Un nuevo libro recoge por vez primera las memorias de un barrio ‘autosuficiente’, marcado por lavanderas, portuarios y marineros
El estraperlo y la ‘sisa’ ayudaban a las familias a subsistir: «No era raro ver cómo alguno se metía garbanzos en las botas»
Es difícil encontrar en Gijón un barrio con una identidad tan singular como El Muselín y con tan poca documentación al respecto. En la ladera de la Campa Torres, con impresionantes vistas al puerto, se asienta una comunidad de cerca de cien personas que hereda un legado de marineros, portuarios y lavanderas; de ‘sisa’ y estraperlo; y también de dolor y guerra civil. “No había nada escrito sobre El Muselín. Ni siquiera en los estudios publicados sobre El Musel se hace referencia a este núcleo poblacional que dependía totalmente del puerto”, explica Ana Valverde, periodista y autora de ‘El Muselín y sus muyeres’.
El empuje de la asociación vecinal, con su presidente Sotero Rey a la cabeza, y la estrecha relación con la periodista, desarrollada a través de su trabajo en miGijón y TPA, derivó en la producción de un “trabajo colectivo” y de una obra “escrita entre todos”, como define Valverde, que busca también “aumentar la visibilidad de un barrio que se siente abandonado”.
El libro fue presentado hace unas pocas semanas y arroja luz sobre todo lo acontecido en esta zona del oeste gijonés en el último siglo. Y lo hace a través de sus mujeres: “Las historias de las trece mujeres que lo componen fueron recogidas a través de los testimonios orales de los familiares que siguen vivos. La primera mujer nació en 1890 y la última en 1941. Con todas esas piezas de puzzle que no encajaban entre sí, se tuvo que completar el resto de la historia del barrio”.
En sus páginas, se destaca la importancia de las lavanderas en el barrio, quienes lavaban ropa para los barcos del puerto. El ‘lavaderu’ siempre se ha considerado crucial para la identidad del lugar. En aquella época, las mujeres trabajaban para complementar el bajo salario de los hombres, que no cubría las necesidades familiares. Llaman la atención las distintas prácticas de economía sumergida que formaban parte del día a día de la gente. Por un lado, la ‘sisa’, consistía en sustraer pequeñas cantidades de carbón y de alimentos del puerto por parte de hombres, mujeres y niños. «No era raro ver cómo alguno se metía garbanzos en las botas», comenta la autora. Otra práctica común era el estraperlo o que los marineros pasasen de forma oculta objetos comprados en otros lugares o puertos y los vendiesen en el barrio.
En El Muselín, las mujeres vivieron una guerra civil y una posguerra llena de desapariciones, encarcelamientos y asesinatos. Ana Valverde destaca su “resiliencia ante sucesos terribles, que en muchos casos dejan como irrelevantes algunos de nuestros problemas de hoy en día”. El libro muestra la conciencia de autosubsistencia del barrio, como es el ejemplo de Anita ‘la maestra’, toda una institución, que enseñaba a leer y a escribir a los niños antes de la edad escolar para que estuvieran más preparados. Hay dramas también “de película” y “complicadas historias amorosas”, advierte Valverde a los lectores.
La obtención de imágenes fue desafiante, ya que hace un siglo pocos tenían acceso a cámaras en casa. Las fotos obtenidas de las familias, como la de Valentina ‘la Taxista’ y Luisa ‘la Vaca’, son consideradas como auténticos “tesoros” por la autora. Capítulo aparte merecen los motes, también recogidos en el libro. Luisa ‘la Vaca’ venía de una familia que fue la primera en tener estos animales en el barrio. Otros apodos recopilados hacen referencia a peculiaridades físicas, del carácter o simplemente a una derivación del apellido de la familia: Marina ‘la del corneta’, Rosario ‘la tirapeos’, los ‘mellitos’, la ‘culo bomba’, Amparo ‘la mula’ y muchos más.

Actualmente, Ana Valverde cuenta que el Muselín “experimenta una sensación de estancamiento temporal, careciendo de inversiones y mejoras”. A pesar de la paralización de la planta de pirólisis y del éxito de las movilizaciones vecinales, persiste la sensación de abandono, con el objetivo actual de rehabilitar el ‘lavaderu’: “La comunidad tiene servicios de segunda categoría pese a pagar los mismos impuestos. La asociación vecinal está ahora poniendo los medios para revitalizar el barrio. Es una pena porque, por su ubicación e historia, tiene mucho potencial, también turístico”, lamenta la periodista.
El libro ‘El Muselín y sus muyeres’ está apoyado por la oficina de Igualdad de Gijón y en breve será publicada una segunda tirada, para la que los interesados pueden contactar a la asociación vecinal El Muselín Vivo.