«El imparable y obligado proceso de descarbonización supone el final de dos siglos de minería de carbón en Asturias pero a la vez supone una oportunidad única para convertirnos en un referente mundial«


Hasta que llegaron a la tele los concursos de talentos, la cocina de la abuela era la mejor e insustituible. Ahora, términos como abatidor, roner, atemperar o agar han saltado de las cocinas con estrella Michelín a los fogones de cualquier casa particular y casi se han convertido en cosas de andar por casa. Pues a tenor de la conversación mantenida este fin de semana con uno de mis paseantes, está claro que tras la incorporación a nuestras cocinas de casa de las últimas tecnologías gastronómicas, ahora es el turno de las nuevas energías.
Hasta hace poco -y todavía hoy creo que nos llama la atención- ver una “plantación” de aerogeneradores o un “sembrado” de placas solares era objeto de espontáneo comentario y más en una comunidad carbodependiente como Asturias. Esto está cambiando. El imparable y obligado proceso de descarbonización supone el final de dos siglos de minería de carbón en Asturias pero a la vez supone un paso adelante hacía las energías limpias y una oportunidad única para, con la experiencia industrial acumulada, dar un paso en verde y convertirnos en un referente mundial.
Según la Agencia Estatal de la Energía, el planeta necesitará generar hasta 2040 entre un 25 y un 30 por ciento más de energía. Si este incremento se realizase con carbón o petróleo, las emisiones de dióxido de carbono generarían unas consecuencias climáticas catastróficas. De ahí que el desarrollo de fuentes de energía limpias se convierte en un factor medioambiental determinante además de condicionar el desarrollo de países y ciudades, como antes sucedió con el agua y el carbón.
La gran esperanza se llama: hidrógeno verde, una fuente de energía limpia, muy abundante en la naturaleza y que puede transformarse en electricidad o en combustibles sintéticos. Por eso el anuncio de la puesta en marcha de un proyecto mundial de generación de hidrógeno renovable es una ventana a la esperanza para diversificar, mantener e incluso incrementar el potencial industrial de Asturias.
Según los primeros datos conocidos, HyDeal España generará 200.000 toneladas de hidrógeno al año desde Asturias a partir de 2026 y alcanzar las 330.000 toneladas en 2030. La primera etapa de este proyecto es abastecer la planta que Fertiberia tiene en Avilés, así como las fábricas de ArcelorMittal en Gijón y Avilés. Las dos empresas serán los compradores del hidrógeno que se producirá en la región, tanto por electrólisis como por plantas solares situadas en distintas zonas del norte de España. La ambición de este proyecto es llegar a ofrecer hidrógeno verde a 1,5 euros el kilogramo, antes de 2030. Es decir, un precio equivalente al actual con los combustibles fósiles.
Esto sitúa a la región en una situación estratégica muy buena ya que tener energía barata, limpia y verde a disposición de la industria tendrá una repercusión directa, por ejemplo, en ciudades como Gijón y Avilés, en las que los puertos tendrán que plantearse a corto plazo el suministro de energía verde a las embarcaciones y también a los barcos que estén en los puertos para evitar la contaminación de los motores auxiliares. Está claro que al igual que las empresas que no entren el proceso de digitalización se quedarán fuera del mercado, no apostar ahora por las energías verdes supondrá quedarse al margen.
La Ministra de Política Territorial dijo hace unos días en Avilés que Asturias va a liderar la reindustrialización de España y que para ello se necesita una estrategia que garantice nuestra soberanía en un contexto global. Estamos ante una nueva Reconquista y no podemos permitir que esta vez el futuro pase de largo. Nos lo han puesto a tiro y el verde es el color de la esperanza que necesitamos.