La letrada de la defensa, Gemma López, ha explicado que una vez que su cliente reconoce los hechos, no tenía «ningún sentido» pedir la libre absolución
La abogada de la defensa del acusado de la muerte de su ex pareja, Lorena Dacuña, en Gijón en 2020, se ha adherido este miércoles a la petición de la Fiscalía, que solicitaba para su cliente 20 años de prisión y diez más de libertad vigilada.
Así lo ha hecho durante la tercera sesión del juicio, con jurado popular, en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón. Cabe recordar que inicialmente, el letrado que había tenido el acusado en sus inicios, había pedido su libre absolución, pero tras el reconocimiento de los hechos por el procesado, la abogada actual ha cambiado la calificación.
Tanto la Fiscalía como las acusaciones públicas –Abogacía del Estado–, particular y popular –Asociación de Abogadas para la Igualdad– se han mantenido en sus calificaciones provisionales. La letrada de la defensa, Gemma López, ha explicado que una vez que su cliente reconoce los hechos, no tenía «ningún sentido» pedir la libre absolución. Eso sí, ha remarcado que no cree que esté probado que hubo ensañamiento.
Ha incidido, además, en que su cliente asume los hechos, se arrepiente y pide perdón, y también es consciente de que la pena a cumplir es la que es. De ahí que se adhirieran a la petición fiscal. Antes de la lectura de las mismas, la letrada de la Asociación de Abogadas para la Igualdad, Almudena López, ha señalado, en declaraciones a los medios de comunicación, que el acusado era «perfectamente consciente» de lo que hizo, como así quedó acreditado, según ella, por el testimonio de los peritos.
De esta manera se mantiene en su petición de pena máxima, 25 años de prisión, para el procesado. Ha recalcado, unido a ello, que en virtud de la testifical forense se ha podido corroborar que las heridas no se debieron a un forcejeo, como así lo había señalado el procesado y que las heridas fueron «intencionadas».
Asimismo, ha incidido en que, de acuerdo a las testificales de los peritos, quedó acreditado que el procesado es «totalmente imputable» y que era consciente cuando cometió el crimen. A esto ha sumado que no tenía «ningún» tipo de patologías físicas, ni psíquicas ni tampoco toxicomanía ni adicción ni consumo abusivo. Ha llamado la atención, además, sobre que, por testimonios del procesado a otros internos en la cárcel, que se ha comprobado que no está arrepentido y que está de acuerdo con lo que estaba haciendo.