La residencia para artistas, que desde diciembre acoge a cuatro creadores como experiencia piloto, dará la bienvenida este verano a sus primeros diez habitantes regulares, con la idea de potenciar su creatividad y, a la vez, acercarla a la ciudad
¿Qué alienta la imaginación artística, la creatividad aplicada, la capacidad para convertir una idea determinada en una obra valorable? Mucho se ha teorizado sobre ello a lo largo de los siglos, sin que se haya alcanzado un consenso; de hecho, la creencia más generalizada, en toda su simplicidad, es que hay tantos focos de inspiración como personas capaces de exprimirlos. Ahora bien, es innegable que algunos lugares fomentan más ese potencial que otros. Y, desde el pasado 20 de diciembre, Gijón puede presumir de contar con uno de ellos. Ese día, tras meses sometido a labores de acondicionamiento, el palacio de San Andrés de Cornellana, en Contrueces, albergue juvenil hasta 2017 y clausurado desde entonces, recuperó la actividad, convertido en ‘El Palacio. Residencias Artísticas y Acción Cultural‘, una suerte de incubadora para artistas que alcanzará su madurez este verano, con la elección de los diez primeros artistas que la habitarán regularmente. No obstante, eso no significa que este novedoso equipamiento haya pasado estos meses dormido; desde su inauguración, da cobijo a cuatro creadores, cada uno ligado a una disciplina distinta. Su labor entre esos muros está sirviendo como experiencia piloto para evaluar necesidades, posibilidades y, sobremanera, la capacidad de que ese talento acumulado pueda ser compartido con toda la ciudad.
«Los resultados están siendo muy buenos; es una gozada haber podido llevarlo a cabo», admite Aitor Martínez, director de la Fundación Municipal de Cultura, el órgano cuyo trabajo ha hecho posible la consumación de este proyecto. De hecho, su llegada al cargo, el pasado septiembre, coincidió en el tiempo con la puesta en marcha de los trabajos para adecuar el palacio, de modo que el resultado «estuviera muy relacionado con la experiencia previa de la Fundación en cuanto a la promoción artística». Afortunadamente, el complejo se hallaba en buenas condiciones, si bien «estaba previsto desde la perspectiva de albergue, como espacio de pernoctación, así que tuvimos que transformarlo para que posibilitase la labor artística». Tras hacer alguna pequeña obra, adecentar el conjunto y adquirir lo necesario, el resultado son diez habitaciones individuales y media decena de estudios de unos veinte metros cuadrados, perfectamente equipados y diseñados para el que los artistas trabajen; todo ello está complementado con una miríada de salas más pequeñas, de entre diez y doce metros cuadrados. Los distintos huecos serán asignados en función de las características de los proyectos escogidos.
Y ese es el gran reto que la Fundación tendrá en cuestión de días, una vez que este jueves finalice el plazo de presentación de candidaturas: elegir cuáles de ellas tendrán el privilegio de habitar ‘El Palacio’ hasta la primavera de 2025. Con un alcance internacional, las bases sí acotan que tres sean de artistas asturianos, o con un arraigo sólido en el Principado, y tres más están reservadas a menores de 35 años. En cuanto a la disciplina de cada candidatura, es libre, abarcando desde pintura o escultura hasta literatura y artes escénicas, pero es requisito imprescindible que la duración de su desarrollo no exceda los cinco meses, ni sea inferior a uno. Un lapso considerado suficiente no sólo para completarlas, sino también para explotar «la comunidad que se establecerá entre los participantes». Los afortunados percibirán hasta 4.000 euros para gastos de producción y otro tanto en concepto de honorarios, sumando una inversión por proyecto de unos 8.000 euros; paralelamente, personal técnico de la Fundación Municipal de Cultura dará seguimiento a quienes se alojen en ‘El Palacio’, atendiendo sus necesidades y las del propio edificio.
María Suárez, directora de programas del Departamento de Museos de la Fundación, es una de las profesionales que ha hecho el seguimiento de los creadores protagonistas de la fase piloto, aún en curso: Mario M. Martínez, autor de la propuesta pictórica ‘Ir/Volver’; García de Marina, de cuyo talento es fruto la recopilación fotográfica ‘Crónicas de un viaje’; Olimpia Oyonarte, responsable de ‘Danza en diálogo con nuestro patrimonio cultural’, y Virginia López, quien con su creación ‘Lo verde. Un jardín amateur para El Palacio’ ha forjado una verdadera comunidad jardinera de unas quince personas que se reúne cada domingo. Cuatro proyectos muy diferentes entre sí y que, por tanto, «requieren un acompañamiento distinto. Un proyecto de danza puede precisar un espejo; uno botánico, compost o herramientas… Lo que no hacemos es interferir en el proceso creativo», aclara Suárez. Con esas necesidades satisfechas, y los trabajos artísticos completados, la siguiente fase es acercarlos a la ciudadanía. Y, para ello, se emplearán todos los recursos de la red municipal, como los centros integrados de los barrios, la Casa Natal de Jovellanos, el palacio de Revillagigedo o la antigua sede de Tabacalera.
Por el momento, los vecinos de Contrueces y del cercano barrio de Roces se han mostrado muy satisfechos con el uso que se está dando al veterano palacio de San Andrés de Cornellana, construido en el siglo XVIII y uno de los grandes exponentes de la arquitectura barroca en Gijón. Los mismos lugareños tendrán ocasión de conocer de primera mano lo que se hace en sus instalaciones: está previsto que, al menos, dos veces al año se organicen jornadas de puertas abiertas para, en palabras de Suárez, «abrirlo al barrio, conectarlo con él y que la gente sepa que, aunque no se perciba desde fuera, es un espacio vivo, con multitud de proyectos en marcha ligados con la sociedad«. Sin embargo, las pretensiones de la Fundación van aún más allá, incluso fuera de las fronteras de Gijón. Porque un objetivo más ambicioso es conseguir que esos proyectos desarrollados en ‘El Palacio’ rebasen los límites de Asturias y de España, y se den a conocer en territorios más lejanos. En ese sentido, como concluye Aitor Martínez, se ha concurrido al programa comunitario ‘Culture Moves Europe’, «con la intención de dar pasos para facilitar la movilidad de artistas ya desde este primer año».
Todo un conglomerado de posibles que es cuestión de tiempo que comience a explotarse en toda su capacidad.