Mientras Carmen Moreno parece estar decidida a pelear en las primarias del PSOE local, Pelayo Barcia ‘desnuda’ el proyecto de Foro para El Muro y el Chas se encamina hacia su extinción como club deportivo, aún quedan osados que consideran un éxito el ‘petardazo’ participativo de la manifestación en Oviedo contra el peaje del Huerna. Las citadas ‘cuatro cartas’ del póquer exigen mucho valor

Por más que uno lo pretenda, no cabe más opción razonable que la de mostrarse estupefacto por los parabienes oficiales desatados a raíz de la manifestación celebrada en Oviedo en pro de la eliminación del peaje de la autopista del Huerna. Toda la artillería oficial, y oficialista, se muestra orgullosa de que, así se dice, ‘Asturias entera’ haya lanzado un grito de unidad contra el Gobierno del señor Sánchez y, sobre todo, contra su estrafalario ministro de Transportes, el inefable Oscar Puente, por negarse en redondo a suprimir la polémica ‘tasa’ vial. La causa no puede ser más justa, pero ello no justifica, en absoluto, tratar de disfrazar como un “enorme éxito” el balance de una convocatoria de manifestación popular, que más bien fue un ‘petardazo’ de primer curso de las fallas valencianas. Dice la Policía Local de la capital del Principado que en la marcha había unas 5.000 personas. Es obvio que se les fue la mano. Casi se podían contar y la cifra real superaba por poco la mitad del citado guarismo oficial. ¿Un éxito? Cada cual puede hacer su propia valoración, pero teniendo en cuenta el número de entidades convocantes y sus satélites afines, no es difícil concluir que en la cita estaban “los que siempre salen en la foto” y sus correligionarios, que son muchos, que son centenares. Del pueblo, lo que se dice del pueblo llano, más bien pocos. Los de la acera y cuatro más. Unos y otros fueron muy correctos y educados. No hubo una voz más alta que la otra, ninguna pancarta que pudiera resultar ofensiva al poder y, desde luego, no se quemaron ruedas ni hubo barricadas. Eso sí fue un éxito, aunque los puyazos políticos sólo tuvieran el receso de la duración de la misma manifestación. Asturias no quiere el citado peaje, pero los asturianos, así quedó claro en su exigua participación en la marcha oficial, entienden que para negociar eso ya les pagan a sus representantes políticos y subvencionan al resto de quienes figuran en este peculiar entramado reivindicativo, y que son ellos los que deben de hacer su trabajo. El resto es un teatrillo en el que, es evidente, no están dispuestos a dejarse manejar como meras marionetas y rehenes de las cuitas políticas. Toda la maquinaria del poder regional quedó el descubierto. Tratar de disfrazar esta numérica indiferencia con frases estudiadas y altisonantes ya no tiene recorrido. Madrid, incluso Valladolid, están muy lejos, con peaje, y con muchos charcos por sortear.
Claro que charcos los hay de todas las clases y colores. En un barrizal importante o, más bien, en un erial de arenas movedizas se mueve, desde hace años, el histórico Club Hipíco Astur (Chas). Con una cifra cada vez más exigua de socios, que ronda un cuarto de millar, su supervivencia pende, en los últimos tiempos, del alambre y de maniobras un tanto rocambolescas que lo han llevado a estar de plena actualidad y no precisamente por su actividad deportiva. Han pasado ya varios años de aquella pretendida, al menos por algunos, fusión con el Grupo de Cultura Covadonga, que se frustró por motivos nunca muy bien explicados. Corrieron ríos de tinta, pero todo el operativo acabo en boxes. Lo mismo sucedió con el proyecto de Chas Pádel, que terminó en los tribunales y cuya liquidación de más de cien mil euros, ya por sentencia firme de incumplimiento de contrato, aún está pendiente de pago. Y menos mal, porque la demanda era de un millón de euros. Luego, o antes, ya ni lo recuerdo, estuvo la operación del Metropolitan, que salvó momentáneamente los muebles a la entidad equina, pero que también, como sucedió en los casos anteriores, terminó de forma abrupta. Hay quien opina que, a tenor de lo citado, que sólo son unos apuntes de la reciente historia de la sociedad, la brújula de su gestión, en manos de una entidad privada, no circula en la mejor dirección. No es de extrañar, pues, que el Patronato Deportivo Municipal y, por ende, la concejalía de Deportes del ayuntamiento, pusieran el ‘semáforo en rojo’ a la hora de suscribir un acuerdo para llevar adelante el controvertido Horse Jumping, al cambio, un circuito de pruebas hípicas a lo largo de varios meses en las pistas del Chas. Con una reconocida situación financiera más que complicada, sin poder hacer frente a la sentencia judicial del pádel ni al pago de muchos proveedores, el último episodio, al menos de momento, de la todavía sociedad deportiva, se vivirá en los próximos treinta días. Bueno, en realidad lo que se vivirá será la desaparición del Chas tal y como fue concebido hace decenios. En plan de salvación, así se presenta, ha sido elaborado, curiosidades del destino, por el mismo bufete de abogados de Gijón que diseñó la absorción del Centro Asturiano de La Habana por parte del Grupo de Cultura Covadonga y que, también, estuvo rodeado por una polémica que duró muchos meses y que, aún hoy, no está exenta de rescoldos en la entidad de Las Mestas.
En esta ocasión, los letrados han optado por una fórmula diferente: la inyección del imprescindible dinero para tapar los agujeros financieros entrará por la venta de acciones que, de forma prioritaria, podrán adquirir los actuales socios de la entidad. En caso de no cubrirse todo el capital, se abriría el abanico a inversores externos. En suma, de una u otra manera, se creará una empresa privada que se hará, cuan sociedad al uso, con todos los derechos, incluido los terrenos, del actual Chas que, lo reconocen sus promotores, dejará de ser una sociedad deportiva sin ánimo de lucro como siempre lo fue. Desde luego, el ayuntamiento está muy vigilante ante este nuevo escenario, máxime cuando todo apunta a que la mayoría accionarial va a quedar en manos de cuatro o cinco personas, los cuatro o cinco socios que están detrás de toda esta operación. El resto pasarán de puntillas o, mejor dicho, quedarán como meros comparsas arrendatarios. Sin inversión en acciones no hay poder de decisión. Se reconoce, en el ámbito municipal, que nada se puede hacer al respecto, pero el clima de desconfianza con el próximo futuro de la entidad también es evidente. Mantener el logotipo y la marca original no cambiará las cosas. Sólo un detalle para los seguros inversores: los terrenos están considerados por la Confederación Hidrográfica como ‘zona roja’ inundable, y el vigente Reglamento de Dominio Público Hidráulico es muy claro sobre la nula posibilidad de construir en terrenos así calificados. En ocasiones, en esos pequeños detalles se camufla el efecto del veneno.
Y, cambiando de carril, no poca carga tóxica llevan las apreciaciones de Pelayo Barcia, el edil de Foro que se resiste a jugar el papel de ‘concejal florero’ y que, si es necesario, pone sobre el tapiz político asuntos en los que no está de acuerdo con la línea oficial de su propio partido, máxime cuando se trata de temas de su competencia. Lo hizo con la pretendida reforma de la calle de Munuza, de la que nunca más de supo, y ahora hace lo propio con los sondeos encargados en El Muro con vistas al supuesto soterramiento parcial del tráfico de vehículos. Es obvio que éste simulacro no responde a lo prometido por Foro en la campaña electoral de 2023 y la mutilación no le hace gracia alguna al señor Barcia que, además, pese a tratarse de un asunto directo de su ámbito de responsabilidad, asegura nadie le informó al respecto. Levanta la voz y la levanta para que se le escuche tanto fuera como dentro de sus propias filas. No hay precedente, pero debería de cundir el ejemplo. El PSOE local, siempre a rebufo, ya ha sacado a relucir la carnaza. Cualquier cosa vale para levantar la cabeza de la arena del desierto en el que está sumido y echar un trago de agua fresca de la reconfortante cantimplora. Los socialistas no están tampoco para lanzar salvas de alegría con el panorama político-electoral que les espera. Mientras el sector oficial de la calle Argandona se afana en aportar tranquilidad sobre el futuro cabeza de lista e incluso algunos dibujan el perfil de un candidato sin parangón que les situará el borde de la mayoría absoluta, frente a ello, aunque no necesariamente en contra, continua su andadura Carmen Moreno. La ex gerente de la Unión de Comerciantes, en principio algo recelosa a la hora de concurrir a unas primarias en el partido, parece que ahora, después del último trimestre de reflexión personal, ya lo tiene claro: si es necesario, irá a las primarias. Serán probablemente dentro de unos seis meses y, ya que hablábamos con anterioridad de caballos, aunque la barrera de los boxes de salida de la carrera aún no se ha abierto, ya se admiten apuestas y las taquillas están que arden. Una cosa está clara: Moreno quiere, a Moreno ‘le pone’ el reto de Carmen contra Carmen.