
«La Ería del Piles lleva más de dos décadas a vueltas de proyectos»

El urbanismo y la ordenación del territorio son dos disciplinas en las que, siendo su ejecución totalmente visible, y vivible en muchos casos, sus entresijos siguen formando parte de esa zona gris de la cosa pública, y de la política. Es por eso que esta semana me gustaría compartir con vosotros alguna de las cosas que pasan en el urbanismo de esta ciudad. Para ello ¿qué mejor motivo que el lío que ha saltado estos días respecto a los terrenos conocidos popularmente como la Ería del Piles? Son los terrenos que incluyen desde el cruce de acceso a la avenida José García Bernardo hasta justo antes del Pura Vida Beach Club. Desde allí, la delimitación avanza hasta justo detrás de las terrazas del Pery, y acaba entroncando, a través de un nuevo viario (que ya se puede apreciar en el desarrollo del sector adyacente denominado AUA-PERI 11 A, el que se está construyendo detrás del edificio del Risk), con la carretera de la Providencia, que también cambiará de trazado y de forma de acceso a la misma. A toda esta zona nos referimos cuando hablamos de la Ería del Piles.
Su nombre oficial, si hablamos en terminología urbanística, es el que aparece reflejado en el documento que define todo lo que allí se puede hacer – es decir, el Plan General de Ordenación de Gijón, aprobado en 2019 -, donde aparece denominada como ‘Área de Planeamiento Propuesto 100 (APP-100)’.
No os vayáis de la lectura, ya sé que me he puesto un poco intenso con el urbanismo, pero necesitamos un mínimo de contexto para explicar cómo funciona esta película. Veréis, en este documento, que es público y que todos os podéis descargar de la página del Ayuntamiento, figura todo lo que se puede hacer y no hacer en ese suelo. Esto no es exclusivo de esa zona, ocurre en todas partes en España. El ordenamiento y los usos que hay en toda la superficie del país son de gestión pública… O, dicho en plata, nadie puede hacer lo que le dé la gana en su suelo, por muy suyo que sea.
Como decía, en el documento APP-100 se definió lo que se podía hacer en esa zona. Este tipo de decisiones no se toman de manera aislada, ni según sople el aire, o no se debería. Se estudia la zona en concreto, se estudia también todo el entorno y se analiza comparándolo con zonas similares y, finalmente, se considera lo que allí se puede hacer teniendo en cuenta la totalidad del territorio. Tras ese análisis, en este caso de la APP-100, se llega a la conclusión de que allí, lo de hacer viviendas, nada de nada. ¿La razón? Pues primero, que justo al lado se van a hacer casi 150 viviendas (en el ámbito adyacente que antes mencionamos, el AUA-PERI 11A) y segundo, si algo tiene la primera línea de costa de Gijón son viviendas. Y me voy a adelantar, por si alguien está pensando en que “la ciudad necesita viviendas” -que sí las necesita- porque estas viviendas, si llegasen a construirse, nunca serían viviendas que ayuden a resolver las necesidades habitacionales de residentes, sino que serían viviendas de precios más elevados aun que los existentes, lo que solo aumentaría la cada vez mayor dificultad de acceso a las viviendas convencionales para la mayoría de la población.
Este modelo, pensado para este ámbito, es el mismo que el pensado para la zona de Naval Gijón, zonas en las que no está permitido construir vivienda, pese a que los grandes gurús expertos en llevarnos al desastre o a las burbujas, es decir constructores y FADE, defiendan que haya que hacer viviendas por doquier, como hemos leído también estos últimos días. Primero, solo piensan en ganar dinero y les importa poco el territorio, y segundo, les importan menos las necesidades de la mayoría de la población. En su justa medida, a la mayoría de nosotros nos debería importar medio rábano lo que dijera esta gente.
Pero sigamos.
Si hablamos de buscar soluciones al problema actual de acceso a la vivienda, el urbanismo, y no otra cosa – salvo que simplemente se esté hablando por hablar – es lo único que va a permitir que se construyan, o no, viviendas para elites en zonas elitistas, y es a la vez el mismo instrumento con el que se tiene que desarrollar el suelo público disponible en la ciudad, que es mucho, para hacer viviendas “normales”. Y, o bien toda la ejecución, construcción y venta se hace a través de lo público, o bien se reconduce a los constructores privados de las zonas de elite, no permitiendo el desarrollo de viviendas en ellas, a las zonas de suelo normalizado.
La Ería del Piles lleva más de dos décadas a vueltas de proyectos, y parece que puede acabar en manos del Ayuntamiento (como la estatua de Arturo Fernández), una buena oportunidad para pensar en que no es necesario construir todo el suelo, aumentando las zonas verdes, o una buena oportunidad para que el Ayuntamiento actué de promotor y, bajo las premisas del interés general, plantee un centro de multiactividad, o de servicios, del que además pueda obtener lícitamente pingües beneficios para las arcas públicas. Durante décadas y décadas el Ayuntamiento solo ha hecho que facilitar que cuatro señores al frente de cuatro empresas de construcción ganen dinero en la ciudad.
Ya va siendo hora de que, además de los intereses económicos, primen los intereses generales en el desarrollo del suelo urbano de Gijón.
Y todo eso lo va a hacer un gobierno de la derechona….
Por una vez podías reconocerlo….sin embargo el PSOE está en contra