Los publicitados cruceros no dejan “un duro” en la ciudad y la Autopista del Mar sólo es un mantra publicitario sin retorno al pasado. La última bala la perdió Asturias por no ‘darle’ con sus votos el sillón de presidente a Diego Canga. “Si gobierno, está hecho”, dijo en su campaña. Al final, el ‘paracaidista’ del PP regresó a Bruselas en avión y con su ego maltrecho
La olla del sector turístico está que arde en los últimos tiempos y la Fidma, como siempre, marca tendencia dando oportunidad a todos los ámbitos, o a casi todos, de aportar sus opiniones, sus puntos de vista e, incluso en ocasiones, sus interesadas conclusiones, que de todo hay. Ahí están, en primera línea, desde los hosteleros hasta los comerciantes pasando por las empresas inmobiliarias que ven como sus productos, sobre todo los de lujo, se los quitan de las manos. Muchos acaban en el siempre controvertido mercado de los pisos turísticos si antes no se les pone el pie encima, vía restricciones, para alegría de muchos y lamento de otros tantos. La vida misma. Nunca se pudo llegar a pensar que el presunto Ave, pese a ser el único tren de ‘velocidad elevada’ de todo el mundo que tiene su estación término en, digamos, tierra de nadie, allá por la falda del Pajares, fuera a tener tales consecuencias. El Paraíso Natural está que ebullición y no sólo por los incendios.
Se siguen presentando las cifras récords de visitantes como un gran logro, mientras que en no pocas comunidades españolas, la tendencia es limitar el indeseado efecto de una llegada masiva de turistas. Por todo ello, justo es reconocer que cuando alguien levanta la voz, sin pelos en la lengua, pero con pleno conocimiento de los hechos, se siente como un reconfortante soplo de aire fresco. Vamos a ello. “Los cruceros sólo valen para recaudar tasas el puerto de El Musel. A los comercios y la hostelería no le reportan nada”. La lapidaria frase la pronunció la ya ex gerente de la Unión de Comerciantes de Asturias, Carmen Moreno, en la misma charla en la que la concejala gijonesa del ramo, la popular Ángela Pumariega, siempre dispuesta a aportar macro cifras irrefutables del éxito de su gestión turística, presentaba, como constatable logro, que cada visitante de crucero que pisa Gijón se gasta “un promedio de 14 euros”. “Sería en unas manzanillas para el mareo”, replicó Moreno con amplia sonrisa y carcajada general del público asistente al acto, a la vez que apuntillaba: “No se gastan un duro”. Fin de la cita. Y es que Carmen Moreno no es de las que deja indiferente a nadie. Incluso hace alarde de ello. Su verborrea innata y trabajada en mil batallas igual le viene al pelo para sus futuros nuevos retos que apuntan a la política local.
Y es que todo señala en esa dirección. Un detalle: en el vídeo de su despedida como gerente de la Unión de Comerciantes, que fue proyectado anteayer el Día del Comercio y ante una nube de autoridades, no hubo ni mención alguna a su trayectoria desde 2011 hasta la fecha. Llamó la atención el ‘apagón’ de catorce años que conllevó la ausencia de imágenes de la homenajeada con Carmen Moriyón y con Ana González. ¿Error de edición? Quizás, pero parece que no. Y es que Carmen Moreno, en su emotiva intervención final, también se le ‘olvidó’ citar a ambas alcaldesas, las más recientes, pero sí se acordó de Tini Areces, de Mapi Felgueroso e, incluso, de un alcalde que se quedó en ese camino político, José María Pérez ‘Josechu’. Parece que la campaña ya ha comenzado y nadie da puntada sin hilo. Pero volviendo al mantra del turismo, salió a colación, cómo no, la manida Autopista del Mar, cuya reapertura sí sería aplaudida por comerciantes y hosteleros. No en vano, en 2014, último año que esa línea marítima estuvo operativa, movió hacía Gijón 53.252 pasajeros, pero, como se sabe, esa oportunidad se perdió para Gijón y para Asturias cuando aquel señor llegado de Bruselas de nombre Diego Canga, a la sazón candidato del PP en los últimos comicios autonómicos, no logró su objetivo de ser presidente del Principado. Lo dijo: “Si gobierno, está hecho”. Su influencia en ámbitos europeos, al menos eso decía él, era absoluta. Vaya por dios. Para una vez que la cosa pintaba bien, tampoco pudo ser. El señor Canga regresó a la capital belga, en avión, por la puerta de atrás y con su ego maltrecho. Cierto es que, al menos para entonces, el señor Feijoo ya le ponía cara. Se comenta, y puede que hasta sea verdad, que en la primera entrevista que ambos tuvieron en un lujoso hotel de Madrid, el gallego pidió previamente a sus asesores y por wasap una foto de su candidato asturiano para facilitar su identificación de primera mano. Seguro que ya la borró. Qué cosas.
Pero volviendo a la recurrente Autopista del Mar, la nueva presidenta de El Musel, Nieves Roqueñí, como no podía ser de otra manera, hizo el viaje a Nantes con su equipo de confianza para sondear a los responsables del puerto francés en relación con una posible reapertura del trayecto marítimo. Por sondeos que no quede. Hubo fotografía, buenas palabras y mucho turismo, eso sí, con cargo al erario público, pero realidad, ninguna, ni la habrá. Europa dejó a Gijón fuera del corredor marítimo hace años y eso supone que no dará fondos para subvencionar a una empresa privada con dinero europeo y con esos objetivos y, ya se sabe, sin subvención no hay paraíso, ni siquiera en la mar. El resto, mera propaganda, aunque el ‘paracaidista’ llegado de Bruselas de la mano del PP regional prometiera hace meses lo contrario. Mientras, los ‘buses turísticos’, esos donde vienen los ‘gastizos’ visitantes de los publicitados cruceros, tienen su estación término en Gijón al costado de un bosque matojos junto al solarón, cada vez más poblado de tiendas de campaña y hasta de chabolas de los sintecho, modelo del tristemente recordado y felizmente extinguido poblado de Villacajón, en Tremañes. Esa es la primera imagen que perciben de la ciudad. Vamos, como para ni bajarse a por una manzanilla. De todas formas, es un ‘alivio’ para todos los gijoneses que la propia Nieves Roqueñí haya anunciado un plan de inversiones ‘estratosférico’ del puerto en beneficio de la ciudad por un importe de 2,6 millones de euros que, seguro, redundará en un mejor aspecto de la franja costera que es de competencia portuaria. El problema de tan generosa aportación es que el grueso de la misma no llegará, si llega, hasta dentro de, al menos, cuatro años. Lo dice el propio y citado plan: para 2025, 2026 y 2027 el compromiso de inversión es de 100.000 euros por anualidad, al cambio una especie de propina que no dará, como es obvio, ni para cambiar las baldosas del deteriorado paseo del puerto deportivo.
¿Este flamante anuncio pasaría previamente el visto bueno de José Luis Barettino? Lo pongo en duda, porque a la ‘mano derecha’ de doña Nieves le presumo una cierta cordura y un ‘master’ en gijonismo capaz de contrarrestar la actual invasión portuaria de extraterrestres. Salvado este escollo, cabe preguntarse como inocente reflexión cuál será el destino político, o profesional, de la propia y actual presidenta del puerto en 2028 o, incluso, mucho antes. Lo seguro es que en 2027 serán las elecciones autonómicas de las que, en último extremo, depende su actual cargo y, para qué negarlo, la cosa a día de hoy no parece pintar bien para sus mentores. Por ello, esos planes son sólo cantos de sirena, algo así como la manida e inalcanzable Autopista del Mar. Hasta entonces habrá tiempo de sobra para degustar manzanillas.
