con Lezama (Félix Oráa visitó en dos ocasiones las instalaciones avilesinas) y posteriormente, en 1978, el Sporting tomaría de modelo al conjunto bilbaíno para hacer lo propio con Mareo. Hoy, el estadio del barrio de Llaranes lleva su nombre, aunque aún sigue siendo un gran olvidado por parte de la generalidad del fútbol español.
Unos años más tarde, el 28 de marzo de 1978 se inauguró la escuela de fútbol de Mareo bajo la presidencia de Ángel Viejo Feliu. Cinco mil aficionados sportinguistas asistieron a la misma. El presidente de la R.F.E.F., Pablo Porta, y el presidente del Sporting, Manuel Vega-Arango fueron los encargados de hacer las veces de anfitriones para todos ellos. Para financiar la obra hizo falta el traspaso, en agosto de 1976, del extremo Churruca al Athletic de Bilbao, por el que club vasco abonó 52 millones de pesetas, junto con otros casi 18 millones recibidos de subvención del Consejo Superior de Deportes y la garantía de la enajenación del campo de Los Fresno (del que aún conserva Mareo la techumbre instalada hoy en la grada del campo Pepe Ortiz) lo que permitió disponer del dinero necesario para unas instalaciones que fueron un espejo de cantera para toda España.
La idea venía de largo, Todo comenzó cuando, a principios de 1974, el club contrata al entrenador yugoslavo Branko Zebec. El croata era un entrenador de prestigio y había sido futbolista de clubes tan importantes como el Partizán o el Estrella Roja y, ya como entrenador, dirigió al Bayern Munich y al Hajduk Split, conjunto del que provenía. Contratado por el Sporting, se instaló en un conocido hotel y pudo presenciar un encuentro del conjunto sportinguista en El Molinón llevándose una buena impresión. Pero llegó la hora de los entrenamientos que, antes del nacimiento de la Escuela de Fútbol de Mareo, se realizaban entre La Fontania, en La Guía, y Los Fresno, en El Llano. Asistió a un par de entrenos en La Fontanía y no se supo más de él. Había llovido bastante durante esos días y el campo era un auténtico barrizal. Antes de su huida, llamó por teléfono a la secretaria del club para decirle las razones de su prematura y repentina marcha: “Sporting muy, muy pequeño”. Al parecer tal espantada quedó grabada a fuego en la cabeza de algunos dirigentes sportinguistas.
Así que Carlos Méndez Cuervo vio necesario crear una escuela de fútbol en Gijón, para lo cual negoció, infructuosamente la compra de unos terrenos en Porceyo, donde se ubicaban las antiguas instalaciones de la Central Lechera Asturiana. No hubo liquidez suficiente y, como pasara unos años antes con la residencia de jugadores y campo de entrenamiento proyectados por Juan Gomar, que se ubicaría donde el parking actual de El Molinón, tras la grada este, no pudo llevarse a cabo. Se logró finalmente con Ángel Viejo-Feliú, presidente que inició las obras, y Manuel Vega-Arango, quien inauguró las instalaciones y quien llevó brillantemente la gestión del mejor Sporting de la historia.