«Ni la contaminación, ni la pacificación del tráfico, ni el ruido, ni nada que no sea el ahorro de costes a toda costa, prima en el proyecto del Ministerio para Gijón»
Me planteaba esta semana si abordar un tema que puede resultar ya tan pesado como hablar del túnel del Metrotrén, del Plan de Vías, de la estación de tren de Gijón o de la estación pública de autobuses. Uno de esos ‘temas gijoneses’ que forma parte ya de la leyenda negra de la inacción sobre las necesidades de infraestructuras de una ciudad como Gijón. Un asunto que deambula entre la risión, el descrédito y la mala leche que se nos pone ante cualquier anuncio o actuación que se pretenda sobre este tópico. Y es que razón no le faltaría al gijonés que se tercie, si se le pide opinión, si despotricara sobre tal asunto.
El caso es que esto del vial de Jove arrastra ya décadas de debate. Primero fue sobre la necesidad de sacar el tráfico pesado del epicentro del barrio de La Calzada. Luego continuó en ‘cómo’ sacar ese tráfico pesado, punto en el que se llegó al acuerdo, colectivo (no sin necesarias protestas), que la mejor idea era una reserva de espacio que bordease parte de la zona más urbanizada de ese entorno (que no quiere decir que no afectase a nadie) pero que, sobre todo, fuera un vial enterrado, cubierto o como prefiramos denominarlo.
Resulta muy difícil de entender que a nadie le temblase el pulso por hacer un túnel innecesario, aunque ahora se trate de darle un uso, (cosa esencial para que tenga sentido tamaña inversión) y gastarse más de 140 millones de euros de los de entonces en atravesar la ciudad de oeste a este en un túnel de ferrocarril de casi cuatro kilómetros como es el túnel del Metrotrén, y en la actualidad las propuestas que se barajen para toda la zona Oeste contemplen o bien dejar el tráfico pesado en superficie, o bien hacer un zanja que no solo lo dejará en superficie, sino que parece que también contribuirá, aún más, a no cohesionar urbanísticamente una zona que si algo necesita es coser todas las heridas que separan los barrios y configuran una amalgama de conexiones que generan molestias, contaminación y ruido a partes iguales. Vamos, que, en resumen, en el este de la ciudad se mete dinero y en el oeste se mete tráfico.
A la espera de echar un vistazo con detenimiento al proyecto que está fraguando el Ministerio del controvertido Oscar Puente, ese trazado y construcción de una especie de bulevar urbano de acceso al puerto de El Musel desde el enlace de La Peñona por el vial de Jove, y sin concretar cómo se engarzaría en la entrada y conexión en su punto más próximo al barrio de La Calzada, ha acaparado, de momento una suma de rechazos, a izquierda y derecha, notables y justificados.
Por un lado, se trata del riesgo que puede correr todo el barrio de La Calzada de quedar encerrado entre dos súper vías de comunicación, la actual Príncipe de Asturias (pese a que se anuncien continuas mejoras la cosa sigue básicamente igual) y ese nuevo vial (de Jove) que no parece que vaya a ser soterrado, sino en superficie, o como mucho en trinchera. Es cierto que la trinchera facilitaría algo más de protección acústica a las zonas más alejadas al vial, y también visual, pero en nada afectaría a seguir fragmentando un barrio ya fragmentado, y mucho menos al problema de contaminación atmosférica más que evidente que existe en la zona. Porque, si de algo se habla menos que de cuándo empezaría la supuesta obra, es del problema de contaminación atmosférica que tiene la zona oeste y que, en gran parte, junto con el factor industrial, viene derivado de ese tráfico pesado.
Y parece que ni la contaminación, ni la pacificación del tráfico, ni el ruido, ni nada que no sea el ahorro de costes a toda costa, prime en el proyecto del Ministerio para Gijón, lo que, desgraciadamente, ni es un tema nuevo, ni tiene color político, puesto que este y los otros asuntos mencionados al principio, llevan décadas si atenderse debidamente. No sé si seguirá habiendo movilizaciones, ni tampoco si se acabará ejecutando el vial de Jove de la manera que sea, lo que si sé, yo y cualquiera que viva, trabaje o se dé un paseo por la Calzada, es que es necesario, y sobre todo justo, que de una vez por todas se lleve a término una inversión prioritaria para mejorar la calidad de vida de los vecinos del Oeste de Gijón.
Me parece una tonteria distinguir entre el «Este» y el «Oeste» de Gijon.. solo te falto decir que a los pijos de Somio donde vive la alcaldesa Moriyon si les hacen las obras y a los de la Calzada no…
Al Ministerio de Fomento con sede en Madrid se la suda el norte, sur, este y oeste de Gijón…el tema de accesos al Musel, al igual que el resto de obras «proyectadas»… es algo que afecta a TODO Gijón. Solo te falto decir que era malo para Cimavilla…tu barrio fetiche
La solución más lógica es aprovechar los dos túneles de Aboño, no hace falta más. Soterrar una carretera no hace que desaparezca la contaminación, solo la esconde durante unos metros a un coste brutal.