
«Hoy vuelvo a LABoral con la melancolía de los días donde escuché sin miedo una tormenta a través del arte sonoro de Juanjo Palacios; donde pude adentrarme en las luces y los sonidos de El Mundo es Bosque, de Rotor Studio; donde contemplé con estupor e impotencia cómo se derrite el hielo de los polos o cómo la fuerza del poder ejerce su violencia sobre aquellos que luchan por el planeta en Barricadas en los hielos, de Oliver Ressler. Pero, por suerte, aún me agarro al latido de esa etapa en la exposición Máquinas Digitales, la última comisariada por Pablo de Soto»
Como nos dice Eduardo Galeano en su Libro de los abrazos, la palabra recordar viene del latín re-cordis: volver a pasar por el corazón. Y en un latido vuelvo al espacio y al tiempo en el que fui feliz haciendo caso omiso del consejo de Pancho Varona en “Peces de ciudad”: Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.
Durante dos años fui residente en LABoral Impulsa con un proyecto de creación en textil (camisetas, sudaderas y bolsas) y mensaje de empoderamiento de la mujer en el ámbito cultural. En ese periodo lo que más me gustaba era frecuentar las exposiciones durante días a la hora en la que sabía que habría pocos visitantes. El pensamiento visual generado facilitaba de alguna manera la escucha atenta y me sumergía así en cada una de las obras.
La primera exposición que frecuenté fue Extinción remota detectada, comisariada por María Ptqk. Había una mesa a la entrada de la misma con varios libros entre los que se encontraba uno titulado Ciencia fricción. Vida entre especies compañeras. Lo abrí en una página cualquiera como me gusta hacer esperando hallar algo sorprendente fruto de la anarquía lectora. Y me encontré con el texto “El líquen”.
Cuando estaba inmersa en la simbiosis entre un alga y un hongo sentí que una voz que no era la del relato, me interpelaba:
– ¿Te gusta?
– Sí, mucho. Le contesté.
Se sentó a mi lado y comenzamos a hablar sobre el libro y las sensaciones que despertaba. Nos preguntamos cómo transformar una exposición en una experiencia lectora para aquellas personas que la visitasen y así nació la actividad Leer la exposición. Con cada exposición, un grupo de personas nos juntábamos para poner en común la lectura de poemas, textos científicos, filosóficos, artículos de prensa, etc, cuya temática estaba relacionada con la de la exposición. Mi trabajo consistía en ponerme en contacto con la gente y revisar los textos que se iban a leer.
Siempre me emocionó el entusiasmo con el que me decían “cuenta conmigo” y el verlos llegar desde otros lugares, como Avilés, Piedras Blancas, Oviedo o San Juan de la Arena con una sonrisa y la emoción de leer a veces sus propios textos.
Ecologistas, poetas, filósofos, profesores, músicos, periodistas, alumnos de la ESAD y tantos y tantas a los que tengo que agradecer su participación. La exposición se hacía sentir en los versos de una poeta, en las notas de un violín, en las lágrimas de los familiares de las fosas comunes de Parasimón o en los movimientos de una performance.
Con esta actividad, Pablo de Soto supo acercar el arte que se expuso mientras fue director bajo el prisma del escritor y semiólogo Umberto Eco, que decía en su Obra abierta que una obra de arte es un objeto producido por un autor cuyo deseo es que sea comprendida y disfrutada como él la ha producido. Sin embargo, la obra está abierta a múltiples interpretaciones que dependen de las circunstancias particulares (sensibilidad ante el arte, gustos, cultura, etc.) de cada individuo que la interpreta.
Hoy vuelvo a LABoral con la melancolía de los días donde escuché sin miedo una tormenta a través del arte sonoro de Juanjo Palacios; donde pude adentrarme en las luces y los sonidos de El Mundo es Bosque, de Rotor Studio; donde contemplé con estupor e impotencia cómo se derrite el hielo de los polos o cómo la fuerza del Poder ejerce su violencia sobre aquellos que luchan por el planeta en Barricadas en los hielos, de Oliver Ressler. Pero, por suerte, aún me agarro al latido de esa etapa en la exposición Máquinas Digitales, la última comisariada por Pablo de Soto. Una exposición que fue portada en el diario El País. No hace mucho tiempo, en 2021, LABoral Centro de Arte aparecía en prensa por la posibilidad de cerrar sus puertas o convertir sus instalaciones en un museo de la piragua. Gracias a la dirección de Pablo de Soto LABoral se convirtió en un referente porque supo acercar el arte a la ciudadanía.
Mar Martín Martín es Filóloga por la Universidad de Oviedo. Colaboró con la Academia de la Llingua Asturiana y ha publicado un álbum ilustrado en asturiano y dos poemarios. Fue guía del Club de lectura de la Biblioteca Pumarín Gijón Sur, guía en el Muséu del Pueblu d’Asturies y guionista de radio teatro en el programa Nomes d’Asturies (RPA). En la actualidad imparte cursos de literatura para adultos.