2021 ha sido el de mayor número de aprehensiones, con 55
La organización sindical ACAIP-UGT ha querido destacar el trabajo que realizan los empleados públicos penitenciarios para evitar el comercio ilícito de estos elementos prohibidos en las prisiones. En muchos casos, estos teléfonos son utilizados para continuar con la actividad delictiva y sustraerse al control de las comunicaciones.
«Se trata de objetos muy cotizados por aquellos internos que tienen restringidas las comunicaciones como los presos por violencia de género, delitos de terrorismo o pertenecientes a bandas organizadas y las relacionadas con el narcotráfico», indica ACAIP, que añade que el uso de estos teléfonos puede generar deudas entre los internos e incidentes por el control de los mismos.
Es por ello que los trabajadores penitenciarios dedican grandes esfuerzos en el decomiso de estos objetos, la mayoría de los cuales se camuflan fácilmente por su reducido tamaño y escapan a los detectores de metales al ser sus componentes de plástico. De hecho, los funcionarios de prisiones pueden encontrarlos en los lugares más insospechados, como suelas de zapatos, botes de refresco o en productos higiénicos.