
La labor incansable y altruista de los rotarios de Gijón ha hecho que este edificio de 1640 situado en El Natahoyo luzca una cara más limpia que nunca. La ahora presidenta Patricia García Zapico y Luis Buznego, compañero rotario, explican a miGijón el porqué y el fin de este proyecto, que se cuenta en un cómic ilustrado por Alfonso Zapico

Era un proyecto del fallecido arquitecto José María Cabezudo, que no quedó en el olvido de la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso. Ella fue la que presentó el proyecto al club. El edificio fue construido, según las consultas realizadas al Archivo Histórico de Asturias, a mediados del siglo XVII y en el momento en que el club gijonés puso la vista en él, estaba completamente en desuso y en muy mal estado.
Este jueves los rotarios celebran su cena anual en el restaurante Somió Park; aún están a tiempo para unirse a ella y colaborar en su nuevo proyecto. Durante el acto harán entrega del Premio Paul Harris al Club Patín Gijón Solimar-Telecable. Recibirán también reconocimientos los socios Juan Rafael Martínez Merino y Pablo Higinio Fernández García.
miGijón ha tenido tiempo a hablar con ellos antes de dicho acontecimiento y preguntarles cuál fue la razón de poner el foco en la remodelación de tan emblemático edificio. La ahora presidenta Patricia García Zapico y Luis Buznego, compañero rotario, nos explican el porqué y el fin de este proyecto, uno de tantos que han llevado a cabo.
Luis Buznego: Estábamos organizando un campeonato de golf para aprobar unas becas de Telefónica para la Escuela Revillagigedo. Dicha empresa había decidido dejar de dar esas ayudas de estudios. Teníamos amigos profesores allí, estaba de director José Casaprima. ¡Ya sabe cómo son estas cosas! ¡Una ayuda pide otra…!
Hay que recordar que la Compañía de Jesús, cuyo proyecto entre otros es la Escuela Revillagigedo, recibió en el año 2017 la Medalla de Oro de la Ciudad y los Rotarios, la de plata, lo que unió a las dos entidades aún más.
Luis Buznego: La idea original del padre Inocencio Martín ‘Chencho’, párroco y profesor de la fundación, era donar el edificio a la ciudad una vez restaurado, pero el documento firmado complicaba ese término así que se decidió hacer un convenio de cesión.
Patricia García: En este caso la cesión es a la ciudad porque nuestros estatutos nos prohíben tener propiedades, así que firmamos primero un convenio con la Compañía de Jesús para rehabilitar el edificio y otro con el Ayuntamiento de cesión de los alrededores por un periodo de años que diera por amortizada la obra, para que urbanizada los alrededores.
Luis Buznego: Lo que sí pedimos fue que nos dejaran poner un cartel o placa para que quedara constancia de que habían sido los rotarios los que habían llevado a cabo la obra de rehabilitación.
La capilla que estuvo terriblemente maltratada. Sufrió muchas modificaciones a lo largo de los años. De hecho, uno de los problemas con los que se encontraron fue con Patrimonio, que les pidió dejarla como estaba. Ahí empieza otro periplo. La arquitecto María del Cobre Carballo (ella junto con Pelayo Infiesta y José María Cabezudo hijo fueron los que desarrollaron el proyecto) tuvo que recurrir a Patrimonio, a los archivos del padre Patac… La obra fue dirigida por Juanjo Heredia.
Patricia García: Es que Patrimonio nos exigía dejarlo como estaba y es de 1640, pero ya decimos que la modificaron infinidad de veces.
Luis Buznego: De hecho, lo que nosotros pensamos que era un arco, no lo era en sus orígenes porque tapaba la entrada de luz. En fin…
Echando cuentas de los gastos finales, entre los rotarios y el Ayuntamiento se han necesitado unos doscientos cincuenta mil euros para llevar a cabo la obra. Como dice Buznego, entre risas y como anécdota, «a nosotros nos ayudó un poco la Providencia, porque nos tocó dos veces lo puesto en la lotería y la generosidad de la gente hizo que no lo fueran a cobrar».
Esta historia está contada en forma de cómic, ilustrado por Alfonso Zapico y guionizado por el propio Buznego.
