El clásico espectáculo del verano gijonés cumple veinte años llenando de magia las noches del Jadín Botánico Atlántico
Veinte años pasan en un suspiro, pero para un espectáculo cumplir dos décadas es, hoy en día, casi un milagro. Más aún cuando no parece envejecer y el público sigue respondiendo, año a año, al reclamo de los trasgos, las xanas o la misma Güestia. Jesús Martínez Salvador, presidente del Jardín Botánico Atlántico, lo resumió en una frase: «Cada año es más complicado reinventarse. Pero lo consiguen».
No es sencillo, pero el equipo de Factoría Norte siempre consigue incorporar alguna novedad. Carmen Gallo, responsable de la productora, ya avisaba en la presentación de las Noches Mágicas que «tendremos novedades y cambios de ubicación. Estarán los personaje de siempre y alguno será nuevo. El que suela venir todas las ediciones encontrará novedades». Del 18 al 27 de agosto, el público que haya conseguido una entrada, descubrirá en qué consisten esos nuevos personajes y decorado. Aunque hacerse con una no es fácil. Hoy mismo ya se han agotado para 12 de las 20 sesiones previstas. Un éxito de público que se repite cada año. No en vano ya lo han disfrutado más de 60.000 personas en estos veinte años.
Otra de las atracciones de las Noches Mágicas es el cartel, obra de Juan Hernanz, con el basilisco como protagonista que, en palabras del ilustrador, «muchas veces pasa desapercibido». A diferencia de bestias similares de otras culturas -o películas como Harry Potter-, el basilisco asturiano es una mezcla de gallo y serpiente. Una interpretación, la de Hernaz, llena de colorido y magia. Como corresponde a una de las grades citas culturales del verano gijonés