«Guardo muchos recuerdos de Mieres. Rilke decía que la infancia es nuestra verdadera patria. Max Aub apostillaba que uno es de dónde hace el bachillerato. Yo nací en Mieres, e hice allí el bachillerato»
Francisco G.Orejas escritor mierense, periodista y doctor en filología. Intelectual, amante de la literatura y trabajador tenaz, en esta ocasión nos concede una interesante entrevista a MiGijón para que conozcamos más a fondo su cara más personal. Francisco G.Orejas, además, es el actual director de nuestra Radio televisión autonómica (RTPA). Pasen y lean.
Comienzo esta entrevista con una curiosidad. Usted es periodista y filólogo, además de escritor. De esas diferentes facetas, ¿Con cuál se identifica más?
Un matiz inicial. Soy periodista, y doctor en Filología, pero no filólogo. En este país, la disciplina universitaria de Filología tiene una doble vertiente: el estudio de la lengua y el de la literatura creada sirviéndose de esa lengua. Es esa segunda la que me interesa, y a la que dediqué mi tesis doctoral, convertida en libro hace ya unos cuantos años. Me interesan por igual la literatura y el periodismo. El periodismo, cuando se hace bien, es también literatura.
¿Cómo comenzó su andadura en el mundo del periodismo? ¿Dónde cursó sus estudios? ¿Tuvo claro que era un camino vocacional o influyeron otras circunstancias?
Desde muy joven decidí que el mundo de la escritura, literaria o periodística, era aquello a la que me gustaría dedicarme. A los diecisiete años me fui a Madrid. Estudié en la Universidad Complutense. A los veinte, mientras aún cursaba la carrera, comencé simultanear la carrera con el trabajo en periódicos y revistas: primero, Asturias diario regional, luego La Voz de Asturias, la Hoja del Lunes, Los Cuadernos del Norte… Con el paso del tiempo, publiqué algunos libros y trabajé como guionista de cine y televisión, y en TVE. En 1989 pasé a dirigir la Productora de Programas del Principado, que se incorporó a RTPA en 2006, cuando se creó la radiotelevisión pública asturiana. En estas últimas décadas, sin abandonar nunca por completo la escritura, mi actividad principal es la de gestión.
Mierense de nacimiento. Guarda recuerdos de esa tierrina que le evoquen su infancia? Cuéntenos que soñaba ser usted de pequeño y quienes fueron sus referentes.
Como es natural, guardo muchos recuerdos de Mieres. Rilke decía que la infancia es nuestra verdadera patria. Max Aub apostillaba que uno es de dónde hace el bachillerato. Yo nací en Mieres, e hice allí el bachillerato. Sería incapaz de concretar en un solo recuerdo mi relación con Mieres. Nunca dejo de decir que soy de Mieres (aunque tuve perru). Creo que ya he comentado que siempre quise dedicarme a la escritura. Mis primeros textos publicados lo fueron en la revista del Instituto Bernaldo de Quirós, con quince o dieciséis años. Por si sirve de pista en cuanto a referentes, esos artículos adolescentes estaban dedicados a Luis Buñuel y Miguel Hernández.
Ha sido una persona dedicada a la comunicación y la literatura la mayor parte de su vida. ¿Cree que necesitamos dar más importancia a las letras actualmente? ¿Vivimos en sequía intelectual o por el contrario estamos en un momento de transición hacia un nuevo paradigma literario?
Creo que necesitamos tener presente la importancia de la cultura en la formación y desarrollo de los pueblos: la literatura, el arte, la música… El conocimiento nos hace más responsable y más libres, y nos hace o debería hacernos mejores. Y, ciertamente, estamos en un momento de transición, de cambio, fundamentalmente en la forma de transmitir el conocimiento y la cultura, pero eso es una constante en la historia. Heráclito decía hace ya veintiséis siglos que lo único permanente es el cambio.
Hace unos años asumió la dirección de RTPA. ¿Qué supuso para usted como profesional y en qué cambió su modo de vida?
Desde que se creó, en 2006, estoy vinculado a RTPA; primero como gerente de la Productora de Programas, más tarde como Director de Producción y Explotación y, desde 2019, como Director General. Profesionalmente, el puesto que ocupo en la actualidad supone la culminación de muchos años de actividad profesional dedicado al periodismo, a la cultura, al audiovisual y a la gestión. Lógicamente, la actual es una responsabilidad mayor, y exige un mayor esfuerzo, pero eso no ha cambiado mi modo de vida.
¿Qué carencias y virtudes presenta actualmente la televisión del Principado?
Si se hace excepción de la de Murcia, que tiene externalizada su gestión, somos la televisión autonómica con menor presupuesto. Algunas tienen un presupuesto que duplica, triplica o cuadriplica el nuestro. Las televisiones públicas autonómicas tienen como cometido básico atender las necesidades de información, formación y entretenimiento de los ciudadanos de su comunidad, pero también actuar como mecanismo tractor de la industria audiovisual de esa comunidad, favorecer el desarrollo cultural y servir de plataforma a los creadores de todos los ámbitos. Para eso es necesario contar con un presupuesto suficiente. En cuanto a las virtudes, son las asturianas y los asturianos los que deben decirlo, pero creo que hemos conseguido (y no es mérito mío, sino de todos los trabajadores de RTPA), que se sienta como algo propio.
¿Es favorecedor del uso de la llingua en los diferentes contenidos de RTPA? ¿Por qué?
La Ley de RTPA establece entre los principios básicos de programación la promoción de la educación y la cultura, particularmente asturiana, “con especial protección del asturiano y del gallego-asturiano, mediante la promoción de su uso y difusión”. A falta de un mandato-marco, previsto en esa misma ley, que determine el porcentaje de programación en asturiano, desde hace años venimos utilizando nuestra lengua en no pocos programas, algunos de ellos emitidos en horario de máxima audiencia, con criterios, por así decir, de normalidad. La lengua asturiana forma parte de nuestro patrimonio cultural, así que no hacen falta justificaciones para su uso. Otro asunto es que, como siempre ocurre en estos casos y a falta de un marco normativo específico, los partidarios de la llingua consideran que ésta tiene una presencia escasa en nuestra programación, y los detractores, por el contrario, consideran que es excesiva.
Es una evidencia que los resultados de audiencias conseguidos por algunos de los espacios de RTPA superan las medias de share de algunos programas de otras cadenas nacionales. ¿Qué opinión le merece este dato?
Los datos de audiencia de RTPA superan, en efecto, al de algunas cadenas nacionales, y también al de buena parte de las televisiones autonómicas con presupuestos muy superiores. Creo que eso tal sólo significa que ofrecemos a los ciudadanos de Asturias una programación que sienten próxima y que les interesa.
¿Qué objetivos persigue Francisco G. Orejas a nivel proyección del ente desde que asume la dirección de RTPA hasta el día de hoy?
Estamos inmersos ahora mismo en una transición tecnológica, de mayor digitalización y para la emisión en alta definición a partir del 1 de enero de 2023. E intentamos cada día, en la medida de nuestras posibilidades, mejorar nuestro trabajo, y ofrecer un mejor servicio público a asturianas y asturianos.
Háblenos de alguna anécdota de su carrera profesional.
En 1979, cuando trabajaba en La Voz de Asturias, se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas. El redactor-jefe decidió que podía tener interés cubrir la jornada electoral en el municipio más pequeño de la región, Yernes y Tameza, y para allá nos fuimos un fotógrafo y yo. La verdad es que la jornada de trabajo no dio para mucho. Cuando regresábamos, iba pensando en el coche qué demonios contar que tuviese un mínimo interés para los lectores del periódico. A la salida del municipio vimos a un vieyín que hacía autoestop. Paramos. Subió y le preguntamos qué hacía por allí. Respondió que vivía en Grao, que había ido a votar y que lo había hecho muy orgulloso, porque él había sido el último alcalde republicano de Yernes y Tameza. De pronto, lo que parecía ser una jornada laboral más o menos infructuosa se convirtió en una estupenda historia, con aquel paisanín como protagonista.
Al diario digital MiGijón (como medio que busca recabar vivencias relacionadas con la ciudad playa), le gustaría saber qué recuerdos le vinculan a Gijón.
Al margen de que en los últimos años mi puesto de trabajo está en Gijón, el primer recuerdo de la ciudad es, claro, San Lorenzo, que era la playa a la que las familias de la cuenca minera íbamos, durante el verano, los domingos a bañarme. Mi primer recuerdo del mar es el del mar de Gijón. Y, años más tarde, tengo un recuerdo imborrable de la celebración de los Días de la Cultura, en la carbayera de Los Maizales.
Cuéntenos un vicio confesable que tenga.
Los vicios, por definición, no son confesables. Y los míos, para tranquilidad de mi conciencia, los disfrazo de virtud.