«Intentamos dar un buen servicio y ser una sidrería moderna, pero respetando siempre la tradición del chigre de toda la vida»

Cada distinción cuesta. Y detrás de cada nuevo título hay mucho, mucho trabajo. Eso lo sabe bien Emilio Rubio (1972), quien esta semana conseguía, al frente de la sidrería La Montera Picona de Ramón (c/ Saavedra, 3), convertirse en uno de los 19 nuevos embajadores de la Cocina de Paisaje del Principado, una de las grandes marcas con las que Asturias se posiciona como destino gastronómico de referencia.
Rubio, que junto a Alejandra Venegas está al frente de La Montera Picona, es uno de los pocos hosteleros que han conseguido esta distinción, que comparte junto a guisanderas, reposteros y grandes chefs de la comunidad. “Cuando me llegó la carta no me lo creía. No me lo esperaba”, recuerda, y apunta a esa “proactividad” que le define como precursora de tanta buena noticia. “Desde que salimos de la pandemia hemos ido sumando reconocimiento constantemente. Colaboramos con iniciativas como Gijón de Sidra o Sidraturismo, estamos certificados como Calidad Turística por el Ayuntamiento, contamos con un local accesible, participamos en la Ruta de la Sidra de Gijón, somos miembros de la marca Sidrerías de Asturias…”.
Una lista inabarcable tras la que no hay secretos, pero sí mucho sacrificio. “Participar en tantos eventos es agotador, pero es nuestra fórmula. Si fuera fácil habría más gente haciéndolo”, explica decidido. Y es que hace más de diez años Rubio cambió su puesto de director comercial en una empresa de transporte para poner en pie, junto a Alejandra Venegas, uno de sus sueños. Así nacía La Montera Picona, que ambos regentan desde entonces y que no ha parado de acumular premios. Solo en 2022 la sidrería se alzaba con el galardón a Cachopo más Original del Mundo, Mejor Pote Asturiano de España con vino de Cangas, Cachopo más Original de Asturias, Subcampeón de Asturias del Campeonato Regional de escanciadores o Mejor Sidrería y Mejor Escanciador de Gijón de Sidra.

“Intentamos dar un buen servicio y ser una sidrería moderna, pero respetando siempre la tradición del chigre de toda la vida. Y por supuesto tratamos siempre de innovar, que el público que venga al local encuentre cada día algo distinto”, cuenta. Parte de ese servicio pasa por el buen hacer de los escanciadores de la sidrería, algunos de los cuales participan en el Campeonato de Asturias de Escanciadores firmando una gran actuación. Jorge, Alejandra o Kelvin escancian día a día en la sidrería, que busca siempre fomentar la cultura tras esta bebida: “Hay que recuperar el escanciado, que no se pierda. No se puede vender una imagen fuera de la cultura sidrera, de la manzana, y que luego los turistas vengan y no vean escanciadores. En Gijón cada vez quedamos menos sidrerías que sigamos respetando la tradición”.
De cara al verano, La Montera Picona saca pulso con uno de sus grandes activos, una terraza de 15 mesas donde picar algo o tomar una sidra a poco más de cinco minutos de la playa. No faltarán en carta el pescado de temporada, como el bonito o las sardinas, así como los cachopos que tantas alegrías han dado al local.