“Nos sentimos totalmente desprotegidos”
El miedo ha vuelto a las parroquias rurales de Gijón tras los asaltos a varias viviendas registradas en las últimas semanas. Después de unos meses de relativa tranquilidad, parecía que los ladrones habían cesado su actividad delictiva en el concejo, hasta 70 son los robos denunciados desde el pasado verano. El más reciente, este fin de semana en una vivienda del camín del Curullo a la que accedieron rompiendo una ventana. Ni la alarma sonora consiguió ahuyentar a los delincuentes, que se llevaron el botín en apenas 10 minutos.
Se cumple ya una semana desde que los vecinos comenzaron a organizar batidas para recorrer los caminos de Castiello con el objetivo de “disuadir” la posible presencia de los delincuentes. “Nos sentimos totalmente desprotegidos”, cuenta María Fernández, una de las participantes. “Estoy totalmente muerta de miedo, como todos”. Hay mucho temor a salir de casa “sobre todo por miedo a encontrarme a los ladrones dentro a la vuelta”, tal y como confiesa Mabel Pérez, portavoz de la plataforma de vecinos que organiza las patrullas y fundadora del grupo de WhatsApp a través del que se mantienen en contacto. Dos son los motivos que generan el enfado en la parroquia: por un lado, el retraso de la instalación de las cámaras de videovigilancia solicitadas hace dos meses por el Ayuntamiento y por otro, la que consideran “insuficiente” vigilancia policial. “Desconfiamos de que vayan a instalar cámaras porque llevan dándonos las mismas excusas desde el año 2005”, afirma Roberto Vallina, vecino de Castiello. “Estamos muy mal, esto hay que solucionarlo”.
“Tienes la sensación de que tu casa es accesible como si dejases las puertas abiertas”
Empezaron formando un grupo de WhatsApp con 12 personas y hoy son ya 134. Lo que surgió como una herramienta para que los vecinos de Castiello pudieran estar en contacto y avisarse si veían “algo raro”, se ha convertido hoy en un foro abierto al que ya se han unido vecinos de otras parroquias que les ha permitido organizarse para dar lo que ellos llaman “paseos vecinales”. Lo llaman así, cuenta Mabel Pérez, portavoz de la plataforma, “porque en vez de salir a caminar cada uno a una hora, nos ponemos de acuerdo para hacerlo juntos”. Con diferentes puntos de partida y recorridos y vecinos que se van alternando en unos grupos y otros, su objetivo es cubrir el máximo de superficie posible de la parroquia para generar un efecto “disuasorio” y “dar visibilidad a la inseguridad que sentimos. Es la única forma que tenemos”, cuenta Pepe González, componente del grupo que sale del camín de la Cuestona. Otra patrulla tiene su punto de quedada en el club de fútbol del Arenal y una tercera, en la plaza del Curullo. Durante el paseo, comparten experiencias ya que muchos de ellos ya han sufrido intentos de entrar en sus casas o han sido víctimas de robos. “Los ladrones saben que la Guardia Civil tarda casi una hora en llegar cuando llamamos para avisar de un robo”, relata Juan Carlos Cueto. Por ello, recalcan “Nuestras peticiones se basan en dos puntos fundamentales: la instalación de las cámaras de videovigilancia y que haya presencia en la zona de patrullas de la Policía Local”. Durante su recorrido, las patrullas vecinales pasan frente a algunas de las urbanizaciones que han sufrido robos. Es el caso de la urbanización El Tragamón en la que “ya entraron en cuatro casas”, tal y como relatan una pareja de vecinos que sale al encuentro de los voluntarios para contarles su experiencia. “Estamos seguros de que nos tienen vigilados”, cuentan. “Un día me disponía a entrar en casa a las 11 de la noche y me crucé con un coche que iba a entrar por la verja principal y cuando me vio giró el volante e hizo la maniobra para irse. Al día siguiente, entraron a robar”.
Al grupo de vecinos de Castiello que están participando en las batidas se han unido los de otras zonas como José Luis Lafuente, que vive en Cabueñes. “A nosotros por suerte no nos entraron pero a nuestro vecino sí. Los pilló en el jardín intentando entrar por la ventana. Salieron a toda velocidad y se escaparon por encima de la autopista”, relata. “Antes entraban en casas que no tenían alarma pero ahora estas ya no les ahuyentan porque saben que tienen el margen de tiempo que tarda en llegar a la Policía”. La experiencia que cuenta José Luis se repite por decenas: en Somió, Deva, Santurio, Cabueñes… “Estás con la sensación de que en cualquier momento te pueden entrar de casa. No sabes si salir o no, o dejar las luces encendidas porque entran igual. Tienes la sensación de que tu casa es accesible en cualquier momento como si dejases las puertas abiertas por las condiciones en las que entran, se atreven con todo”.
Las investigaciones continúan y las videocámaras se retrasan
No parece que las batidas vecinales vayan a ser suficientes para ahuyentar a los ladrones que siguen actuando en la zona rural gijonesa, tal y como se ha podido comprobar con el asalto a una vivienda este fin de semana. La instalación de cámaras de videovigilancia podría contribuir sobremanera a su identificación y detención, pero el proceso burocrático ha sufrido varios retrasos. La junta de seguridad de Gijón presentó la solicitud hace dos meses a la Delegación de Gobierno, pero el trámite está ahora mismo a la espera de la elaboración de la memoria técnica, o lo que es lo mismo, los parámetros donde quiere colocar las cámaras. De ello se está encargando un grupo de profesionales contratados por el ayuntamiento que no prevé finalizar esta tarea hasta finales de este mes de marzo. De hecho, la alcaldesa Ana González señaló hace unos días que “es un proceso complejo”. Una vez finalizado, el informe se enviará a delegación de Gobierno y de ahí a la mesa de la Comisión de Garantías de Videovigilancia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) por lo que probablemente la decisión no se tome hasta pasado el mes de abril. Hace unos días, la delegada del gobierno Delia Losa reconoció que el trámite está en marcha, pero la instalación “no se puede vulnerar el derecho a la intimidad de las personas y que la lucha contra la delincuencia debe combinarse con el derecho a la intimidad”.
Tampoco parecen haber avanzado, o al menos que haya trascendido, las investigaciones policiales que no han cesado en ningún momento a pesar de los robos dejaron de sucederse durante dos meses, desde Nochebuena hasta mediados de febrero. Se desconoce si la presión policial hizo a los ladrones abandonar la región o los nuevos robos son obra de otra banda. Fuentes de la investigación consultadas por este periódico, aseguran no tener la certeza de si los últimos asaltos a viviendas sean obra de la denominada “banda del Mercedes” o se trata de otro grupo criminal itinerante. “Lo que sí coincide, es el modus operandi similar al de los meses anteriores, consistente en entrar por ventana para llevarse dinero y efectos”, aseguran. Mientras la labor policial continúa, el miedo de los vecinos no entiende de plazos: “No entendemos por qué no los acaban de coger”.