Con Oviedo como principal escenario de las protestas, en consultorios y hospitales de toda la región decenas de médicos asignados a los polémicos servicios mínimos han visibilizado su apoyo; se han registrado demoras en la atención, aunque no incidentes
Agendas reelaboradas, consultas vacías, más personas de las habituales aguardando ante aquellas operativas, tiempos de espera mucho más dilatados… Sí. En mayor o menor medida, dependiendo de la ciudad, del centro en cuestión y hasta del área de atención, la huelga nacional de médicos convocada para este viernes se está haciendo notar en Asturias. Con un seguimiento que, según las valoraciones aportadas por el Sindicato Médico Profesional de Asturias (SIMPA), abarca «al 75% de los facultativos» en Atención primaria, y a «entre un 80% y un 100% en el caso de hospitales como el San Agustín, en Avilés, o el de Cabueñes, en Gijón, cientos de participantes y simpatizantes se han concentrado esta mañana ante el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) para reclamar el fin de lo que entienden como condiciones de trabajo abusivas, y la actualización del Estatuto Marco que rige su actividad, y que consideran desfasado. Y no han estado solos. En centros de salud y hospitalarios de toda la región, aquellos compañeros obligados a prestar los polémicos y sumamente contestados servicios han hecho lo posible para, a las doce del mediodía, reunirse a las puertas y visibilizar su apoyo.
«Otra jornada de paro de esta magnitud no la aguanta el sistema«, advertía esta mañana, desde el HUCA, José Antonio Vidal, secretario general del SIMPA y principal voz de los manifestantes. Y es que, ha recordado, la actualmente en curso no es una cruzada sólo por el bienestar de los médicos, sino «también por los pacientes», para los que desean que «mañana siga habiendo un sistema sanitario sostenible y con profesionales que no estén reventados, ni maltratados laboralmente«. Dicho esto, la primera puerta a la esperanza podría haberse entreabierto ya… Si bien el Ministerio de Sanidad ha rechazado la posibilidad de redactar un Estatuto Marco sólo para el sector, al entender que «rompería la cohesión y generaría desigualdades«, en Asturias los representantes sindicales se reunirán con la Administración autonómica la semana que viene, a fin de intentar buscar una solución que, de algún modo, mitigue el descontento. De no lograrse, Vidal advierte, tajante, de que la huelga de hoy podría «no ser un fin, sino un inicio«.
Eso, en el HUCA, pero prácticamente no ha habido espacio sanitario público en el Principado en el que grupos de médicos hayan dedicado unos minutos, aunque fuesen unos pocos, a apostarse frente a los accesos para dejar clara su alineación con la causa. En el Hospital de Cabueñes, sin ir más lejos, varias decenas de médicos asignados a los servicios mínimos han aprovechado que el reloj marcaba las doce del mediodía para atender el llamamiento del SIMPA, salir al exterior del edificio y cortar durante unos minutos la rotonda interior del complejo; eso sí, se ha permitido el paso de todo vehículo sanitario, y no se han producido incidentes, aunque han advertido de que, en futuras ocasiones, llegarán hasta la glorieta exterior. Y lo mismo se ha repetido en múltiples centros de salud; por ejemplo, en el de El Llano, donde una decena de profesionales ha hecho un alto temporal para solidarizarse con sus camaradas, convencidos de que es «imprescindible que se reconozca lo que pedimos. O en el Puerta de la Villa, al que acudieron unos pocos médicos fuera de servicio, acompañados por varias amistades ajenas al ámbito sanitario, para hacer fuerza y recordar a propios y a ajenos que «lo que está en juego es el sistema público de salud. Tan sencillo como eso».
¿Y cómo ha llevado la mañana el colectivo de pacientes, el tercer actor de esta función? Bien, todo ha dependido del grado de seguimiento de la huelga, cierto, pero, en general, si bien las esperas han resultado ser más largas que en un día normal, no ha habido ni quejas llamativas, ni altercados de ninguna clase. «Creo que, en general, la gente se está solidarizando mucho con nosotros«, afirmaba María Teresa Suárez, ginecóloga en el Hospital de Cabueñes que hoy, en cambio, prefirió ejercer presión en el Puerta de la Villa. Efectivamente, algunos usuarios del centro de salud presentes en las inmediaciones se tomaban la tardanza con resignación e, incluso, con humor, sugiriéndose mutuamente aprovechar la espera «yéndonos a tomar un vino«. Tampoco en El Llano ha habido hechos destacables… Quizá, en parte, porque, como aseveraban algunos médicos ocupados de los servicios mínimos, «mucha gente desconocía que había huelga hasta que ha venido por aquí; se han enterado al vernos a tan pocos«.
Esa es, de hecho, la petición que más frecuentemente se ha oído esta mañana en boca del colectivo profesional protagonista, al margen de las reivindicaciones que han motivado la protesta: que los sindicatos «hagan más esfuerzos por promocionar futuras huelgas, para que la gente sepa con precisión por qué estamos luchando«. Afortunadamente, para los médicos, en líneas generales parece que, aunque los motivos exactos sean desconocidos por buena parte de la ciudadanía, el apoyo a su causa es mayoritario. Así lo comentaban, en las inmediaciones de El Llano, cinco pacientes recién salidos, todos de mediana edad y, saltaba a la vista, amigos entre sí, preocupados porque «la sanidad pública se esté resquebrajando. Si queremos parar eso, y no quedarnos sin ella, hay que empezar a hacer cambios de verdad, y… ¿Quién mejor para saber lo que es necesario que los que trabajan en ello?».