La decisión del Congreso Federal de suprimir la sigla ‘Q’, de queer, y de remar por limitar la participación de atletas ‘trans’ en categorías deportivas femeninas enerva a Izquierda Unida y a Podemos, que lo ven como un acercamiento a la derecha
Un nuevo terremoto ha sacudido los cimientos de la precaria alianza entre las fuerzas de izquierda españolas. Y, esta vez, el temblor no ha provenido del ámbito económico, ni de posibles acuerdos con formaciones regionalistas, ni tan siquiera de algún presunto caso de corrupción. En esta ocasión, la tensión mana de una fuente mucho más delicada: la de la identidad sexual. En la tarde de este domingo el PSOE nacional, en el marco de su 41º Congreso Federal, una parte de las personas integrantes de la Comisión de Igualdad, identificadas como representantes del llamado ‘feminismo clásico’, reunía los apoyos suficientes para aprobar una enmienda por la cual la sigla ‘Q’, de queer (término ‘paraguas’ que engloba todas aquellas identidades sexuales diferentes de la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad y la intersexualidad) desaparecerá del conjunto LGTBIQ+, que volverá a limitarse a LGTBI a efectos del partido. Y no sólo eso; el mismo segmento de la Comisión sacaba adelante una enmienda para remar a favor de que, en lo sucesivo, las atletas transexuales no puedan participar en aquellas categorías deportivas reservadas a mujeres. La consecuencias no se hacían esperar, y en cuestión de minutos tanto Sumar como Podemos cargaban contra lo que entienden como un ejemplo de «transfobia» y un giro hacia la derecha de los socialistas. Simas iguales entre los distintos polos de la izquierda se han abierto por toda la geografía española. También en Gijón.
«Los derechos de las personas ‘trans’ son derechos humanos; las mujeres ‘trans’ son mujeres, y todo lo que sea salirse de eso debería resultar impensable para cualquier organización democrática», declaraba esta mañana Olaya Suárez, portavoz de Podemos en el Pleno de la ciudad. Para la dirigente ‘morada’ local la postura del PSOE ha sido el equivalente a «claudicar frente al odio, abandonando a una de las comunidades que sufren mayor discriminación en la sociedad, negando la identidad de millones de personas que se ven representadas en esas siglas», una maniobra que no ha dudado en tachar de «espantosa», y más próxima «al trumpismo que al progresismo». Más aún, a juicio de Suárez los posibles efectos trascienden lo meramente nacional. «Pensemos en las posiciones de las entidades de referencia, como Human Rights Watch, que en lo relativo al deporte han calificado las pruebas de identificación sexual como formas de controlar los cuerpos de las mujeres en función de definiciones arbitrarias de la feminidad y de estereotipos raciales», detalla, ahondando en ello al recordar que «la propia ONU las define como innecesarias, humillantes y dañinas». De ahí que la edil concluya haciendo un llamamiento general «a informarse, a escuchar a las mujeres ‘trans’ y a las organizaciones que trabajan en este ámbito».
Pocos minutos después era el homólogo de Suárez al frente del Grupo Municipal de Izquierda Unida (IU), Javier Suárez Llana, quien trazaba su posición en el contexto de esta batalla política. Y lo hacía para confesar su preocupación por «la deriva del PSOE, especialmente en un momento en el que en Asturias se está elaborado la Ley LGTBIQ+, que debe avanzar en derechos». En opinión del líder gijonés del partido, uno de los varios que conforman la coalición Sumar en el conjunto del país y en otras regiones y municipios, ese detalle condiciona, y mucho, el contexto, pero no tanto como el tener en la trinchera enemiga a una derecha que, en los últimos años, no ha dudado en recurrir a la identidad de género como arma arrojadiza del debate ideológico. De ahí que Suárez Llana haya sido tajante al advertir a los socialistas de que «a la ultraderecha no se la combate con políticas excluyentes, ni abrazando su mismo discurso de odio, señalamiento, negación y estigmatización de las personas ‘trans'». Y ha concluido sentenciando que «abanderar un feminismo estrecho en el que no caben todas no es el camino hacia la igualdad y la libertad».
¿Y qué decir del PSOE gijonés, la delegación local de la formación de la que ha partido el problema? Bien, sobre las filas socialistas municipales se ha enarbolado la bandera del apoyo prudente a las decisiones adoptadas en el Congreso. De ello se ha encargado la concejala Carmen Eva Pérez Ordieres, quien ha respondido a la consulta formulada por miGijón confirmando que «las resoluciones congresuales aprobadas van en la línea de preservar la igualdad en todos los ámbitos; entre otros, en las pruebas deportivas, atendiendo a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres».