La AMPA del centro lleva años pidiendo que EMULSA o COGERSA habiliten contenedores que no exijan a los alumnos sacar las bolsas al exterior del recinto aunque, por ahora, sin éxito
La necesidad de diferenciar residuos, de depositarlos en sus respectivos espacios en función del tipo y, en suma, de contribuir al bienestar del planeta en un momento en el que su porvenir parece cada vez más amenazado se ha abierto paso en el grueso de la conciencia colectiva. También, cómo no, en la del colegio público Noega; no en vano, el centro gijonés participa en el proyecto Red de Escuelas por el Reciclaje, impulsado por el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (COGERSA) para inculcar en los más pequeños esa conciencia de protección medioambiental mediante la separación de basura. Sin embargo, desde hace tiempo sus alumnos se han topado con un pequeño obstáculo que, sin embargo, ha crispado los ánimos en el seno de la AMPA: la ubicación del contenedor para plástico, fuera del recinto del colegio. Un emplazamiento que obliga a los alumnos participantes en el proyecto, con edades comprendidas entre los tres y los once años, a salir del complejo para arrojar en él la bolsa, siempre acompañados de un docente. Una situación que, opinan los padres, «crea trastornos en la dinámica habitual del centro».
El problema ya rebasa el año de duración. Con su integración en la Red de Escuelas por el Reciclaje, el Noega recibió de COGERSA tres tipos contenedores: uno para papel, otro para plástico y varias papeleras; a cambio, los propios estudiantes debían acometer la separación de basura y su traslado a esos recipientes. Fue en octubre de 2022 cuando desde la AMPA se solicitó que bien el personal de COGERSA, bien el de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente de Gijón (EMULSA), retirase las bolsas, para minimizar el impacto sobre las rutinas del alumnado. Desde el ente autonómico se procedió a trasladar el contenedor de papel al patio, pero no pudo hacerse lo mismo con el de plástico, dada la escasa superficie del mismo. «Literalmente, los niños se quedarían sin espacio para hacer nada», se quejan los progenitores. En consecuencia, se elevó a COGERSA una petición para que sus profesionales accediesen al interior del colegio y se llevasen las bolsas con plástico; no obstante, al carecer de competencia dentro de espacios educativos, la entidad la rechazó.
En ese momento la AMPA desvió su atención al Ayuntamiento y, en concreto, a EMULSA. En sucesivas solicitudes al anterior equipo de Gobierno, todas ellas presentadas por registro, «les pedimos que se llevasen las bolsas, pero nos dijeron que, al tratarse de contenedores de COGERSA, no podían hacerlo». Entonces los padres de los estudiantes pasaron a pedirle a la empresa pública gijonesa recipientes que su personal sí pudiese vaciar. «Nos respondieron, siempre por teléfono, con las excusas más peregrinas: que no tiene presupuesto para ello, que las bolsas pesan demasiado… O sea, ¿que son pesadas para un trabajador, pero no lo son para un niño de once años?», protestan. En última instancia, desde EMULSA se les ofrecieron algunas de sus papeleras en desuso, con el antiguo patrón verde y gris, y que sí podrían ser manipuladas por los operarios gijoneses. Ahora bien, «la ley prohíbe repintarlas de azul y amarillo, porque sería modificación de mobiliario público, así que no nos sirven».
Así las cosas, los responsables de la AMPA confían en que el nuevo Gobierno que preside Carmen Moriyón se sensibilice ante su situación. «Sólo pedimos que COGERSA y EMULSA se pongan de acuerdo, y que, de la que los primeros entran a llevarse el papel, o los segundos vienen a limpiar, saquen la bolsa del plástico», claman. Por el momento, eso sí, desde EMULSA han declinado hacer declaraciones al respecto.