El presidente autonómico recupera la promesa del ministro de Industria, Jordi Hereu, de que Asturias «no se va a quedar sin siderurgia integral», y rescata la posibilidad de que se busque a otra empresa que apueste por el DRI en la región
La política, los mercados y la misma ciudadanía están revolucionadas en Asturias. La noticia de que, por el momento, ArcelorMittal no invertirá en la construcción de sus plantas de reducción directa del mineral de hierro (direct reduction of iron, o DRI), de las que una de ellas debería haberse levantado en Gijón, ha vuelto a hacer que planee la sombra de la duda acerca del futuro de la industria siderúrgica en la región, con un componente extra de indignación a la vista de que a la multinacional del acero se le había concedido una subvención nacional de 450 millones de euros para acometer dicho proyecto, cuantía extraída de los fondos adscritos al Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). En fin, un complejo e inquietante escenario que, esta mañana, ha ocupado parte del debate durante el Pleno de la Junta General del Principado. Y, en ese contexto, el presidente autonómico, Adrián Barbón, ha sido claro: si hay que buscar un responsable, debería hacerse en las «políticas agresivas» que Estados Unidos y China aplican en el ámbito de la producción de acero.
En sus declaraciones, emitidas como respuesta a la petición de explicaciones por parte de la diputada de Vox, Carolina López, Barbón ha incidido en que el problema no se circunscribe únicamente al territorio asturiano, sino que cuenta con una dimensión global. No en vano, la previsión inicial de ArcelorMittal era haber edificado varias de dichas plantas en distintos puntos del planeta, fundamentalmente en Europa. No obstante, el líder asturiano también ha tratado de trasladar un mensaje de calma y esperanza… Para lo cual ha rescatado la prometa hecha en el pasado reciente por el ministro de Industria, Jordi Hereu, de que el Principado «no se va a quedar sin siderurgia integral». De ahí que Barbón, convencido de que la posibilidad de recurrir a un tercer actor empresarial que ejecute, efectivamente, las inversiones previstas «sigue abierta», haya reclamado «rigor» al hablar de este asunto; a su vez, ha adelantado que próximamente convocará una nueva sesión del Foro por la Industria, dependiente de la Consejería de Transición Ecológica, para abordar esta delicada cuestión.
Nacionalizar Arcelor, una posibilidad que Izquierda Unida «no descarta» como solución
La reacción del dirigente regional llega menos de un día después de que el coordinador general de Izquierda Unida (IU), y consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y Derechos Ciudadanos en Asturias, Ovidio Zapico, sentenciase que la noticia trasladada por la multinacional es, efectivamente, «muy preocupante» para el futuro de la autonomía y de su sector industrial, que aún hoy ostenta la condición de auténtico pulmón industrial de la misma. «De no producirse ningún hecho que varíe el rumbo de lo que conocemos hasta ahora, esto va a ser un lastre tremendo para el futuro«, vaticinaba en la tarde de este martes, sosteniendo esa afirmación con el argumento de que, si la compañía no acomete inversiones, la progresiva obsolescencia de sus instalaciones hará que la capacidad siderúrgica asturiana «pierda toda su competitividad y su fuerza, con lo que ello significa para el empleo». En ese sentido, Zapico aprovechó para reclamar al Gobierno de la nación que garantice el funcionamiento en todas sus fases del proceso siderúrgico de Asturias. «No nos vale quedar cada vez más limitados a unas determinadas fases que, insisto, quedarían obsoletas en poco tiempo», insistió. Y se despidió haciendo un guiño a la opción pública, pues «desde IU no excluimos ninguna alternativa, incluida la nacionalización«.
Caso típico de síndrome de Estocolmo: el gobierno asturiano tiene miedo de actuar a favor de los ciudadanos.
Si Arcelor no es viable, habrá que buscar alternativas para todos sus empleados.
Una vez que el gobierno tenga un plan al respecto, pasarán dos cosas:
Mágicamente, Arcelor logrará hacer lo que dice que no puede, algo que lleva intentando evitar desde hace años,
o
Se preparará para el cierre.
No debería haber empresas sagradas.
La cuestión es que aquí los malos son los chinos y Trump.
Pero que el dinero de la estatal china Chery se invierta en reabrir las antiguas instalaciones de Nissan en la zona franca de Barcelona, refundado la antigua Ebro Ibérica, pues genial.
Es decir:
China mala en Asturias.
Pero buena en Barcelona.
Quizá el problema no son los chinos (que a la UE no le hace la más mínima gracia el viaje de Pedro Sánchez a China para contradecir la política exterior Europea con China)
Quizá sea este gobierno del PSOAlgo que tiene que pagar sí o sí el precio que le ponga el nacionalismo catalanista a costa de la igualdad entre españoles o las inversiones o lo que sea.
Más nos valdría exigir el túnel en Canfranc cuanto antes o no va a quedar inversión que no se haga en Cataluña o Euskadi.