Varias plataformas y colectivos feministas han dado su respaldo a la extrabajadora, y consideran que este caso es un ejemplo de «discriminación de género»
El próximo jueves 27 de enero comienza el juicio de ejecución por la sentencia de despido de Susana García, exconductora de autobuses en Alsa. A las 10:30, distintos colectivos y trabajadores de la empresa pedirán su readmisión frente a los juzgados de lo social de la plaza de Llamaquique, en Oviedo.
García, con dos hijos a su cargo y sin ninguna ayuda estatal, estaba encadenando varios contratos temporales a jornada completa en Alsa cuando la empresa opta por reducir su jornada a 20 horas. Vuelve a ser despedida hasta 2019, cuando la necesidad la empuja a volver a los autobuses con contratos temporales.
Tras intentar ponerse en contacto con su jefe, decide interponer una denuncia por “contratación encadenada de contratos». En el INEM la avisan de que su prestación de desempleo está en el aire porque los papeles del despido todavía no habían llegado, y estos son reclamados a Alsa. Susana García decide entonces interponer una demanda por despido, como ya había hecho otro compañero. Ambos trabajadores ganaron los juicios, aunque a García no se le readmitió, ni se le dio ningún tipo de explicación.
Como parte de su identidad corporativa, Alsa siempre pone en valor su plan de igualdad, en el que promete “potenciar el trabajo en colectivos como mujeres desempleadas, maltratadas o madres solteras con especial atención a las que tienen mayores dificultades de acceso al mercado laboral”. La propia Garcia fue imagen de la campaña «mujeres pioneras», que lanzó la compañía en 2016. Varias plataformas y colectivos feministas han dado su respaldo a la extrabajadora, y consideran que este caso es un ejemplo de «discriminación de género».