Aunque el futuro del festival musical en Asturias aún no ha sido aclarado, la empresa descarta su propio cierre o que se haya adherido a algún fondo de inversión, y asegura que seguirá operando desde su sede en Gijón; Miami, en el punto de mira

Fue uno de los terremotos mediáticos que sacudieron Asturias la semana pasada. En la tarde del jueves los responsables del multitudinario festival musical Boombastic suprimían todas las publicaciones hechas en las redes sociales a lo largo de sus cuatro años de existencia, reemplazándola por dos entradas en las que, en apariencia, anunciaban su despedida definitiva. Las reacciones no se hicieron esperar; en cuestión de minutos, cientos de aficionados, que pronto se transformaron en miles, aprovecharon tales foros digitales para expresar su sorpresa, su desconcierto, su tristeza, su desconfianza… Y, también, para dar rienda suelta a alguna que otra teoría de la conspiración, como que todo respondiese a una campaña de marketing, o la posible compra de la empresa matriz por parte de algún ente externo. Pues bien, aunque aún son muchas las dudas que orbitan en torno al futuro del certamen, la directiva de la marca Boombastic ha dado señales de vida este lunes para descartar esa última hipótesis, aclarando que todo responde a un proceso de internacionalización y diversificación en curso, y prometiendo que se facilitará más información a lo largo de esta semana.
«La empresa continuará siendo independiente, y no se ha adherido a ningún fondo de inversión«, han afirmado, rotundos, valiéndose de un comunicado remitido a los medios. Tampoco el centro neurálgico de su trabajo cambiará; así, fuentes de la compañía consultadas por este diario han asegurado que «seguiremos operando desde nuestras oficinas en Gijón«. Y, por el momento… Hasta ahí llega la conservación de elementos pasados. Porque la pretensión de la firma, que pasará a denominarse Boombastic Company, es definir y explotar «nuevos objetivos, nuevas líneas de negocio, nuevos campos de juego» hacia los que llevar sus actividades, en aras de lograr una internacionalización con la que adaptarse a la realidad actual del ámbito de los festivales. Poco más ha trascendido sobre qué servicios pasarán a prestar, o dónde lo harán, salvo que la ciudad estadounidense de Miami, en Florida, figura como uno de esos potenciales nuevos territorios a explorar. Lo que sí comprometen es que no van a dejar a España «sin un último baile».
En cualquier caso, la gran pregunta sigue en el aire… ¿Qué papel jugará Asturias en esa estrategia, aparte del de sede de la empresa?