El Ayuntamiento dará por finalizado el 1 de agosto el plazo de presentación de ofertas para transformar el espacio en el futuro albergue de peregrinos de la ciudad

Toda ciudad, por eficiente que pueda llegar a ser su gestión cotidiana, no deja de ser una sucesión de ‘deudas pendientes’, de acciones por ejecutar para resolver los innumerables problemas y necesidades que, día tras días, surgen en cada uno de sus barrios. Y, en el caso de Gijón, una de tales cuentas por saldar, la habilitación de un albergue para peregrinos en el centro de la urbe, podría estar cerca de ver cumplido uno de sus más importantes requisitos. En cuestión de pocos días, a las cinco de la tarde del próximo 1 de agosto, el Ayuntamiento dará por cerrado el plazo de licitación del contrato para transformar el antiguo edificio Vicasa en el alojamiento colectivo para aquellos que siguen la ruta hacia Santiago de Compostela. De resolverse exitosamente se habrá desbloqueado la fase de construcción de un proyecto que hunde sus raíces en el año 2020.
Con un presupuesto base que supera por poco los 1,68 millones de euros, de los que 504.000 partirán de las arcas municipales, siendo el remanente aportado por los fondos comunitarios Next Generation, los trabajos se centrarán en el bloque norte del complejo, catalogado con protección integral y que, en la actualidad se encuentra en desuso y en un estado de patente deterioro. Así, la empresa adjudicataria contará con catorce meses para convertir esta antigua sede de formación sindical en un establecimiento para el hospedaje completamente equipado, adecuado y, sobre todo, accesible. De hecho, fue este último punto el que, hace tres años, en la fase de selección de emplazamientos, llevó al Consistorio a descartar la no menos histórica Casa Paget, a tenor de las dificultades que los peregrinos con movilidad reducida encontrarían para entrar, salir y moverse por sus estancias. Además, las fachadas serán rehabilitadas, se instalarán líneas de vida en las cubiertas y se levantará una zona de descanso en el zaguán.
En conjunto, el proyecto prevé demoliciones de tabiques para ampliar salas, renovar todas las instalaciones y disponer de una red de ventilación con recuperación, amén de otra de climatización de alta eficiencia energética. La planta baja centralizará las estancias comunes del albergue, como la sala multiuso, el comedor, el espacio reservado para bicicletas y la recepción; del mismo modo, de prepararán en ella varias habitaciones accesibles. Por su parte, en la segunda planta se han proyectado el grueso de los dormitorios comunitarios; concretamente, se plantean dos habitaciones de gran tamaño, dotadas de literas separadas entre sí de dos en dos mediante tabiques. A modo de refuerzo, habrá otros dos dormitorios de menor tamaño, también con literal. Estos últimos tendrán baño propio, si bien se construirán dos núcleos de aseos de gran tamaño. Finalmente, bajo cubierta se proyecta un cuarto de lavandería, cuatro dormitorios dobles con baño y una zona de instalaciones, amén de un cuarto adicional para almacenar enseres.