El PSOE, que pese a contar con la friolera de nueve concejales y ser, de hecho, el grupo municipal con más representantes, ni se le ve, ni se le escucha
Pese a prometerme a mí mismo dejar enfriar la cosa política gijonesa y centrarnos un poco más en las cosas del verano astur, creo que es un buen momento para retomar algunos asuntos sobre el devenir político de la ciudad. Esta es una semana tan buena como cualquier otra para preguntarnos si se sabe algo de la necesaria renovación del PSOE de Gijón.
Varios motivos vienen al caso, el primero de ellos es percibir, desde fuera, la reacción que suele tener el PSOE de Gijón respecto a cualquier asunto que tenga que ver con la presidencia del Principado de Asturias o, por ser más concretos, con su representante, el presidente Adrián Barbón. Como sabréis, estos últimos días ha habido un poco de revuelo porque se generó una noticia falsa de que había no sé quién de la militancia socialista que estaba intentando conformar una especie de sector crítico al actual Secretario General del PSOE asturiano, el mismo Adrián Barbón. Toda una entelequia que atañe discernir únicamente al propio PSOE, pero que, si uno rasca un poco, desvela alguna cosilla más, que en este caso tiene que ver con el PSOE Gijonés, y que enlaza con el motivo de escribir este artículo.
Comprobando la red política por antonomasia X – red social empleada por toda la clase política mundial para comentar las cosas que pasan- no deja de sorprender la postura del PSOE gijonés y de sus actuales líderes. Al contrario que el PSOE de Oviedo o el de Avilés, que o bien compartieron las palabras de su Secretario General o incluso actas de reuniones de la comisión ejecutiva de sus agrupaciones, a tenor del asunto del falso sector crítico, el PSOE de Gijón no publicó nada. Tampoco lo hizo su secretario general Monchu García, o el aún líder del grupo municipal Luis Manuel Flórez – Floro-. Podéis echarle un vistazo vosotros mismos. No digo con esto nada que cualquiera de vosotros no pueda pensar, tampoco veo fantasmas ni cosas raras, pero al menos a mí me confirma que ni la relación ni el apoyo deben ser fluidos o el mejor posible. Y me vale esto y me valen también muchos otros ejemplos que hemos podido ver en los últimos tiempos. Y esta desconexión de la realidad de su propio partido del PSOE gijonés me preocupa en la medida que es fiel reflejo de la desconexión que tienen – y también sus dos líderes- con el día a día de la ciudad y con lo que pasa en Gijón. Lo que me lleva al segundo asunto del que el PSOE de Gijón es también triste protagonista, que es su nula capacidad de hacer oposición.
Después de este largo año de política ha quedado claro la oposición al gobierno la está haciendo una fuerza, y esa fuerza no es el PSOE, sino IU. El PSOE, que pese a contar con la friolera de nueve concejales y ser, de hecho, el grupo municipal con más representantes, ni se le ve, ni se le escucha. Su cabeza de lista apenas tiene exposición mediática y las propuestas o contrapropuestas que presentan como respuesta a lo que pasa en la ciudad, destacan especialmente por su tibieza. Y no será porque el gobierno municipal no se lo está poniendo fácil, adoptando medidas muy conservadoras, o muy alejadas del espectro progresista, sino más bien por no saber, al menos eso parece, a que se está en el Ayuntamiento. No me olvido de Podemos. Yo no lo hago, pero está claro que el resto de la ciudad sí, puesto que su aportación al día a día municipal se desconoce. Quizá el hecho de manejarse en discursos, aun todavía hoy -y después de todo lo que ha pasado en ese partido- alejados de la realidad y propios de políticas indefinidas y sin ceñirse al terreno que pisan, tenga algo que ver.
Esta ausencia de oposición por parte del PSOE gijonés, unido a la inexistencia visible de liderazgo en el grupo municipal, unido a su vez a la desconexión territorial que parece existir con los líderes del PSOE asturiano, son preocupantes en primer lugar para el propio PSOE gijonés, pero dado que ese asunto es cosa suya, me quedo con que son preocupantes para las posibilidades futuras de un gobierno progresista en la ciudad. Una ciudad que, sin duda, debe mucho a épocas de gobierno socialista, pero que hace ya tiempo que le ha dicho al PSOE gijonés que en política no solo se puede vivir del recuerdo de tiempos mejores, hecho por políticos y políticas mejores, sino que tampoco sirve echar a unos para poner a otros y que nada cambie. Renovarse o renovarse, esa es la cuestión.
Quedan bien retrataos