Sor Berit explica cómo será el funcionamiento del nuevo local asturiano: «Es igual que cuando unas monjas tienen una hospedería, cocinan dentro y sirven a los huéspedes. Para nosotras será lo mismo»
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Las monjas de Belorado han decidido dar un nuevo paso en su singular trayectoria al inaugurar en Arriondas el primer restaurante de clausura de España. Desde el Hotel Ribera del Chicu, donde han alquilado un espacio para este innovador proyecto, Sor Berit y Francisco Canals, jefe de prensa de la comunidad, han compartido en un vídeo su visión y preparativos en una entrevista que refleja la ilusión, determinación y fe de estas mujeres. «Estamos preparando el restaurante con muchísima ilusión, iniciando los trámites normales de reapertura», confirma Sor Berit, que describe cómo las hermanas se encargarán de la cocina mientras que serán seglares quienes servirán a los comensales. Ella, en particular, estará apoyando tanto en Arriondas como en Belorado, donde también cuida de las hermanas mayores.
Este nuevo emprendimiento surge tras la ruptura de las monjas con la Iglesia y las dificultades económicas derivadas de ello. «Cuando se te cierra una puerta, tienes que abrir otra» comparte Sor Berit: «Tenemos que facturar para generar recursos y poder vivir, como toda familia». El restaurante ofrecerá menús elaborados por las propias monjas, manteniendo su vida de clausura al delegar el servicio en empleados externos. Sor Berit defiende la compatibilidad de este modelo con su vida religiosa: «Es igual que cuando unas monjas tienen una hospedería, cocinan dentro y sirven a los huéspedes. Para nosotras será lo mismo».
Los vecinos de Arriondas han mostrado apoyo a esta iniciativa, cuenta la hermana, que también incluye un proyecto paralelo de cría y formación de perros en un terreno cercano, pensado para ayudar a colectivos desfavorecidos. «Estamos en un tipo de guerra, y uno tiene que salir adelante con lo que tiene delante», reflexiona Sor Berit. Con este proyecto, las monjas de Belorado no solo buscan solvencia económica, sino también transmitir un mensaje de esperanza y fe: «Vale la pena seguir al Señor sea como sea y como puedas».