La tarde de precipitaciones se pausó durante los minutos que coincidían con la salida procesional del Flagelado y las lágrimas de San Pedro desde Campo Valdés
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Las lluvias casi torrenciales de la borrasca Nelson hicieron durante la tarde de ayer, Martes Santo, su primera incursión en Gijón. El temporal de frío y precipitaciones que amenaza con aguar las fiestas de Semana Santa del país sí permitieron, sin embargo, que tuviese lugar la salida procesional del Flagelado y las lágrimas de San Pedro por las calles gijonesas. El agua dio tregua a la procesión del Silencio que pudo hacer su recorrido desde la Iglesia de San Pedro hasta la parroquia de San José tras la celebración del Sacramento de la Penitencia durante la misa de 19.30 horas.
Los cofrades apuraron hasta el último minuto la posibilidad de cancelar la salida procesional en vista de lo que jarreaba, aunque instantes antes de la hora establecida la lluvia paró y se pudo producir el desfile ante los cientos de fieles entre el público y el toque de oración de trompeta. «El silencio fue la nota que predominó durante todo el recorrido, así como el respeto del público que vio salir la procesión hacía la Iglesia de San José», explica la Hermandad de la Vera Cruz a cargo de la procesión. Esta finalizó pasadas las 22.00 horas, como estaba establecido, cuando entraron los dos pasos a la iglesia de San José.
La buena marcha del Martes Santo queda así en sintonía con el éxito vivido durante el Domingo de Ramos. El día soleado hizo que las parroquias de San Julián de Somió, Carmelitas en el Paseo de Begoña y San Pedro pudiesen celebrar las procesiones que todas ellas tenían previstas para conmemorar la entrada de Jesús en Jerusalén.