Es difícil de entender por qué un partido como el PSOE, ante un hecho absolutamente auspiciado por la derecha política, en una sociedad cada vez más sensible contra la barbarie animal, no se atreva a afrontar un definitivo cambio de usos en una instalación que sí es preciso mantener

Desde hace unos cuantos años, al menos en los últimos tres procesos electorales, la pregunta de qué hacer con los toros en nuestra ciudad está presente en todas las entrevistas de campaña o en los debates entre candidatos.
Existen varios motivos para que este suceso tenga algo de sentido, y me refiero a que tenga sentido hablar de esto frente a los numerosos problemas que existen en la ciudad.
Por un lado, está la concienciación de la sociedad respecto a según qué tipo de tradiciones, especialmente aquellas que conllevan un evidente maltrato animal, como es el caso de las corridas de toros. Esta concienciación es cada vez mayor, hecho innegable, y ha tenido reflejo en que partidos políticos del ala izquierda, unos nuevos y otros no tanto (y que ya lo decían tiempo atrás), llevasen como una propuesta electoral suprimir este tipo de festejos de las ciudades.
Esta, cada vez mayor, presión a la izquierda del PSOE ha afectado al propio PSOE, partido llave, puerta y entrada para que exista un gobierno de izquierdas en la ciudad, que se encuentra en una situación en la que ya no está cómodo. Por un lado, tiene evidentes presiones internas, fundamentalmente de sectores jóvenes del partido, que no entienden que en una ciudad como Gijón siga existiendo esta tradición y, por otro lado, intenta mantener el equilibrio con algún sector de sus votantes que opinan que eliminar este tipo de evento de la ciudad es una mala decisión.
Entre medias tenemos la parte legal del asunto y es que, efectivamente, es un evento legal, reconocido y protegido, al menos de momento, pero que, conviene también recordar, eso no significa que sea obligatorio tener toros en tu ciudad.
Y esa lectura es la que parece que hacen los partidos del ala derecha, empezando por un sorprendente Ciudadanos, que intenta perfilar una silueta de modernidad en su dibujo pero que, cada vez que tiene oportunidad, como en el caso de los toros, deja bien claro lo que de verdad opinan. Bueno, lo que “opina”, porque dada la triste desbandada que sufre el partido, va a quedar prácticamente nadie para opinar de este u otros asuntos.
¿Qué decir del Partido Popular, VOX y Foro? Que, en esto y en unas cuantas cosas más, opinan lo mismo. En algún caso, con la vehemencia desmedida de VOX, señalando poco más o menos que el hecho de que no haya toros en la ciudad es un ataque a la unidad de España, o con la lectura del manual de buen partido de la derecha que ha hecho el PP respecto al tema. Foro se mantiene en la misma línea que los dos anteriores, señalando que los toros son un elemento importante de turismo de calidad para la ciudad.
Discutible cuando menos, al menos en el año 23 del siglo XXI en el que vivimos.
Por situar un último elemento que aclare la actual situación de la ciudad, que ahora mismo está libre de toros. Lo está por no haber prorrogado el contrato a la empresa que gestionaba las corridas de toros en Gijón, aduciendo por parte del propietario de la plaza de toros, el Ayuntamiento (conviene no olvidarlo), que las instalaciones presentan unas condiciones de mantenimiento que requieren tomar medidas.
Por esta situación no hay toros en la ciudad.
En esta situación, sin toros, el año 2022 fue el año de más crecimiento turístico en la ciudad. No parece que el hecho de que no haya toros influya en que vengan aún más personas a nuestra ciudad. De igual manera es difícil de entender por qué un partido como el PSOE, ante un hecho absolutamente auspiciado por la derecha política, en una sociedad cada vez más sensible contra la barbarie animal, no se atreva a afrontar un definitivo cambio de usos en una instalación que sí es preciso mantener.
Por ese mismo motivo, cuando el PSOE le escribe a su candidato, conocido popularmente como Floro, que responda que “los toros son legales” y que “él/ellos no pondrían problemas para volver a traerlos a Gijón”, entra en un escenario que es difícil de comprender. No obtendrá ningún redito electoral, y cada año que pase aún menos, porque es más que evidente que la denominada fiesta nacional para la inmensa mayoría del electorado progresista de Asturias y de Gijón no es más que un hecho ajeno y absolutamente discutible.
Pero puede que el murmullo que hubo en el Teatro Jovellanos cuando durante el debate Floro afirmó que Toros Sí, hasta en dos ocasiones, no fuera lo suficientemente alto para llegar hasta la Casa del Pueblo. Eso sí, mucha parte del pueblo sí lo oyó.