POR JOSU ALONSO
“El momento más impresionante en unos Juegos Olímpicos fue la medalla de oro de Samuel Sánchez”
“¡Cómo no voy a vender mi tierra en unos Juegos o en mundiales si mejor que esto no lo hay!”
Marcelino Torrontegui (Gijón, 1964), para la mayoría conocido como ‘Torron’, es un hombre cercano, generoso y humilde. Su móvil, con más de 70.000 fotos, guarda una parte de la historia deportiva de España. Con siete olimpiadas a su espalda, el asturiano sigue disfrutando de las pequeñas cosas del día a día como una botellina de sidra en el puerto de Candás junto a sus amigos. Buen conversador, el podólogo y fisioterapeuta del COE ejerce como docente en la Universidad de Málaga, su segunda casa. Sin embargo, no tardará mucho en embarcarse en una nueva aventura. “Soy un culo inquieto”, asegura.
Empezamos por lo más reciente. Siete Juegos Olímpicos, ahí es nada.
Cuando me dices eso me doy cuenta de que pasa el tiempo rápido porque piensas ¿ya van siete? Son unos cuantos años.
Su inicio fue con la Federación de Ciclismo, pero luego saltó al Comité Olímpico Español.
Provengo del ciclismo. Mis primeros Juegos Olímpicos fueron en Atlanta, cuando entró el ciclismo profesional. Estaba con los equipos ciclistas y con la selección y hasta los Juegos de Londres hacía Olimpiadas y Campeonatos del Mundo. A partir de ahí, como tengo una muy buena relación con Alejandro Blanco (presidente del COE) y Ricardo Leiva (director deportes COE) dimos el salto y fue espectacular. Soy una persona que intenta sumar y me daba igual estar con Induráin o con el chico de pista que no conoce nadie. Quizá mi forma de relacionarme gustó y fui uno más del grupo.
Supongo que en Tokyo 2020 habrá vibrado como nadie. Saúl Craviotto, Pablo Carreño y Raúl Entrerríos en el pódium. Tampoco me quiero olvidar de María López que, aunque no obtuvo medalla, es una de las nuestras y se trajo un diploma olímpico.
Soy mucho de la tierra. Tengo dos: Asturias, principalmente, y Málaga que me acogió tanto tiempo, que me ha visto crecer a mí y a mis hijos. Me identifico mucho con los triunfos de España, pero mucho más con los de los asturianos y los malagueños. Los de Raúl (Entrerríos) y su final de carrera, Craviotto y su entrenador Miguel que nos conocemos de infancia… Lo disfrutas de manera más especial.
¿Recuerda algún paso tan glorioso de los asturianos por una cita olímpica?
El problema de Asturias es que en los Juegos Olímpicos siempre hay un asturiano metido en algún charco y disfrutas otro poquito más. El momento más impresionante en unos Juegos fue la medalla de oro de Samuel (Sánchez). Llevábamos un año hablándolo, habíamos hecho una preolímpica y visto la prueba, pensábamos que podía ser su carrera. Al final llegó y me acuerdo que me decía: ‘Marce la hemos liado, la hemos liado’. Tengo la suerte de haber estado en más de 15 medallas olímpicas en ciclismo, en otros deportes has puesto tu granito de arena, pero te das cuenta de que esa medalla fue increíble porque veías como se asomaba y que iba a ganar.
Nació en Gijón, pero es usted digamos que es de Candás, una Villa de Olímpicos. ¿Esto era una señal del destino?
Me crié en Albandi toda la vida y luego caí en Candás. ¿Una señal? Podría ser. Aquí somos muy especiales para el tema del deporte. De mis comienzos en Candás me acuerdo que todo el mundo estaba relacionado con Los Gorilas (piragüismo), el náutico, los equipos de fútbol, el ciclismo con Carlos Muñiz…
Lo que es seguro es que es uno de esos asturianos que ha llevado el Principado por el planeta. A nivel técnico hay pocos que lleguen a su situación.
Soy un privilegiado de poder hacer lo que me gusta y desarrollar mi trabajo con los deportistas. Privilegiado por haber conocido, gracias al deporte, a tanta gente, haber viajado tanto y estoy orgulloso de llevar a la tierrina. Vendo mi tierra y no te digo en unos Juegos Olímpicos o en unos mundiales, ¡Cómo no la voy a vender si mejor que esto no lo hay!
¿Cómo vende Asturias en el extranjero?
Coño, los asturianos somos peculiares. Si tu estás orgulloso de ser de donde eres ¿Qué más se puede pedir? Con el pecho abierto y para adelante. Cuanto más estás fuera, más valoras lo tuyo. Esa es la grandeza. Nunca puedes olvidar tus orígenes, hay que potenciarlos.
Acaba de celebrarse el Día de Asturias. ¿Hacía mucho que no lo pasaba en la tierrina?
Haría ahora 22 años porque en esta época no estaba nunca ya que trabajaba en el Málaga y antes estaba en la Vuelta a España, ósea que más de 25 años. Es curioso porque es más especial cuando estás fuera. Empiezas a mirar el Twitter, la prensa, La Santina… Las cosas desde fuera se viven mucho más y por eso tiramos más a nuestra tierra.
Vayamos al inicio porque su carrera empieza en el ciclismo. Olano, Zulle, Induráin, Tony Rominger o Lance Armstrong son algunos de los profesionales con han pasado por sus manos. ¿Veía en ellos que podrían ser las estrellas que luego fueron?
Tengo la suerte de haber trabajado con Alejandro (Valverde) en su primera cita internacional en los Juegos del Mediterráneo en Túnez, gente que ya era buena y maduró como Rominger, Zulle ya estaba consagrado, gente que venía por detrás como Escartín, Olano y Miguel (Induráin) con el que coincidí en la selección y era caballo ganador. También alguna vez con Marino (Lejarreta), Perico (Delgado)… La parte final de muchos deportistas y los que arrancan que se ve que van a ganar y son buenos. Cuando estás en una selección y llegan ves que tiene un perfil de ganadores.
¿Con alguno de ellos ha habido algo más que la relación deportista-masajista? Por ejemplo, Tony Rominguer.
Miguel, con el que solo he coincidido en la Selección, era el gran rival de Rominger y tengo una relación excepcional, hablo frecuentemente con él. Son tus rivales, pero también tienes amigos como pasa en otros deportes.
En el libro publicado por Sergi López-Egea, ‘Cuentos del equipo Cofidis’, hay un capítulo para usted. ¿Cómo fue aquel año?
Rominger se va y tenemos la opción de quedarnos en Mapei, pero por fidelidad decidimos acompañarlo hasta el final de su carrera. Era un equipo peculiar y solo éramos dos españoles. Luego estaban los americanos con Lance (Armstrong), (Bobby) Julich, (Kevin) Livingston, Frankie Andreu… Fue una experiencia escuchando todo el día a Cyrille Guimard dar sus charlas. Las cenas eran como un cuento, una batallita más del Tour con un tío que ha ganado tantas rondas galas como director y fue un referente. Luego estaba Lance (Armstrong) con el que coincidíamos muy poco en pretemporada porque estaba con cáncer, venía a las fotos y un día estuvo con nosotros en la Vuelta en Pamplona… Te daba mucha pena.
¿Mantiene un grupo de WhatsApp del Clas-Cajastur?
Sí, ahí está el ‘Comando Suárez Cueva’: Sierra, Mauleón, Escartín, Echave, Olano, Unzaga… Esa es la base y Tony (Rominger) estaba, pero se salió porque dice que hablamos mucho. Además, tengo otro de mis comienzos en el fútbol que se llama ‘Los Peiró Boys’, la temporada 99/00 en el Málaga con Dely (Valdés), Darío (Silva), Rafa (González) el de Avilés, Roteta, Sandro, Contreras Rufete… Los grupos antiguos son los que más vida tienen, más que los modernos (risas).
¿Cómo lo ve en Asturias? Hemos tenido a grandes como Samuel Sánchez o Chechu Rubiera. Ahora está Iván García Cortina tratando de abrirse hueco.
Asturias siempre es un potencial de todo. Quizá el ciclismo no está pasando su mejor momento a nivel global porque no hay equipos como antes. Fíjate en nuestra época lo que era Clas, la referencia que suponía para Asturias y el único equipo identificado con una región. De aquella podía haber una decena de equipos profesionales en España y era más fácil pasar. En la actualidad es mas difícil porque solo tienes un equipo potente que es Movistar.
Operación Puerto, el momento más negro del ciclismo. ¿Qué siente alguien que ha vivido por dentro este deporte?
Pena. Hay que disfrutar de lo bueno y no martirizar con lo malo. Intenté leer lo mínimo de todo eso, me coincidió que estaba en el fútbol. Tengo claro que siempre ganan los buenos y se martiriza demasiado. Cuando se habla de cosas negativas del deporte me da pena y no quiero ni saberlo porque me quiero quedar con lo bueno que siempre es mucho más.
¿Cuándo ve una gran vuelta le entran ganas de saltar del sofá?
Con el ciclismo actual ya no te duermes a la hora de la siesta. Hubo una época en la que era diferente, pero ahora están atacando muy rápido y me entran ganas de levantarme, se vive con mucha más tensión.
Dejamos el ciclismo y pasamos al fútbol. Más de dos décadas en el Málaga, su segunda casa. ¿Su salida del club andaluz ha sido uno de los momentos más complicados en su carrera deportiva?
Fue un consenso familiar. El Málaga sí contaba conmigo, pero en unas condiciones que si no aceptaba entraba en un ERE. Hice una contraoferta y no hubo opción. Lo hablé con la familia y decidimos no aceptar. La salida fue dura, pero lo primero que hay que pensar en el deporte es que todo tiene su principio y su fin, que nadie es imprescindible en ningún lado y que todo puede pasar. Recuerdo que una vez estábamos en Australia en una carrera con Rominger y nos invitó Casa de España a un acto. Allí había españoles que llevaban 40-50 años viviendo y recordaban Toledo como si lo estuviesen viendo. Pensabas que podían ser unos frikis, pero cuando estás fuera tanto tiempo fuera te pasa lo mismo. Te acuerdas de Candás, Gijón, Avilés, Peñas… Al final todos tendemos a ir a nuestra tierra. Tienes que tomar una decisión y, si económicamente no te convence, se acabó y es una pena porque estaba muy a gusto, el equipo era genial y me trataban súper bien.
“Mantengo un grupo de WhatsApp del Clas-Cajastur y otro de mis inicios en el Málaga con Darío Silva, Rufete…”
“He tratado con tanta gente en tantos sitios que un librito o dos entretenidos podrían salir”
“Personas como Llaneras, Rominger, Induráin, Entrerríos, Van Nistelrooy… Todos los buenos tienen algo diferente”
Recuerdo una entrevista con su amigo Ricardo Rosety en ‘El Pelao’ donde hablaban de su agenda. Supongo que tendrá un seguro de móvil por si lo pierde…
La agenda está llena, pero lo importante es que te cojan. Aquí puedes tener el teléfono de todo el mundo, pero lo malo es que no haya respuesta o no te contesten a un WhatsApp. Eso es que algo no va, aunque por ahora me mantengo y me cogen o me contestan.
Dígales a los lectores alguno para que se les pongan los dientes largos.
La semana pasada estuve hablando con Luis Enrique después del partido. De ciclismo tengo a todos, balonmano, baloncesto…
Su experiencia entre fútbol, ciclismo y Juegos Olímpicos da para un libro. ¿Nunca se ha planteado escribir uno?
Sería un libro de niños y sería muy bonito porque solo me quedo con lo bueno. Has tratado con tanta gente en tantos sitios y tantos fregaos que un librito o dos entretenidos podrían salir.
Raúl Entrerríos en los pasados Juegos de Tokyo Pekín 2008 entre asturianos
¿Triunfar en casa es su asignatura pendiente?
Solo con estar en casa ya estoy triunfando. Me reconoce y valora todo el mundo. Soy como soy y soy quien soy ¿Qué un día me gustaría trabajar en casa? Sí claro, como todos, pero el trabajo es donde sea y como sea.
A lo largo de su trayectoria, ¿qué deportistas le han marcado?
He tenido la suerte de trabajar con gente muy buena y muy profesional. En ciclismo (Joan) Llaneras, Rominger, la frialdad de Miguel (Induráin), Alejandro (Valverde), Samuel (Sánchez)… En balonmano ese espíritu de equipo que tiene la Selección con Raúl (Entrerríos), (Julen) Aginagalde… En fútbol, van Nistelrooy que venía de vuelta de todo y cómo transmitía a los compañeros. De todos ves cosas que te marcan porque todos los buenos tienen algo diferente.