
La segunda tanda del Concurso de Charangas tampoco defraudó al público. El gran Agustín González —personaje del actor Alberto Rodríguez—, galán entre galanes, agradeció a la organización la novedad incluida en esta edición charanguer
La segunda tanda del Concurso de Charangas tampoco defraudó al público. El gran Agustín González —personaje del actor Alberto Rodríguez—, galán entre galanes, agradeció a la organización la novedad incluida en esta edición charanguera. Además de la gran pantalla que adorna los aledaños del teatro, este año se ha podido incluir el sonido en directo de todo lo que acontecía en el interior. Así pues, anunciaba el comienzo de la jornada gritando a los cuatro, o cinco o seis, vientos: “Llega la charanga, agárrate la tanga”.
Xareu nel Ñeru, los primeros en subirse al escenario —esta edición como guardianes del paraíso asturiano—, festejaron en sus coplas los treinta años de formación y dirigieron sus letras al cambio climático y la contaminación: “Cambian los tiempos, todo es contaminación, nuestro enemigo no es la industria ni el carbón/ Son los empresarios, políticos y empresas, que llenan bien sus bolsos a costa del planeta”. Otro cuento diferente nos cantaron los de Kop’A Vino, que resucitaron al mismísimo Poseidón, que alzó su tridente para protestar por la gestión de Mazón en Valencia, el estado del Sporting y contra la basura que amenaza sus mares: “Me han mandado a contaros qué es la isla de plástico que habéis creado/ que le han quitado sin dudarlo, la vida a seres de este escenario/ Islas de ropa en Chile rebosan, de todas las prendas de la sobrecompra”.
Con Los Tardones nos metimos de lleno en Hollywood con su particular parodia de Willy Wonka: “No te olvides que lo único que cuenta aquí es aquello que te hace feliz y quien siempre está cerca de ti/ Esas cosas que a simple vista no se ven, la familia y los amigos que no te dejarán nunca caer”. Terminando con un bonito mensaje: “El secreto no está en el chocolate, sino con las personas con quién se comparte”. El fascinante mundo de Las mil y una noches llegó con Los Restallones, los velos de colores y las gasas de sus atuendos. Basó su actuación en los jóvenes y sus pensamientos sobre su futuro, totalmente diferente al que tenían sus padres y su forma de hablar. “Hay que tar al día con los guajes, ya cambiaron la forma de hablar/ dicen “crush” pal chavalín que yos gusta/ si algo mola pues está en su “prime”/ “What the fuck” significa, no me jodas, y un “valer” siempre te odiará”.
Pero los más puntillosos de la tarde fueron Los Gijonudos, que sacaron sus floretes de mosquetero para dejar en sus letras el malestar del transfuguismo de unas charangas a otras y de la proliferación de estas. Recordemos que este año hay tres nuevas formaciones y, con seguridad, que su mensaje ha calado hondo. Despidieron el fiestón charanguero Os Brasileiros, con la vuelta de su “reina del carnaval”, que después de un año de parón ha vuelto a calzarse sus tacones, enfundarse su cola de plumas y bailar al son de sus compañeros, en esta ocasión, dispuestos a disfrutar de su particular safari carnavalero.
Destacar antes de despedir estas líneas la reivindicación del presentador, que en esta ocasión, más serio de lo normal, recalcó la importancia del papel de las charangas en el Antroxu, que ven cómo las protestas vecinales, por sus ensayos, y las dificultades para encontrar locales para reunirse, ponen en peligro su continuidad, sobre todo por hastío y cansancio de ver cómo el trabajo de todo un año no es entendido por muchos de los vecinos, que en estas épocas gustan disfrutar del Antroxu. Aquí lo queremos reflejar de igual manera que hizo el gran Alberto Rodríguez, enfundado en su alias antroxero de Agustín Rodríguez.