El derribo del antiguo edificio, que causaba problemas de seguridad e insalubridad, concluye tras cinco meses de trabajos, aunque aún resta la limpieza y retirada de escombros del solar

Tras años de lucha vecinal, la demolición de la nave de Flex en La Calzada ya es una realidad tras varios meses de trabajos, iniciados en junio y ejecutados por la empresa catalana Hercal Diggers, SL. El edificio, abandonado y en ruinas, había generado numerosas quejas vecinales por su estado de abandono, acumulación de basura y riesgo de desprendimientos. El concejal de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, había anunciado en septiembre que la demolición estaría culminada en noviembre, y la alcaldesa Carmen Moriyón ya había visitado la parcela para comprobar la evolución de las obras. La actuación forma parte de los esfuerzos municipales para garantizar la seguridad y mejorar la imagen urbana de la zona, aunque el solar sigue siendo propiedad privada, por lo que su uso futuro, como aparcamiento provisional u otra finalidad, dependerá del propietario.
Si bien la estructura principal ha sido derribada, aún queda pendiente la retirada de los escombros y limpieza completa del terreno, trabajos que la adjudicataria tiene programados hasta el próximo 4 de diciembre. El coste de la demolición, cifrado en 568.096,78 euros más IVA, será reclamado posteriormente al propietario de la parcela una vez finalicen todas las labores. Vecinos de La Calzada, que durante años se movilizaron para exigir la demolición, asistieron a los últimos momentos del derribo y señalaron su satisfacción por la culminación de un proceso que consideraban necesario para recuperar la seguridad y salubridad del barrio.