Veremos si este gobierno intenta algo más que lo hecho estos cien días, o si se decide por esa política ya habitual en esta oleada de gobiernos de estáticos. No hacer nada, de nada
Uno, que ya es un señor, recuerda aquellos sesudos, rigurosos o en ocasiones cómicos, clásicos análisis de los gobiernos entrantes tras 100 días de ejercicio del poder. Bien es cierto que el gobierno no se establece al día siguiente de las elecciones, que se tarda prácticamente unas tres semanas en que esto sea así y todo eso. Pero no enturbiemos con excesivos datos un buen titular de artículo. Bromas aparte, esta semana se han cumplido 100 días desde que Foro, el PP y Vox ganaron las elecciones. Y digo ganaron los tres, porque únicamente sumándolos ganan, dado que, conviene recordar, el partido más votado (aunque por muy poco respecto a FORO) fue el PSOE.
Entrando ya a matar, expresión muy taurina y por tanto muy de este nuevo gobierno; en estos más de tres meses teóricos y algo menos en la práctica, el nuevo gobierno tripartito ha hecho cuanto menos una cosa: dejarnos ciertas cosas claras. Nos ha dejado claro que pretende cumplir sus promesas, bueno al menos sus promesas más de eslogan y fanfarria. Me refiero a que, efectivamente, han puesto a circular por El Muro otra vez a los vehículos, cosa que lo único que dice de ellos es no ser conscientes de que las ciudades del futuro, y las del presente, deben apostar por pacificar el tráfico y dotar de mucho más espacio al despliegue de vida de un ciudadano, que es mucho mayor que moverse en coche desde la Pondala hasta el parking de Fomento.
De igual manera han dejado clara su apuesta por matar toros. No voy a hacer hincapié en este asunto, que ya ha sido tratado abundantemente en esta columna, pero que conviene no olvidar. Claro también ha quedado que la movilidad en la ciudad se enfrenta a la redacción de un nuevo Plan de Movilidad. Sería el tercero en apenas 5 años. Este nuevo Plan de Movilidad, aunque suene increíble, deberá aportar más que hablar de El Muro esto o El Muro lo otro. Y no parece que vaya a ser un documento por el que la ciudad “avance”, quizá únicamente acelere.
Leyendo las declaraciones de las entrevistas del nuevo concejal de movilidad, de Foro, parece que la opción en su cabeza es una especie de contentar a todo el mundo, bueno, o al menos a lo que él considera el perfil de sus votantes. Básicamente consiste en meter el coche hasta el portal de casa. Un modelo que, no voy a negar, tiene su encanto vintage de volver a ver, ahora en directo, aquellas fotos en colores gastados donde veíamos el Náutico petao de coches. Concedámosle un tiempo para ver si de lo dicho a lo que posiblemente nunca se vaya hacer, hay mucha diferencia.
Pero estos 100 días han dejado muchas más perlas, la primera: el pacto con la ultraderecha. Creo que, si algo no hará falta recordar y los gijoneses tendrán en cuenta a la hora de meter su voto en las urnas en 2027, es el pacto que Foro alcanzó con el partido de ultraderecha Vox. Ese pacto les costaras votos, pero les cuesta mucho más. Sin duda, haber perdido la credibilidad política de una parte importante de la ciudadanía de Gijón. Y no de aquella “politizada”, sino de aquella que está viendo las barbaridades y paletadas que está realizando Vox allí donde se le concede la posibilidad y el poder. Y Gijón no ha sido una excepción, ha sido prácticamente un dicho y hecho.
Vox ya ha dicho que lo del asturiano ye una mentira y que los que vayan a actuar con esi idioma inventau que nada de actuar en Xixón. Pero no solo se han salido por ahí, sino que además al señor que se encargará de los festejos y la folixa parece que lo que le gusta para las fiestas es el modelo Otea de casetas hosteleras y todas esas cosas que, prácticamente, se cargan las fiestas en Oviedo. A poco que algún periodista diestro (mejor para este caso) meta el micrófono a los representantes de este partido, nos iluminan con propuestas de difícil encaje en una sociedad civilizada y/o, con dos dedos de frente. Pero tampoco deberían sorprendernos, en el anterior mandato su propuesta estrella de los cuatro años de representación en el Ayuntamiento era poner una bandera grande de España cuando las fiestas.
El tercer partido que forma este tripartito que gobierna Gijón, el PP, es, sorprendentemente, el que quizá se haya movido durante estos cien días con más inteligencia. Como uno ya no puede pasar por ser dudoso de algunas cosas, pues al lio. Me ha sorprendido como han evitado ese pacto directo con Vox, que ni mucho menos les exime de gobernar con ellos, pero ha sido acertado. Pero lo más sorprendente es haber logrado asumir responsabilidades de gobierno y no parecer que eso haya hecho estallar el partido por dentro. Ni tampoco por fuera. Esa necesaria y sana renovación popular puede que, esta vez sí, les afiance más en la derecha gijonesa. Para ello lo tienen fácil: limitarse a desarrollar sus áreas y cada vez que Vox suelte algo irracional, salir al paso. Pero me temo que quizá no sean capaces a cumplir con esto.
En estos 100 días hay un factor que ha favorecido a este gobierno y es que una parte importante de la oposición ha estado de vacaciones, dejando la responsabilidad de la misma en el único partido que parece ejercerla: Izquierda Unida. Quizá Podemos se una a la oposición activa de IU y de esta manera gane en visibilidad y apoyos, o quizá no. De igual manera sucede con el PSOE, pero, seamos generosos con ellos y dejemos que decidan si siguen por este camino de no hacer nada o ponen al frente de la oposición a alguien que la ejerza.
Nos quedan muchos días de analizar lo que vaya haciendo este gobierno, ver qué pasa con Tabacalera, con el Piles, con la contaminación atmosférica, con el Metrotrén, con los aparcamientos disuasorios, con EMULSA, con EMTUSA, con todo aquello que se dijo en campaña y que está por ver si ocurre en Gijón. Y no es que uno tenga ganas de que, precisamente este gobierno, haga mucho, por ideología y por sentido; pero al menos veremos si lo intenta, porque si algo pasa en nuestra ciudad es que nadie intenta nada. El gobierno anterior intentó algunas cosillas y la ciudad se lo recriminó sólo a una parte de ese gobierno. Veremos si este gobierno intenta algo más que lo hecho estos cien días, o si se decide por esa política ya habitual en esta oleada de gobiernos de estáticos. No hacer nada, de nada.