Acabada la celebración por el 35º aniversario de la entidad, y como estreno en Asturias del Día Europeo del Vecino, organizadores y participantes destacan el «buen ambiente» de un evento que, en el concierto de Tekila, llegó a reunir a 5.000 personas
Pocas son las pruebas que, en la mañana de este lunes, quedan en el ‘solarón‘ de la multitudinaria celebración que, durante los últimos tres días, han monopolizado el céntrico espacio gijonés. Y no deja de ser todo un mérito, si se piensa en el ambiente que reinó allí hasta bien entrada la madrugada de hoy. Pero los recuerdos, bien frescos, sí que sobreviven, apoyados por infinidad de fotografías, vídeos, anécdotas y comentarios. Y el balance de la inmensa mayoría de ellos coincide con el que vertido por la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV) de la ciudad, su creadora: la I Fiesta Vecinal de Gijón ha sido un completo éxito. Un triunfo de público, de entrega y de ambiente a la altura del 35º aniversario de la constitución de la entidad organizadora, principal razón para los festejos… Al tiempo que una razón de peso para que lo que ha servido también como bautismo en Asturias del Día Europeo del Vecino tenga una continuidad más allá de la edición de este año.
«Aunque algunos tenemos experiencias previas en nuestros barrios, meterse en estos fregados es muy cansado, pero ha valido la pena», admite esta mañana, tan agotado como satisfecho, Manuel Cañete, presidente de la FAV. Tanto él como su equipo han dedicado horas y más horas de las últimas semanas a ultimar preparativos, obtener licencias, contratar servicios y dar a conocer la novedosa cita. Un maremágnum de trabajo que, al fin, eclosionó el viernes, con la lectura del pregón a cargo de Luis Miguel Piñera, cronista oficial de Gijón, y concluyó ayer domingo, con la entrega del Premio ‘Pelayo de Oro’ al Vecino Ejemplar al doctor Vizoso Piñeira. Entre medias se sucedieron las actividades culturales, los entretenimientos y juegos para los más pequeños, una paella de hermandad dominical con cerca de 1.400 comensales, y dos conciertos multitudinarios, los de la Orquesta Pikante el sábado y el Grupo Tekila el domingo, que reunieron a casi 5.000 personas cada uno. Casi nada para un acontecimiento que acaba de empezar.
Hoy, en el arranque de la nueva semana, es el «buen ambiente» lo que con más frecuencia se escucha en las conversaciones. Sin hechos negativos que reseñar, ni dramas que lamentar, el mismo Cañete admite que «nos está llegando mucha felicitación«, toda una motivación para luchar por la conservación de esta fiesta en el calendario lúdico gijonés. Eso sí, con alguna que otra adaptación. «Hay dos lecturas: una, la muy positiva del resultado, y la otra, la de las lecciones que debemos aprender y aplicar», reflexiona. Muy probablemente, una de ellas será el futuro intento de evitar que las actividades se solapen en un mismo espacio y tiempo, lo que, en esta edición, obligó a suspender algunas propuestas, y a trasladar la proyección de las I Jornadas sobre Contaminación de la FAV del viernes al sábado. Otro aspecto sobre el que Cañete y los suyos pretenden incidir, en connivencia con la concejalía de Medio Ambiente, es en la concienciación de la necesaria limpieza; no en vano, para el presidente de la FAV «es una pena ver la cantidad de gente que no tiene conciencia medioambiental, y que tiró cosas al suelo a pocos metros de un contenedor».
Aun así, también ha habido detalles logísticos que remarcar; entre ellos, el titánico esfuerzo para adecentar el ‘solarón’, precisamente gracias al cual «a primera hora estaba todo como una patena«, y la hora de cese de los conciertos, no más allá de las tres de la madrugada. «En las redes se ha dicho que fue un corte impuesto, pero no; teníamos licencia para extender la fiesta más, pero no quisimos molestar a los vecinos más de lo necesario«, resume Cañete. Y, sobre todo, queda la sensación de que esta apuesta ha cumplido todas sus metas: sentar un precedente, divertir, formar… Y, no menos importante, poner en valor tanto la salud del movimiento asociativo y vecinal local, como el potencial del espacio en el que el evento se desarrolló. «Se ha revelado que no es sólo un prao para fiestas, sino que puede, y debe, tener un uso público. El centro de Gijón lo necesita».