Llegarán conciertos internacionales / veremos y pasearemos por un Piles renaturalizado / una Semana Negra en Naval Gijón / incrementarse los precios de venta y los precios de alquiler de cualquier tipo de vivienda en Gijón…
La semana pasada arrancábamos el año con un listadín de las cosas que NO veríamos en Gijón en este recién llegado 2025 y ya anunciábamos que lo suyo sería hacer su continuación con las 10 cosas que sí veremos en nuestra ciudad a lo largo del nuevo año.
No es que le haya cogido el gusto a este formato, si no que me parece que no está de más ubicar algunas de las realidades con las que tendremos que convivir en nuestra ciudad los próximos meses. No es un listado exhaustivo, como ya os podéis imaginar, pero sí nos puede servir de punto de arranque del año político en la ciudad, por lo que, sin más preámbulos, vamos a dedicar la tinta a lo que hemos venido hoy aquí:
- Llegarán conciertos internacionales. Bueno, veremos un concierto de Bonnie Tyler. La artista británica de 73 años parece que se dejará caer por nuestra ciudad. También vendrán Sex Pistols y Joaquín Sabina. Cuestión de gustos.
- Veremos y pasearemos por un Piles renaturalizado, con más zona verde y con menos hormigón. Una obra que pretende ofrecer un cambio de interpretación respecto a lo que significan los paseos fluviales y la integración de un corredor verde en toda la superficie ocupada por el cauce. Un acierto. Un acierto de la anterior corporación, conviene señalar.
- Una Semana Negra en Naval Gijón. Quién sabe si la última que se celebre allí. Aunque el desarrollo del proyecto urbanístico que conlleva la ejecución de Naval Azul no vaya a iniciarse este año, sí que conviene pensar en cuál será la ubicación a la que tendrá que trasladarse, más pronto que tarde, uno de los mayores eventos culturales y festivos de la ciudad. No está claro si será en el entorno del Campus Universitario, que parece el preferido por los organizadores, o en cualquier otra ubicación, pero parece que a finales de año tocará definir con exactitud ese futuro emplazamiento.
- Una Zona de Bajas Emisiones -ZBE- en la Calzada. Bueno o un algo llamado así, pero sin normativa aplicable sobre ella, es decir sin restricciones, sanciones o gestión, desde una perspectiva ambiental, de los accesos a la misma. Está por ver en qué se acaba convirtiendo esto, lo que parece claro es que, bien sea por las conocidas emisiones industriales cercanas, por el tráfico pesado que atraviesa el barrio, o por la nula importancia que la calidad del aire supone para los gestores de la ciudad; no parece que en la Calzada – y en el resto de Gijón- este 2025 vayamos a respirar mejor.
- Un nuevo Convenio para el Plan de Vías. Tranquilidad, solo se trata de otro acuerdo, uno más -y creo que si no me falla la cuenta sería el cuarto- para definir, otra vez, el reparto de las cargas, y de la financiación, para ejecutar los innumerables proyectos asociados al Plan de Vías, necesarios para ver algún día una Estación de trenes, un Metrotrén, etc. Pero digo que tranquilidad porque lo único que verán será una foto de varios responsables políticos celebrando que se llegue, otra vez, a un acuerdo de lo ya acordado. Sé que parece un trabalenguas, pero mejor que parezca un trabalenguas que no un esquema del ninguneo que se ha hecho a la ciudad de Gijón con este tema los últimos 24 años.
- Casetas de madera en Begoña. Parece que el modelo de casetas para el ocio en la Semana Grande de Begoña viene para quedarse, a mayor gloria de Otea, la asociación de hosteleros asturiana que poco le falta para tener un sillón más en el Pleno municipal, a tenor de la capacidad de influencia que tiene en el devenir de las cosas políticas/eventos/lo que cuadre, de Gijón y de Asturias.
- Incrementarse los precios de venta y los precios de alquiler de cualquier tipo de vivienda en Gijón. Si ya el 2024 se ha cerrado con incrementos que sitúan la subida, en ambas cuestiones, en más de un 10%; el 2025 parece que apunta a que superaremos esas cifras, y vivir en Gijón será tarea imposible. El proceso de turistificación en el que los dirigentes de la ciudad llevan años empeñados, conlleva el desembarco de capitales que acaban por encarecer los precios de acceso a la vivienda. Se expulsa a los residentes habituales a cambio de implantar segundas residencias, o terceras o cuartas, y la ciudad se va convirtiendo en un decorado de terrazas y eventos gastronómicos, tras los que muchos de los ciudadanos de Gijón sufren y sufrirán en sus carnes un clarísimo proceso de gentrificación, ese palabro que justifica que las rentas más altas ocupen los espacios y los barrios (destinados a residentes, esas personas que sí habitan allí), a quienes no les queda otra que ir alejándose de la ciudad. Y eso con suerte.
- La EMA, EMULSA y EMTUSA como empresas públicas. No cabe otra. Las tres joyas de la corona de la organización empresarial municipal afrontan un 2025 esperemos que con más tranquilidad que algún año anterior, y reafirmando el buen hacer de la actividad pública empresarial y del conjunto de sus trabajadores.
- La continua pérdida de patrimonio arquitectónico en nuestra ciudad. Es una pena absoluta que el camino del desarrollo urbanístico de lujo – élite- en el casco histórico de Gijón, mantenga preceptos similares al desarrollismo de los años 60 y 70 del pasado siglo. Si bien con una excusa distinta: hacer pisos para la presión demográfica laboral que requería la ciudad en esas décadas contra el urbanismo de lujo y turístico que se hace en la actualidad. Motivos distintos, pero con un fin exactamente igual, y es que cuatro se enriquezcan a costa del patrimonio arquitectónico que es de todos.
- Al Sporting liderando la clasificación, por confiar en que lideremos algo, aparte de los anuncios municipales. Y mira que la cosa no está fácil.
Más allá de algún chascarrillo, el 2025 se presenta como el 2024, a la espera si desde las administraciones, desde todas ellas, se actúa en pos de mejorar las condiciones de desarrollo vitales de todos los gijoneses. No dudo que ese sea su pensamiento, pero está por ver si la realidad se muestra tan tozuda como hasta ahora, dejando en el aire muchos aspectos, o podremos asistir a algún cambio. Veremos.