De «las ayudas son inembargables» a «los comercios no entienden el programa»
Nació con la promesa de ser más seguro que su predecesor, pero con el tiempo, el programa de ayudas ‘Mi Barrio’ ha generado una gran insatisfacción entre todos sus actores: beneficiarios, comercios y hasta la presidenta de la Fundación Municipal de Servicios Sociales muestran hoy su descontento. Esta última, la concejala Natalia González, ha dado siempre la cara por la versión 2.0 de lo que se conocía como el programa de Renta Social, iniciado por Foro en la anterior legislatura -los mismos que ahora han presentado una reprobación contra ella-.
El funcionamiento de ‘Mi Barrio’ es teóricamente sencillo: tiene un presupuesto de casi un millón de euros, del que 1109 familias con problemas económicos reciben una ayuda (hasta 1.200 euros), con la que pagar productos y servicios en 274 establecimientos adheridos al programa, esto último siendo coordinado por la Unión de Comerciantes del Principado de Asturias, que monitoriza el proceso y recopila las facturas.
Los cambios impulsados por el actual gobierno local y sus justificaciones dejan al descubierto las claves que explican cómo, a principios de abril, el 40% de los beneficiarios no había realizado todavía ningún gasto en todo 2021, y que todavía quedaban más de 670.000 euros por gastar en los comercios de un programa que debería finalizar el 31 de mayo de 2021.
El principio de todo: “Las ayudas son inembargables”
La primera actualización del PSOE a la antigua Renta Social ha sido la sustitución de la tarjeta prepago para realizar las compras por una transferencia bancaria directa a los beneficiarios. En diciembre de 2020, se advirtió a Natalia González de que este cambio podría traer problemas para aquellas personas que tuvieran descubiertos en su cuenta, lo que no es difícil en situaciones de vulnerabilidad. La respuesta de la directora de la Fundación de Servicios Sociales fue que la ayuda era “inembargable” y que se informaría debidamente a las familias.
Llegan los descubiertos: “Los beneficiarios están ahorrando”
A principios de febrero llegan a la oposición varios casos de beneficiarios que ya no tienen el dinero, pues había sido retirado por el banco al estar las cuentas en descubierto. Natalia González sugiere que posiblemente estas personas, de bajos ingresos o inexistentes, estaban “ahorrando” el dinero para más adelante. La falta de fondos de los beneficiarios también es percibida por la Unión de Comerciantes, que alerta a la oposición de que cuando los usuarios van a pagar, no tienen dinero en la tarjeta.
Hasta el final: “Asumiré la responsabilidad con todas las consecuencias”
A continuación, González califica los descubiertos como “cuestiones anecdóticas” que “no superan los 6 casos”, y rechaza la idea de que haya un problema en la forma de funcionar de ‘Mi Barrio’. Afirma entonces que va asumir “la responsabilidad de la gestión con todas las consecuencias”.
El foco en los comercios: “Hay pocos comercios de alimentación”
A principios de abril, la concejal comenta que el problema de ‘Mi Barrio’ puede proceder de la poca cantidad de comercios. Especifica que hay pocos especializados en alimentación. Más adelante, argumentó que los precios que se ofrecen son altos y no se adaptan a las necesidades de los beneficiarios y, finalmente, ayer decía en El Comercio que las empresas “no han entendido el programa y que no se requiere ningún compromiso ni obligación. Ahora toca buscar soluciones, no culpables”. Asimismo, apuntaba a ampliar el programa a todo tipo de comercios de Gijón y una extensión de plazo para gastar hasta finales de este año.
Unión de Comerciantes: «Antes podíamos decir cuándo, cuánto y en qué se gastó el dinero en una zapatería de La Calzada”
Las recientes declaraciones de González han sido un jarro de agua fría para la Unión de Comerciantes. En palabras de su presidenta, Carmen Moreno: “Los comercios han entendido el programa perfectamente. Aquí hay un problema que no existe, al que se le da una solución que tampoco existe. Invitamos a la reflexión sobre el control de dinero público: antes teníamos un sistema que ofrecía el 100% de control, con tarjetas monedero, en el que se podía justificar de forma eficiente todas las compras realizadas por todos los beneficiarios”.
Moreno, a la que le gustaría que se extendiese el plazo hasta mediados del año que viene, explica que si se abre el programa a más empresas de la ciudad, se perderá la trazabilidad de los beneficiarios: «La factura simplificada o ticket es anónima, ahí desaparece el sistema de control. Antes podíamos decir cuándo, cuánto y en qué se gastó el dinero en una zapatería de La Calzada». También es crítica con la «ausencia de comercios de alimentación adscritos» que comenta la concejal: «En cuanto a volumen de gasto hasta ahora, la alimentación va detrás de la ropa y el equipamiento del hogar, por lo que está claro que la demanda está bien cubierta».
Por último, destaca que con el programa anterior, también coordinado por ellos, nunca hubo problemas: «Se gastó el doble en los comercios en un tiempo menor. Al primer mes ya se había ejecutado el 80% del presupuesto global, y encima había menos comercios adscritos».
No a las prepago: “La pandemia dificultó la entrega de tarjetas”
Hace unos días, Natalia González excusaba la decisión de cambiar las anteriores tarjetas monedero por transferencias directas aludiendo a dificultades propias de la pandemia. Por contra, sí que fueron distribuidas 200 tarjetas bancarias de prepago a personas sin posibilidad de operar con las cuentas ordinarias, así como la tarjeta de identificación con código QR para todos los beneficiarios. No se conocen problemas sanitarios con dichas tarjetas.