Las catorce formaciones convocan para este domingo, a las 12 horas, una concentración en la plaza Mayor de la ciudad, en protesta por la tardanza del Gobierno local en la concesión de licencias para los ensayos
La historia lo lleva demostrando desde que se constituyó la primera sociedad organizada: es en la calle donde, cuando todo lo demás falla, los ciudadanos de a pie pueden llegar a cambiar las cosas, uniendo sus fuerzas, aparcando diferencias secundarias y formando un frente común ante el poder para lograr un objetivo concreto. Así lo han entendido las catorce charangas que, año tras año, amenizan el Antroxu gijonés… Dominadas por el malestar que ha suscitado la ausencia de licencias para iniciar los ensayos, cuando faltan menos de cuatro meses para el comienzo de los festejos carnavaleros, las formaciones en cuestión han decidido trasladar su protesta a los espacios públicos de su ciudad y han convocado para mañana domingo, a las 12 horas, una concentración en la plaza Mayor, a escasos metros del Ayuntamiento. Y su intención es fácil de entender: forzar una mayor velocidad en la concesión de los permisos pendientes, exigir que algo así no vuelva a darse en el futuro y, sobre todo, recordar a propios y a ajenos que su existencia es una de las garantías para que el Antroxu de Gijón siga siendo lo que ha sido desde hace tantas décadas.
«Ante el silencio impuesto por la Administración, ahora más que nunca necesitamos unir nuestras voces», claman los organizadores de este gesto, que se espera que obtenga un respaldo multitudinario, a tenor de arraigo que el Carnaval tiene en la urbe. Será el primer paso activo después de que, hace hoy dos días, las charangas consensuasen un comunicado de denuncia, publicado en las redes sociales, en el que advertían de que sus actuaciones no pueden prepararse con tan poco margen temporal. Tal queja no tardó en conseguir cientos de apoyos digitales, al tiempo que la empresa municipal de festejos, Divertia, se defendía alegando que el proceso se había retrasado «porque se estaba intentando conseguir un lugar definitivo», operación que no dio resultados. Del mismo modo, desde el ente en cuestión reiteran que la concesión de licencias ya está en curso, aunque ese detalle no parece haber aplacado la indignación de las formaciones antroxeras. Y es que, llevan recordando estas últimas desde que estallase el escándalo, «lo que está en juego es la supervivencia de la propia fiesta tal como la conocemos».