El barrio gijonés se ha convertido desde ayer en uno de los escenarios de ‘Nos vemos en la otra vida’, serie policiaca para la plataforma de ‘streaming’ Disney+
Ah, la magia del cine… Forjadora de personajes, creadora de mundos, transformadora de espacios… Aunque, en el caso de Pumarín, es poco lo que ha requerido modificación alguna. Porque por sus peculiaridades arquitectónicas y estéticas, aún asociables a las dos últimas décadas del siglo XX, el barrio gijonés es una de las localizaciones exteriores en que se rueda la serie de televisión ‘Nos vemos en la otra vida‘, la última ficción policiaca de la productora Kubik Films para la plataforma de ‘streaming’ Disney+, y que, tras filmar tomas en la cercana Avilés, ahora cambia de urbe llevando consigo un pequeño ejército de casi doscientos técnicos, figurantes y actores. Un despliegue que permanecerá en la ciudad hasta el 15 de este mes.
Los veteranos cineastas Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo, responsables de las exitosas ‘La Zona’, ‘Velvet’ y ‘Gran Hotel’, son quienes se han puesto al frente de esta marabunta de profesionales, equipos y vehículos que, desde ayer, ha tomado el control del espacio entre las calles del Río Eo y Goya. Esta mañana el rodaje se concentraba en las inmediaciones de la bodega La Mancha, donde, bajo un sol de justicia, decenas de camarógrafos y técnicos de sonido, y otros tantos figurantes, repetían toma tras toma una misma secuencia, escrutados de cerca por las miradas entre curiosas y divertidas de varios vecinos. Por su parte, en los rostros de algunos extras ya comenzaba a acusarse cierto agotamiento por las repeticiones, necesarias hasta lograr el grado de calidad exigido por el futuro público.
«Es cansado a veces, pero los de Kubik nos tratan muy bien; tenemos de todo, estamos contratados y debidamente asegurados… Es algo que no pasa siempre», reflexionaba F. M., uno de los figurantes y, a la sazón, gijonés. Su presencia en esta filmación, empero, no es la primera que realiza en la industria del celuloide, pues ya formó parte, años atrás, del elenco de la película ‘Pudor’. A pocos metros de él, su compañero de toma E. V. exprimía cada detalle de la que es, en su caso sí, su única experiencia cinematográfica hasta la fecha. «Sorprende el poder comprobar cómo es todo detrás de las cámaras; es algo que no se ve todos los días», comentaba, exultante.
«En Pumarín hay mucho desempleado; podrían haber tenido el detalle de contratar a los figurantes entre la gente del barrio», se quejan algunos vecinos
Por descontado, la expectación se ha adueñado de Pumarín y, pese a los controles establecidos por el personal de la productora para que no se acceda a las zonas de rodaje, no escasean quienes aprovechan para colarse, tomar algunas fotos y, si la suerte y la esperanza se dan la mano, ver a algún actor famoso. «Nos han revolucionado del todo», reían varios habitantes, mientras se refrescaban en la terraza del bar El Rincón de Nere. La dueña del negocio también se sumaba a las conversaciones, comentando «lo bien que se están portando. Mira que son muchos, y con mucho trasto, pero no molestan nada».
Sin embargo, no todas las opiniones vecinales son favorables. Según circula por las calles y plazas del lugar, varios habitantes han expresado su malestar por el escándalo generado a horas avanzadas de la noche; de hecho, corre el relato de que a las cuatro de la madrugada de hoy un vecino no identificado llegó a protagonizar un altercado desde su ventana con algunos integrantes del equipo de grabación. Cierto o no, otro motivo de incomodidad, expresado por varias personas, es que «casi todos los extras vengan de fuera. En Pumarín hay mucha gente desempleada; los de la productora podrían haber tenido el detalle de contratar a gente de aquí, aunque tenga menos experiencia».