Con la ‘baterías bajas’ ya reabiertas al público, y las ‘altas’, pendientes de ser presentadas en una semana y media, sólo resta finalizar el acondicionamiento de la trinchera descubierta y rehabilitar el refugio antiaéreo

Siendo como es una de las estribaciones más imponente de cuantas dominan Gijón, tanto su flanco marítimo como el terrestre, no es de extrañar que el cerro de Santa Catalina fue escogido en el XVII, y hasta bien entrado el XX, como clave de bóveda de la defensa costera de la ciudad. Dan fe de ello sus baterías de artillería, cuyos emplazamientos aún sobreviven… Y que, según confirmaba el Ayuntamiento este miércoles, podrán visitarse al completo a partir del año que viene, una vez finalicen los trabajos de recuperación a que están siendo sometidos. No obstante, habrá un pequeño entremés: las conocidas como ‘baterías altas’ serán presentadas dentro de una semana y media, en cuanto concluyan las obras, y las ‘bajas’ ya están abiertas. Así lo anunciaron tanto la alcaldesa, Carmen Moriyón, como el edil de Infraestructuras Urbanas y Rurales, Gilberto Villoria, en el curso de una visita al lugar.
Tal como detalló ayer el segundo de ambos dirigentes, durante la obra aparecieron veinte metros de trinchera que se creía que había sido destruidos. Ese entorno, desconocido para el gran público, es el que se está acondicionando como equipamiento museístico, con la mirada puesta en que pueda ser visitado de forma abierta en el segundo semestre de 2026. Así las cosas, la única gran pieza del patrimonio militar gijonés de la zona pendiente de ser puesta a punto es el refugio antiaéreo; con ello, se consumaría una intervención que, en palabras de Moriyón, confirma que «desde el Gobierno local se atiende a los grandes proyectos pero también a la recuperación del patrimonio y a la mejora de los barrios y parroquias gijoneses».