Los alumnos de la escuela pudieron conocer los secretos del Concurso de Saltos Internacional
Por segundo año consecutivo, los alumnos y alumnas de la Escuela de Segunda Oportunidad, perteneciente a la Agencia Local de Empleo de Gijón/Xixón, han podido conocer los secretos del Concurso de Saltos Internacional de Gijón. Estuvieron acompañados por una comisaria del campeonato y tuvieron la oportunidad de aprender de primera mano qué oficios trabajan para que el concurso salga adelante, qué cuidados necesita un caballo o yegua, o lo importante de la figura del mozo de cuadras.
La visita comenzó en la pista de entrenamiento. Cristina Silvestre, comisaria del campeonato, fue la encargada de hacer de guía junto con Salvador Gómez, encargado general de Instalaciones del Patronato Deportivo Municipal (PDM). «Aquí es donde los caballos, que son atletas, calientan para la competición. Primero caminan un poco, luego trotan, galopan y, al final, ya están preparados para hacer algunos saltos de entrenamiento», afirmó la comisaria. También les explicó que en esa pista colocan un cartel con el recorrido para que los binomios -así se le llaman a la pareja entre jinete o amazona y caballo o yegua- puedan entrenar mentalmente lo que se van a encontrar en la competición.
Para Gómez, el recinto es un ejemplo de convivencia. «Esto, durante el invierno, es un complejo deportivo que se utiliza para atletismo, rugby, fútbol americano, ciclismo y patinaje. Ahora se transforma. Hace un mes y medio aquí no había nada de lo que estáis viendo. Quitando la pista de atletismo, son 100.000 metros cuadrados». Se hace un esfuerzo intenso para montar muchas cosas en muy poco tiempo. Y es que en el complejo, además de la pista de competición, la de entrenamiento y las cuadras, sirve como inmenso parking para los camiones que se dedican a transportar los caballos.
El bienestar de los animales está asegurado. Desde hace ya unos años, la zona de camiones y la descanso de los caballos tiene que estar separada para «respetar las horas de descanso del animal», informó Cristina Silvestre. Lo mismo que para su transporte. Los competidores que vienen de países lejanos tienen que programar muy bien su itinerario, pues un equino, por ley, no puede pasar más de ocho horas en un remolque.
Un poco más cerca del Piles se reserva un terreno para el trabajo a la cuerda. Es una forma de que los caballos a los que no les toca competir puedan hacer ejercicio, algo básico para deportistas de élite como ellos. También aprovechan jinetes y amazonas el espacio para calentar ya que la exigencia física de la hípica es muy alta. «Es el deporte más completo que existe junto con la natación. Se trabajan todos los músculos del cuerpo y la mente», destaca Silvestre.
En una esquina del recinto, una moza aprovecha para colocar a los caballos los ramplones. Señala la comisaria que «son como los tacos de las botas de los futbolistas, pero XXL. La pista es de tierra y la zona de competición de hierba. Si no se los pusiéramos, resbalarían». Tania Jimeno es una de esas mozas que ponen todo su conocimiento y cariño para que los caballos y yeguas estén en perfectas condiciones. Justo en la visita de los alumnos está preparando a Valentino de Hus, caballo que hace binomio con el jinete español Santiago Núñez. Es otra de las salidas laborales que se pueden encontrar en la hípica, recuerda Cristina: «Existen estudios en el Centro Superior de Enseñanzas Deportivas, los mozos son muy importantes para los jinetes y amazonas».
El trabajo cerca, en los establos, es igual de intenso. Cada box tiene una cama que puede ser de viruta o paja, con comederos y bebederos automáticos «si se estropea un bebedero hay que repararlo inmediatamente», destaca Salvador Gómez. Porque, según Cristina Silvestre, «un caballo puede beber entre 40 y 45 litros de agua al día. En verano puede llegar a los 60». Un esfuerzo que suma un consumo de unos 100.000 litros de agua solo para que los caballos beban, a lo que habría que añadir las duchas. «Las camas, por ejemplo, se cambian cada poco tiempo. Cuando termina todo, llevamos a COGERSA entre 60 y 70 toneladas de residuos», afirma el encargado general.
También es importante la labor del veterinario. Javier Fondevila es uno de los responsable de cuidar a los equinos, curar sus lesiones y vigilar para que el animal esté en las mejores condiciones posibles. También se encargan de verificar las vacunas o comprobar, cuando llegan a Las Mestas, de que ninguno tenga una lesión. Hay que tener en cuenta, también, la alimentación del animal. En palabras de Silvestre, «el intestino delgado de un caballo mide más de veinte metros y el grueso siete. Si tienen una obstrucción intestinal, ellos mismos se miran al costado, lo que nos sirve como pista. No pueden vomitar, así que su aparato digestivo es uno de los puntos críticos del animal». ¿Cuál es el peor problema que puede sufrir una yegua o caballo? Un cólico, sin duda. Si no se pillan a tiempo pueden llevar al animal directamente al quirófano o, en el peor de los casos, a la muerte.
Para culminar la visita, los alumnos contemplaron el almacén de obstáculos, donde se guardan todas las pruebas que tienen que recorrer los animales y también alguna que otra que ya no se usa. «En total tenemos más de 60 tipos de obstáculo, todos con su nombre, y más de 600 barras de salto», comenta Salvador Gómez.