Hasta tres vecinos distintos alertaron de la presencia de los animales en caminos de la parroquia colindantes a fincas privadas o instalaciones como el Museo Evaristo Valle a plena luz del día: «Esto ya es lo habitual en Somió»
Suelen ir en grupo de 5, 6 o 7 ejemplares de distinto tamaño y a todos les caracteriza el mismo paso decidido y un gran aplomo. Distintas familias de jabalíes se ha convertido en protagonistas indiscutibles del fin de semana en Somió, después de que distintos vecinos pudiesen rastrear su recorrido por los caminos de la parroquia gijonesa. El viernes un residente de la zona dio el primer aviso después de toparse con la primera piara en el camino de Bérbora, tal y como alertó a sus vecinos a través del grupo de Whatsapp de la asociación San Julián de Somió. «A veces nos avisamos para tener cuidado si después vamos a pasar por los caminos en los que los vimos», cuenta su presidenta, Soledad Lafuente.
El sábado tomó el relevo un segundo grupo que empezó el día dejándose ver a plena luz. A eso de las seis de la tarde, una vecina cercana al entorno del Museo Evaristo Valle avistó a 5 ejemplares en el exterior de su finca, en el camino del Cascayal. La dirección del museo asegura, sin embargo, que sus instalaciones se mantienen inaccesibles para ellos, aunque les consta lo habitual que resulta verlos por las vías aledañas. En ese sentido, Lafuente explica algo ya sabido: que los residentes de Somió «y de toda la zona rural en general, hasta el otro extremo de Gijón, por Veriña» están más que acostumbrados a estos encontronazos con algún ejemplar que ande merodeando cerca de sus casas. Lo que no es tan habitual, menciona ella, es que surja la oportunidad de poder hacerles la foto a tiempo, ya que muchas veces «cuando te sorprenden estás más preocupado porque no te hagan daño, por topártelos de frente o por no tener un susto con el coche si vas conduciendo», pero en este caso, la vecina que los avistó estaba protegida por la valla de su casa y pudo contemplarlos bien de cerca, igual que hicieron estos «mirando a la cámara tan tranquilos allí parados».
Lo que no se imaginarían los animales es que esa misma noche iban a terminar posando ante las cámaras de nuevo. A eso de la medianoche, otro vecino tuvo la oportunidad (y la suerte) de detener su coche ante los jabalíes en el camino de Frontera, en las inmediaciones del merendero La Huerta. Desde su vehículo y bajo la favorecedora luz de los focos, el conductor pudo tomarles una nítida imagen en la que estos demuestran la misma parsimonia que sus compañeros en el ‘cara a cara’ con humanos. «Por desgracia», lamenta Lafuente, «esto es lo habitual en Somió». La presencia de estos animales en caminos urbanizados, huertas y fincas públicas y privadas ya no es noticia para los vecinos en zonas rurales del municipio, debido a una «sobrepoblación» sobre la que defienden que «no hay suficiente control».
La líder vecinal apunta además que estos no entienden de tipos de propiedad, y le consta que convierten en ‘hogar’ «cada vez más fincas en desuso», como los terrenos municipales de la Pecuaria que pronto se remodelarán como parte de la ampliación del Parque Científico Tecnológico. De hecho, es un hecho conocido por la mayoría de vecinos de Cabueñes y Somió que en una de las rotondas aledaña a los terrenos suele acomodarse una familia de jabalíes, en uno de los matorrales colindantes con la vía: «La gente suele reducir mucho la velocidad en esa zona cuando anochece y hacer la rotonda con mucho cuidado para no encontrárselos». Toda precaución es poca para evitar «sustos mayores» con unos animales que parecen estar cada vez más cómodos en compañía de personas.