Los cuatro jóvenes juzgados, de nacionalidad portuguesa, reiteran ante la Audiencia Provincial que fueron las dos víctimas quienes lo propusieron, y aseguran que el control lo mantuvieron ellas; en bloque, se enfrentan a 42 años y medio de prisión
Una noche de julio de 2021, un piso turístico del barrio gijonés del Carmen, un encuentro fortuito entre jóvenes de distintos sexos, una atracción mutua pese a ser perfectos desconocidos… Y, horas más tarde, una acusación de violación grupal sobre la mesa, presentada por las dos mujeres contras los cuatro hombres, todos de nacionalidad portuguesa, residentes en la localidad lusa de Braga y de paso en la ciudad, que, según el testimonio de las primeras, abusaron de ellas. Sin embargo, durante todo este tiempo los encausados -dos de los cuales cumplieron penas de prisión preventiva en Asturias- han defendido su inocencia, y este jueves, durante la segunda y última sesión del juicio que se celebra a puerta cerrada en la Sección Octava de la Audiencia Provincial, con sede en Gijón, han vuelto a hacerlo. En respuesta únicamente a las preguntas hechas por su abogado, Germán Inclán, y sin hacer lo propio con la Fiscalía y la acusación particular, los cuatro reiteraron que las relaciones sexuales que se practicaron aquella noche «fueron consentidas», sin que mediase obligación alguna. El caso ha quedado visto para sentencia.
Según el testimonio de los enjuiciados, trasladado ayer a los medios por el mencionado Inclán, los distintos protagonistas del polémico hecho -con edades de entre 20 y 30 años en el caso de ellos en aquel momento, y de 22 y 23 en el de ellas- se conocieron en un pub local. Ya en él, afirma el letrado, fueron las supuestas víctimas las que propusieron tener sexo con tres de ellos, y quienes dirigieron «cómo querían que fueran» tales relaciones. Todo ello, para el letrado, confirmaría que lo sucedido en en el piso del Carmen lo fue «de mutuo acuerdo». A ese respecto, Inclán se refirió a cierto vídeo presentado como prueba, en el que es posible ver y oír a los seis jóvenes -mostrando, de hecho, «prácticas explícitas» en su minuto 1,42-, y en el que el tono de voz de las víctimas no coincidiría, en su opinión, con el utilizado por alguien que estuviese siendo forzado sexualmente, o que lo hubiese sido recientemente. Por último, Inclán también esgrimió el que las partes se intercambiasen sus cuentas de Instagram al término de la cita, y recalca que el contenido del parte de lesiones, en el que se hace referencia a golpes y agresiones sexuales bajo un estado de shock, no puede atribuirse categóricamente a una violación.
No obstante, nada de lo anterior ha mellado la convicción del Ministerio Fiscal y de la acusación particular de que los hechos de aquella noche se correspondieron, efectivamente, con una agresión sexual en grupo. Tanto es así que esas dos partes han elevado a definitivas sus conclusiones, y piden para los encausados penas de prisión que, en conjunto, suman 42 años y medio. De ese total, y en caso de que la sentencia resultase condenatoria, veintidós años los cumpliría uno de los procesado, catorce un segundo, cinco un tercero, y un año y medio el cuarto. Penas todas que también exasperaron ayer a Inclán, crítico conque «por un homicidio la horquilla va entre los diez y los quince años de cárcel». En este sentido, conviene recordar que, en sesiones previas del juicio, el letrado de la defensa cargó duramente contra los testimonios aportados por las presuntas víctimas, por la Fiscalía y por la acusación particular, llegando a hablar de «deformar la realidad» y de «inventarse hechos». Aun así, la sociedad se posicionó del lado de las dos jóvenes, hasta el punto de que, en 2021, el presidente del Principado, Adrián Barbón, y la entonces delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, expresaron su repulsa.
