Toda esta dependencia en la vieja India y en la vieja Europa, en Mittal y en Calviño, nos vuelven a demostrar que la vieja soberanía española es débil y dependiente
Así que llegó el indio, en olor de multitudes, que para él, siendo indio, ya me dirás tu, querido y desocupado lector, la reunión se le quedó un encuentro entre cuatro amigos. Y también llegó Pedro Sánchez, que había celebrado su primer consejo de ministros un par de horas antes y no se quiso perder la fiesta. También estaba Barbón, que se frotaba las manos pensando en las próximas autonómicas y también Ana González. Y ya digo, el indio Mittal, un miembro de la prole Mittal, vino a anunciar una millonada en inversiones, mil millones que sonaron como mil violines, en hornos eléctricos, en descarbonizaciones, para que Asturias vuelva a ser un paraíso natural.
Mientras MIttal hablaba de la buena fe de los indios, Barbón pensaba en los votos que sacaría con todo esto y Pedro Sánchez repasaba el gobierno niquelado que se ha fabricado este fin de semana. Y así las cosas, con todo lo bueno que significa que un señor venga a poner pasta a Asturias, no dejaba uno de añorar la vieja soberanía industrial y esa vulnerabilidad que nos hace a todos sentir que el futuro dependa siempre de otros y no de nosotros mismos. Y es que Asturias no ha tenido nunca una burguesía industrial comprometida con su tierra. Hemos necesitado confiar en los belgas y ahora en los indios, para poder sacar adelante nuestro futuro, pendientes siempre de un hilo, el último hilo de oro, para evitar las deslocalizaciones.
Pero esto de la vieja soberanía no deja de ser una metáfora del poder, porque el poder ha venido siempre tornasolado de metáforas que lo hicieran más digerible. La realidad, en el fondo, no se sustancia tanto en la ficción de una soberanía más frágil o más dura como en la verdadera dureza mineral concretada en el acero que sale de las factorías. . El dinero, en el fondo, es la verdadera soberanía, que sigue siendo otra ficción tan antigua como lo fue el génesis. El dinero, querido y desocupado lector, es tan milenario como la primera onza de hierro que forjaron los primeros hombres y hasta el dinero, en la era digital, se ha convertido en una combinación de unos y ceros tan frágil y dudosa como nuestra propia soberanía.
Este martes, la UE aprobó la primera remesa de 9.000 millones de euros del programa de recuperación y resiliencia para España. 9.000 millones gratis, sin condicionalidad, sin hombres de negro. Habrá que ver cómo los reparte Nadia Calviño, que en el fondo, es nuestra mujer de negro en el gobierno. Toda esta dependencia en la vieja India y en la vieja Europa, en Mittal y en Calviño, nos vuelven a demostrar que la vieja soberanía española es débil y dependiente. En el fondo, tan débil y dependiente como lo somos cada uno de nosotros. ¡Vengan esos millones!