La pista cubierta de Cimavilla representa o representó durante un tiempo la lucha vecinal frente a la indiferencia teñida en molicie de una administración lenta y en ocasiones desesperante
La pista cubierta de Cimavilla representa o representó durante un tiempo la lucha vecinal frente a la indiferencia teñida en molicie de una administración lenta y en ocasiones desesperante. «Costó pero se hizo», comenta alguna de esas voces que se alzaron entre manifestaciones y reuniones. El universo playu pretendía que el consistorio cumpliera con un compromiso firmado y presupuestado. Le quedan a la pista algunas mejoras por hacer: puerta de acceso más ancha, salida de emergencia, alguna papelera, «mimar» su limpieza y que la cancha de baloncesto tenga línea de tres y unas canastas a la atura adecuada. La primera vez que pisé la pista cubierta acompañé mi paseo con un balón de baloncesto.
Y tiré a tabla, una y otra vez, preso de una emoción extraña. En la canasta contraria se jugaba un 3×3 con cierta intensidad, uno de los jugadores lucía la camiseta de los Milwaukee Bucks con la orgullosa cabeza de ciervo, estampada y guapísima. Hace un par de días vi la misma camiseta en la misma cancha y mi cabeza intentó buscar conexiones entre la populosa ciudad de Wisconsin y Cimata. Milwaukee duerme a la orilla del lago Michigan.
Cimata se despierta con el Cantábrico. Milwaukee es conocida en los Estados Unidos por sus numerosas cervecerías. Ni que decir tiene que algunos chigres del barrio alto alcanzan ya la categoría de legendarios. Y podría seguir con este juego de comparaciones o admitir que el menda vuelve a ver camisetas de baloncesto en el barrio gracias al empeño de un berciano afincado en Honesto Batalón que responde al nombre de Miguel Gómez. El bueno de Miguel decidió hacer una buena pegada de carteles buscando jugadores para un equipo de Maxibasket. Dos semanas más tarde ya reunía casi veinte voluntarios para asumir como equipo local la pista cubierta. Casi veinte veteranos que hoy están a punto de fundar el «Cimavilla Basket» con un lema «Arguyu Playu» que promete futura escuela infantil.
Los lunes y miércoles son los días elegidos para entrenar, después del curro y los quehaceres domésticos. A partir de las nueve de la noche Edu cierra el rebote defensivo, Jaime bota dos veces antes de enchufar un canastón, Boris y Emilio firman la puerta atrás definitiva, Rubén da una asistencia de NBA y Miguel no falla con su gancho en el último segundo del partido…
O puede que me esté imaginando mil jugadas perfectas mientras pido el cambio, bañado en sudor, bebiendo agua y sonriendo con la ilusión de un neñu.