Por Urbano Rubio Arconada
¿No estaría mejor invertido este dinero en asignaturas que capaciten a los niños en empleos del futuro?
El Bable “ye prestosu, anque nun paga´l tiru, nun val pa trabayar”, este sería el resumen de esta gacetilla en la que trataré de aportar una perspectiva pragmática sobre la anunciada implantación de un idioma identitario en una región deprimida. Asturias es el territorio español que pierde más población: un 4,3% desde el año 2000, mientras, por ejemplo, Madrid o Valencia creció el 16%. Asturias es la autonomía cuyo PIB peor evoluciona con un crecimiento tendente a cero. Asturias paso de ser exportadora de energía a importadora después de dinamitar las térmicas; su peso industrial pasó de representar aproximadamente el 45% en 1980 al 12,7% según el último dato oficial conocido, con un empleo descendente desde principios de siglo. En este periodo la deuda pública asturiana ha creció a un ritmo de economía en declive, para escapar corriendo a uña de caballo si no fuera porque Asturias es la más hermosa del mundo. La solución a estos graves problemas parece ser: “la cooficialidad del bable”. Una forma de aumentar el gasto en profesores, traductores y subvenciones para promover y oficializar la “llingua” de laboratorio (100 bables y un resultado: un babel de probeta). Diecisiete millones que se dedican actualmente a los profesores de llingua, el mismo presupuesto de todas las inversiones reales para la escuela infantil y primaria de este mismo año. ¿No estaría mejor invertido este dinero en asignaturas que capaciten a los niños en empleos del futuro? Si en cualquier autonomía la promoción de una lengua regional está siendo ruinoso, hacerlo en nuestra región, cuya economía evoluciona peor que todas las demás, es un desatino contable y cultural.
Hay unos 6.000 idiomas en el mundo, aunque solo 15 representan el 70%. El español es el idioma que crece con más rapidez alcanzando los 500 millones. El inglés cuenta con 400 millones de parlantes como primer idioma y otros tantos como segunda lengua. El idioma anglosajón es el comodín a nivel social, laboral y económico sobre todo por el posicionamiento dominante norteamericano en los desarrollos científicos y tecnológicos, lo que la ha convertido en la herramienta obligatoria de comunicación universal. Más allá de razones folclóricas, en un mundo de puertas abiertas, dedicar horas y energía en aprender una lengua regional como el catalán, gallego, bable, aranés o el euskera, no otorga ventaja alguna para ganarse las habichuelas. Un joven bilingüe en español e inglés incrementa un 80% sus posibilidades de encontrar un empleo de calidad en el mercado global. La obligatoriedad de la oficialidad puede originar una exposición intensiva, como ocurre con el catalán, lo que la convierte en la única lengua vehicular, excluyente y discriminatoria. En Cataluña ningún colegio público permite estudiar el español. Sí, y digo en “español” porque el castellano no existe como idioma desde Nebrija. El Gobierno Vasco, por su parte, permite el español solamente en un 16% de los centros y se gasta 150 millones de euros para fomentar el euskera en niños que jamás lo hablan en el recreo ni en su casa. Esto no es multiculturalidad, esto es imposición. Una forma de condenar a los jóvenes a volar por el mundo globalizado profesional con plomo en las alas.
La idea de convertir en bable en lengua cooficial, como pica en Flandes de la identidad, -con todos mis respetos al asturiano que uso desde la niñez-, es una iniciativa artificiosa, cara e ineficiente, que no responde a una demanda social real. Los defensores de la “oficialidá de la llingua” basan su razonamiento en que no debemos ser menos “gallos” que los gallegos. Pues allá los gallegos, si quieren pegarse un tiro de aislamiento en su propio pie. Eso sí, los mandamases llevan a sus hijos a los mejores colegios en inglés, alemán o francés. Hace veinticinco años, dominar una segunda lengua era muy importante para alcanzar el éxito laboral en el mundo de la nueva tecnología. Hoy, ser bilingüe, principalmente en inglés y español, es vital para encontrar un trabajo digno en un mercado – insisto- altamente competitivo. Es indiscutible que dominar el inglés abre muchas puertas en los negocios, aunque los españoles no aprobamos el nivel medio suficiente según la evaluación que corporaciones de enseñanza de inglés: una puntuación de 4,5 sobre diez, por detrás de países como Bulgaria o Rumanía. Por eso propongo dedicar el presupuesto del bable en “bonos culturales” para mejorar un idioma extranjero de primer nivel, por imprescindible para ganar oportunidades internacionales y, obviamente, para conseguir salarios de primera división. Los idiomas tienen tanto peso en los negocios en el siglo XXI (inteligencia artificial y en la industria de cuarta generación) como tuvo la tecnología en el siglo XX, haciendo que las capacidades idiomáticas sean el elemento diferenciador entre candidatos a la mayoría de los trabajos, llegando a ser una herramienta de liderazgo. La realidad de la globalización es que el 90% de las lenguas languidecen o caminan hacia la desaparición. Su vitalidad depende de si es o no transmitida. Los hablantes se identifican mejor con la lengua más útil, la más lucrativa, sea o no materna. En algunos lugares del mundo, no muchos, la tendencia es la contraria, potenciar la lengua menos útil, pero que mejor diferencia a sus hablantes frente a otra, con argumentos peregrinos que convencen a gente ingenua y contraria a las tendencias naturales de las lenguas.
Si alguien solicitase consejo sobre el futuro lingüístico, consultaría la brújula del sentido común, y humildemente, le diría que defendiera nuestras tradiciones, que dominara el español como idioma cultural común y que trabajara duro para ser bilingües en español y en otro idioma extranjero de primer nivel para vincularse al éxito. Utilizar la “llingua” como elemento de construcción nacional es una entelequia que nunca ha existido y nunca creo existirá. Asturias está abarrotada de problemas de calidad de servicios públicos sanitarios y de atención a nuestros mayores, de productividad y trabajo, de infraestructuras, problemas de atracción de innovación, de fuga de talento, problemas de atracción de inversores y de empresas creadoras de riqueza. Poner una alambrada lingüística en Asturias no justifica ni obedece a ninguna realidad socio cultural ni lingüística. Honestamente, creo que la mayor amenaza para la supervivencia del asturiano, esa manera espontánea que nos traspasaron nuestros ancestros, es la cooficialidad que impone un nuevo idioma de probeta.
Nada, pues eliminamos el asturiano, el catalán, el eusquera, el gallego, el sueco, el noruego, el holandés, el suizo alemán…
No he leído en todo el artículo proposición alguna de eliminar nada.
No parece que Suecia o Noruega (paises) se dediquen a oficializar toda lengua o dialectos regionales ni que tengamos un nivel de inglés similar al suyo
Suiza es otro pais, una confederación de mini estados. Nada que ver.
Dejemos las falacias
Mezclando churras con merinas by señorío desde 1968.
Madre mía, como están las cabezas de la gente como para escribir artículos que justifican «genocidios» culturales con el moneder opor delante.
Mire Sr. Urbano, tan patético y totalitario es su artículo que podríamos cambiar las referencias al idioma por las de cualquier partida presupuestaria cultural, social, educativa o medioambiental y encajaría perfectamente (para qué vamos a destinar dinero al mantenimiento de los Parques Nacionales en lugar de fomentar que en ellos se hagan empresas o a la Catedral de Oviedo, si es pequeñaja y le falta una torre, verdad?).
Hágaselo mirar, en serio. Mientras tanto los que podamos defenderemos nuestra lengua materna y su oficialidad, la estudiaremos y la trasmitiremos a nuestros hijos, porque entendemos que, más allá de cuestiones pragmáticas, económicas o clasistas, es parte de nuestra idiosincrasia, es un valor a conservar y conforma propia de nuestra esencia.
Voy decitelo en «bable» duermo: Yes un babayuu!!!
Más cultura es la que os haría falta para razonar debidamente
No puede haber genocidio sobre lo que no existe
No puedes sacrificar a las personas en pos de una entelequia «la cultura del bable»
No tiene nada que ver el prerrománico o parques nacionales con imponer una lengua funcionalmente inútil a la población.
¿A usted le obligan a hacer el Cares o a construir su casa al estilo de la catedral de Oviedo?
¿No disfruta la gente VOLUNTARIAMENTE de esos bienes de consenso común?
¿No reportan valor y suponen un atractivo indudable?
¿Qué obligaciones le supone a usted todo eso, más allá de una financiación que se recupera sobradamente por su uso?
¿No ve usted que esto no tiene NADA que ver con el absurdo de la oficialidad?
¿De qué «lengua materna» habla? ¿Qué «esencia»?
«Clasismo» es el que ustedes destilan
El pragmatismo y la economía importan, eso si es esencia.
Haga el favor y tápese un poco
Ni lo intente.
El que está metido en los parámetros de un proyecto nacionalista incipiente, en sus primeros pasos, de manual como es el asturianismo, tiene entre ceja y ceja lo que han hecho en Euskadi, Cataluña y Galicia… y nada más.
No se trata de razonar.
Se trata de conseguir el chiringuito legal de la oficialidad para empezar a imponer el control social.
Con el añadido económico en nuestro caso. Somos de las regiones que ponen el cazo al final de año fiscal. Es decir, que son los impuestos de madrileños los que pagarían la fiesta para crear una nobleza nacionalista mantenida vía impuestos. De traca. Que los de Madrid terminen pagando a los que les insultan. El colmo de la desfachatez.
Y todo ello para negar nuestra propia identidad desde hace siglos. Que pensarían Riego, Pedro de Avilés, Juan Escalante de Mendoza, Francisco Cuervo y Valdés… y tantos otros si nos vieran ahora negando nuestra españolidad. Negando nuestra propia historia. Se puede ser nacionalista o no en Asturias. Pero ser nacionalista negando la españolidad de la idiosincrasia asturiana es un auténtico sinsentido. Es negar todos y cada uno de los hechos que han protagonizado asturianos ilustres en los últimos 500 años. Es negarnos a nosotros mismos teniendo que generar una mentira aún más grande de las creadas en Cataluña o Euskadi.
Pero bueno.
Mientras tengamos estás ideas claras, no pasarán por muchos profesores de asturiano que quieran enchufar al sistema educativo.
Hay que mantener el tipo y no claudicar ni un centímetro con estás ideas. Nos va la vida en ello. Literalmente
El Art se equivoca en su tesis: la negación de la oficialidad no es una cuestión de utilitarismo. Aunque es evidente que el bable academizado no es un idioma atractivo en el mercado de lenguas. Pero su utilidad o no al nacionalismo (en este caso, al asturianista) le trae sin cuidado.
La oficialidad es un sinsentido por cuestiones identitarias.
Sencillamente, los asturianos tenemos ya una identidad claramente española y es una identidad que se expresa en idioma castellano desde hace muchos siglos ya. Los bables dejaron de ser expresión cultural primero, y poco a poco popular, desde hace ya muchos siglos.
Por eso los mayores escritores asturianos escribieron en castellano. Su lengua y nacionalidad.
La lengua de Jovellanos (del que ahora se quiere apropiar el asturianismo hasta cambiándole la ortografía del nombre, cuando el nunca firmó de esta forma) de Clarín, de Ayala, de Menéndez Pidal, de Dámaso Alonso…
Estos son los referentes culturales de los asturianos. Estos son su mejores escritores.
La oficialidad es un sinsentido porque es la negación de nuestra idiosincrasia e identidad. Es la negación de nuestra españolidad de la mano de una artificialidad nacionalista asturianista impuesta a través de ingeniería social del sistema educativo.
No lo permitiremos.
Para muestra, un botón.
Cuando Pedro Menéndez de Avilés escribe a su hermano, el también marino Bartolomé Menéndez de Avilés, lo hace en castellano. Su lengua. Ya es raro ¿No? Que dos hermanas asturianos, nacidos y criados en Asturias de padres asturianos, no se hablarán entre ellos ni una palabra en bable academizado. Ya es raro. O no. A lo mejor es que hablaba la lengua más asturiana de todas: el castellano.
1) Confundir derechos lingüísticos con identidades y nacionalismos.. .anda que…
2) No entender nada de lo que es y ha sido la diglosia en el territorio asturiano y lo que supone para sus habitantes.
3) Sesgar escritores «ilustres» hacia su palo castellano, obviando los otros o citando el nombre de Jovellanos pero olvidando lo que él opinaba al respecto
4) Sentirse amenazado en su «españolidad» por el hecho de hacer oficialmente normal lo que hay desde hace siglos: dos idiomas conviviendo en un mismo territorio.
5) Otorgar a los conciudadanos identidades nacionales como argumento frente a la a consolidación de derechos lingúísticos.
En fin, mete miedo. La tolerancia brilla por su ausencia, los prejuicios totalitarios con tufillo rancio clasista lucen en todo su esplendor.
1)No confundo nada. Hay libertad de uso de lenguas reconocido por ley tanto en legislación nacional como autonómica.
Pero claro, la historia nos dice lo raro que es que se generen nacionalismos entorno a lenguas, religiones, razas… Identidades.
Totalmente raro.
Anda que…
2)La entiendo perfectamente. Cómo la diglosia que supuso la llegada del latín a la península para las lenguas de la península. Incluida la que hablábamos en Asturias antes de la llegada del latín. Está no le parece mal. Sólo la del castellano en Asturias.
El castellano es lengua de cultura y popular desde hace siglos. Siglos. Está es la identidad de los asturianos.
El uso y conocimiento de los bables no supera al francés o el inglés, según el instituto nacional de estadística.
No llega ni al 3% de la población de Asturias.
Es imposición y punto. Es negación de nuestra identidad desde hace siglos. Y punto.
3)Sesgo es afirmar que un escritor que no escribió ni una sola linea en bable, defendería algo como la oficialidad – formación de chiringuito nacionalista. Dudolo mucho.
Ni su ensayo por la formación de una academia de bable.
Pero vamos ¿No son estos los escritores más ilustres de la historia de Asturias? ¿Es mentira que La Regenta es la mejor novela en castellano del siglo XXI? Ningunear a nuestros más ilustres escritores el día de las llamadas «letras asturianas» si que es sesgo y de los duros.
4)Amenaza la formación de un chiringuito dirigido por una nobleza nacionalista que controlará la entrada a los puestos públicos de la administración autonómica. Cómo ya vemos que pasa en Euskadi, Cataluña y Galicia. Y encima ni lo niegan. Estos es lo que quieren. Declarado por ellos mismos.
5) Se repite.
Ya le digo que son los nacionalismos los que terminan otorgando identidades y creando divisiones sociales y control de la administración autonómica para forzar una «agenda nacional independientista».
Sólo hay que mirar a Cataluña o Euskadi. Negarlo es eso mismo. Negar la realidad.
Sólo hay que pasarse por alguna de las manifestaciones en pro de la oficialidad para ver todo esto. No una sola bandera de España. Muchas Asturinas. Ni una de España.
Muy integradores ellos…
Estamos de acuerdo, pero el artículo no yerra respecto al tema utilitario
La oficialidad tambien es utilidad, además de identidad, pero la gente entiende esto de la utilidad de manera más intuitiva
¿Cómo le explicas a un asturiano que es necesaria la oficialidad de una lengua que nadie habla cuando ya manejamos un código de alcance estatal?
Esto es mas intuitivo e inmediato de entender que las cuestiones identitariaa.
Estamos también de acuerdo en esto aspecto.
Creo en el utilitarismos.
Por ejemplo.
Ahora que se habla de crear una que la agencia catalana de hacienda recaude todos los impuestos en Cataluña, como hacen los Landers alemanes o los cantones suizos.
Pues entre otras razones, las hay puramente utilitaristas para rechazar una medida así.
El gasto por cada 100 euros recaudados en las agencias de los Landers es de media 1’80 euros por cada 100 euros.
La agencia Tributaria española tiene un gasto de 0,90 céntimos de euro por cada 100 recaudados.
Por pura y simple lógica. Por ahorrarnos dinero en un proceso que se paga exclusivamente con el dinero de los impuestos, deberíamos estar en contra.
Pero al nacionalista esto le da absolutamente igual.
Lo que digo es que las razones utilitarista no sirven para argumentar con el nacionalista.
Lo que digo es que tenemos que centrarnos en la gran mentira que supone negar nuestra propia identidad de españoles para identificarnos cómo una «tribu celta del Cantábrico». Eso, sí, una tribu celta que habla una lengua latina… Si es que no se puede ser más cutre. Cómo nacionalismo, el asturianismo es un pura ficción de cuento de niños de cinco años.
Pero tiene usted y el Art razón. Por puro sentido común. Una comunidad que, al final del año recibe dinero de otras regiones de España, ya hay que comportarse de forma mísera y ruín para pedirle dinero a nuestro conciudadanos españoles para obligar (recuperar lo llamarán ellos) los bables y el gallego de Asturias. Todos estos que quieren escuela en «asturiano» que se unan entre ellos y la paguen. Pero fuera del sistema educativo público y con su dinero. No con el de sus conciudadanos de Madrid, Valencia o Baleares