«Es una forma de decirle a la gente joven del pueblo que no tiene que irse a otro sitio, que no se pierde nada por quedarse en el pueblo a vivir»
Que Rodrigo Cuevas tiene ese «algo» especial se nota en cada intervención que el artista realiza a lo largo y ancho de la geografía española. El asturiano visitaba ayer el programa ‘Hoy por Hoy’, conducido por Angels Barceló, para demostrar una vez más que la originalidad y la tradición son dos de sus estandartes.
Cuevas explicó como vive en un pequeño pueblo en «la casa en la que siempre soñé» en el que busca llevar a cabo su proyecto ‘La Benéfica’, con el que pretende rehabilitar un pequeño teatro del concejo de Piloña. En solo dos meses, el asturiano ha conseguido reunir, mediante crowdfunding, 136.000 euros con los que devolver la vida al viejo escenario. «Es una forma de decirle a la gente joven del pueblo que no tiene que irse a otro sitio, que no se pierde nada por quedarse en el pueblo a vivir. Y es que yo siempre digo que ser pobre es la ciudad es mucho más duro que ser pobre en el pueblo».
«De mi clase solo dos no fuimos a Selectividad»
En la entrevista también hubo tiempo para repasar sus orígenes, incluido su «no» paso por la universidad. «Yo tuve mucha suerte porque la vida me sonrío siempre. Fui siguiendo un camino que creí correcto y poco a poco te vas dando cuenta de que donde vas a poder ser bueno es en tu pasión. Al principio me costó, fue un camino de frustración, porque cuando estás en el bachiller lo que te dicen es que tienes que estudiar una carrera. De mi clase solo dos no fuimos a Selectividad».
Denunciaba así el músico esa «obligación» que parece reinar y presionar a los adolescentes a «pasar por la universidad» y desmontar ese mito de que todas las personas deben ir. «Yo tuve la suerte, en primero de bachiller, de decidir que lo quería hacer música. Y lo dice aún cuando nadie me había dicho que podría de verdad dedicarme a ello». Teniendo muchas facilidades para la música, explicaba Cuevas, «nadie me dijo que me focalizara en ella». El asturiano explicó como sufrió en sus propias carnes esa constante regañina por, quizá, haberse equivocado. «Son años de mucha presión».
Finalmente el músico ha podido dedicarse a su pasión y, tras pasar por Barcelona y Galicia, se encuentra asentado en una pequeña aldea del concejo de Piloña. «De pequeño siempre le decía a mi madre que me dejase ir a vivir al pueblo con mis abuelos, pero ella no quería», recordaba en la entrevista. En parte pesaba el miedo, y en parte ese empuje que llevan a muchos a querer trasladarse a las grandes ciudades aún si saber bien porqué. Ahora, con la Benéfica, busca romper tópicos en el mundo rural y animar a las generaciones más jóvenes a apostar por una vida alejada de las ciudades.
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