La afición local gijonesa, muy numerosa en un estadio que presentó un lleno absoluto, cuentan las crónicas de la época que tomó partido por el conjunto bilbaíno y el ambiente estuvo más que caldeado por las distintas polémicas acontecidas durante los noventa minutos
Un equipo de fútbol puede adquirir un papel muy importante como dinamizador económico de una ciudad, como fuente de ingresos en distintos ámbitos, empezando por el de la hostelería. De esa evidencia se dieron buena cuenta en la ciudad de Gijón con la disputa de la Final de la Copa del año 1920. El encuentro enfrentó al At. de Bilbao y al F.C. Barcelona. Cientos de seguidores vascos llenaron hospedajes, hoteles, bares y restaurantes de la ciudad e incluso, debido a la demanda de billetes, se fletó un tren especial para la ocasión proveniente de Bilbao en el que viajaron más de doscientos fieles seguidores rojiblancos. Esto abrió los ojos de muchos en cuanto a los beneficios que eventos deportivos de este calibre podían traer.
En lo propiamente futbolístico, durante el inicio del partido, se produjeron algunas acciones dudosas en la que los seguidores vascos se sintieron notablemente perjudicados. El césped estaba mojado por la lluvia caída en las horas previas al partido y eso, también es cierto, dificultaba la labor arbitral. El colegiado del encuentro era el madrileño Bertrán de Lis y la final se estaba desarrollando dentro de una tremenda igualdad. En una jugada del partido, en el minuto doce y con 0 a 0 en el marcador, Galicia, defensa del F. C. Barcelona cometió un clamoroso penalti sobre Laca, delantero del Athletic. No había lugar a dudas, el colegiado señaló la infracción y el propio Laca la transformó. Beltrán de Lis, sin embargo, anuló el gol alegando que un compañero del lanzador, el delantero rojiblanco Germán Echevarría, había entrado en el área antes de que chutara el penalti. Pero lo más sorprendente fue que no ordenó repetirlo, sino que pitó falta contra los bilbaínos. La final de Gijón pasó así a la historia del fútbol español por el tremendo error del colegiado Beltrán de Lis quien, curiosamente, había sido portero del Real Madrid y fue, a posteriori, directivo del mismo club, histórico rival del F.C. Barcelona.
El encuentro finalizó con victoria del equipo azulgrana por 2 a 0, con goles de Martínez y de la gran figura azulgrana, el hispanofilipino Alcántara. Uno de los goles, para más inri y según los enviados especiales a Gijón de los distintos periódicos vascos, había sido conseguido tras una flagrante falta cometida sobre un futbolista del Athletic. La afición local gijonesa, muy numerosa en un estadio que presentó un lleno absoluto, cuentan las crónicas de la época que tomó partido por el conjunto bilbaíno y el ambiente estuvo más que caldeado por las distintas polémicas acontecidas durante los noventa minutos. En cualquier caso, lo cierto es que el F.C. Barcelona ganó el preciado trofeo, aunque fuera con un escándalo arbitral que dio que hablar durante años, pero también ganó Gijón. Y mucho.