El organismo recomienda usar medio aéreos, y no marinos, para localizar las esferas, mientras el CSIC alerta de que cada una tardará un siglo en degradarse, y el PSOE gijonés exige que se elabore un protocolo de limpieza
Son aún muchas las incógnitas que rodean los posibles efectos de los ‘pellets’, las pequeñas esferas de plástico vertidas al mar por el mercante ‘Toconao’ ante las costas de Portugal el 8 de diciembre, y que desde hace semanas llegan sin pausa a las costas del Cantábrico español. Sin embargo, ante la disparidad de estrategias, teorías y métodos aplicados, la Organización Marítima Internacional (IMO, sus siglas en inglés) se ha pronunciado para tratar de arrojar un poco de luz. Y su dictamen ha sido claro; según un informe que dicha entidad ha facilitado al Gobierno del País Vasco, se aconseja el uso de medio aéreos, y no de embarcaciones para las labores de vigilancia. Y no sólo eso; el documento incide en que, a diferencia de lo que sucede con los hidrocarburos, la recogida en el mar no es la mejor opción para estos vertidos cuando se encuentran flotando, dado el reducido tamaño de los ‘pellets’.
La publicación de informe en cuestión, dada a conocer este miércoles, coincidía en el tiempo con los últimos avisos hechos desde el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). Su directora, Ethel Eljarrat, advertía ayer de que cada uno de los ‘pellets’ tardará una media de cien años en degradarse, y urgía a localizar el resto de la carga vertida antes de que lleguen más contaminantes al norte de España. La propia Eljarrat lamentaba que todavía hoy se desconozcan con exactitud «cuáles son los aditivos químicos» de las esferas, si bien no descartaba, en función de los compuestos que lleven, que puedan ser tóxicos para los humanos. En cualquier caso, para la fauna y flora sí podrían ser altamente perjudiciales, en forma de obstrucciones e inanición a los animales o, incluso, daños hormonales y reproductivos.
Aun así, el alarmismo no debe ser la norma. «Cuando son pescados que acumulan estos ‘pellets’ en su estómago, nosotros no nos comemos el estómago, por lo que no estaríamos ingiriéndolos», razonaba Eljarrat sobre el consumo de pescado, aunque remarcando que, en el caso de los crustáceos, como los mejillones, sí que se pueden llegar a ingerir plásticos. En suma, para ella es «primordial» localizar el resto de sacos todavía perdidos en el mar antes de que se produzca una mayor dispersión de esferas. De hecho, su previsión es que, a partir del sábado, pueda producirse una nueva llegada a las costas españolas debido a las corrientes. En último término, la cuestión ha llegado a tal punto que el Parlamento Europeo debatirá sobre el vertido en su próximo Pleno, que se desarrollará en Estrasburgo del 15 al 18 de enero.
Más cerca de la ‘zona caliente’, en la ciudad de Gijón, que este miércoles recibía sus primeros ‘pellets’ en la playa de San Lorenzo, el grupo municipal del PSOE alzaba ayer la voz para exigir al Ayuntamiento que elabore al efecto un protocolo de limpieza y tratamiento de residuos. «Son más de veintiséis toneladas, y están llegando a nuestras playas», sentenciaba el concejal socialista José Ramón Tuero, quien ha visto preciso que la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano (EMULSA) disponga ya de un protocolo de actuación para la retirada de estos vertidos. Algo sobre lo que se consultará al Ejecutivo esta mañana, en el transcurso de la Comisión de Urbanismo, Obras Públicas y Medio Ambiente.
A la espera de la respuesta en dicha reunión, Tuero lamentaba ayer que todo parece indicar que lo que «algunos» ya llaman como ‘marea blanca’ puede generar consecuencias «nefastas» para el entorno. «No podemos esperar hasta el último minuto para dar una respuesta eficaz a nivel local», decretaba, no sin antes recordar que el Gobierno regional elevó el problema medioambiental este martes a nivel dos de emergencia del Plan Territorial de Contingencia por Contaminación Marina Accidental en el Principado (PLACAMPA). «Pedimos la máxima coordinación del Gobierno local para minimizar el impacto de la contaminación y que los vertidos», reclamó Tuero.