Algunas personas siguieron el acto desde los pasillos, atraídas por el testimonio de quien dedicó más de cuatro décadas a combatir el terrorismo de ETA en el País Vasco

La sala del Ateneo Jovellanos de Gijón se quedó pequeño ayer durante la presentación del libro Memoria de perros y serpientes, del antiguo comisario de la Policía Nacional Luis Alberto García González. Se registró un lleno absoluto, con algunas personas siguiendo el acto desde los pasillos, atraídas por el testimonio de quien dedicó más de cuatro décadas a combatir el terrorismo de ETA en el País Vasco.
El autor, que desarrolló gran parte de su carrera en Bilbao, relató ante un público los años más duros de la violencia y el clima de miedo que marcó a toda una generación de agentes y ciudadanos. “Es una deuda moral con tantos compañeros asesinados y con las víctimas olvidadas”, afirma García sobre la obra, quien recuerda que ETA dejó más de 850 muertos, 5.000 heridos y 200.000 exiliados por amenazas.
El libro, autoeditado tras múltiples rechazos editoriales, recoge episodios personales de la lucha antiterrorista, como los asesinatos de Eduardo Puelles o del cántabro Samperio Sañudo. “No pretendo abrir heridas, sino preservar la verdad”, subrayó.
Memoria de perros y serpientes —título que alude a los símbolos de la Policía y de ETA— se ha convertido en un ejercicio de memoria histórica y compromiso ético que, como se comprobó en Gijón, despierta un interés creciente entre quienes no quieren que el paso del tiempo borre aquel pasado reciente.